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domingo, 7 de noviembre de 2010
En nuestro territorio, transformamos la situación ahora o no la damos vuelta más
(publicado en www.metropolitana.org.ar)
El ex secretario de Políticas Sociales y Desarrollo Humano de la Nación participó el pasado 15 de octubre en el ciclo de desayunos de trabajo organizados por la Fundación Metropolitana, donde se abordó la dimensión social del espacio metropolitano. Reproducimos parte de su exposición durante el encuentro, en el que se trabajó sobre la realidad socio-demográfica de la metrópolis con proyección al 2030, a partir de la inclusión y exclusión vigentes. Los desayunos forman parte del VII Foro Metropolitano, que tendrá a fines de noviembre en la Ciudad de Buenos Aires.
"Todo lo que voy a decir hay que enmarcarlo sobre tres principios básicos. El primero, es que parto de la base que la situación social en la Argentina y en el área metropolitana Buenos Aires, está mejor en 2010 que en 2001. Indudablemente hubo una mejora en la última década pero también hay que decir que está peor que en los últimos veinte o treinta años. Hemos tenido una década ganada. Pero seguimos teniendo indicadores de pobreza, de indigencia, de marginalidad, de informalidad económica, que están entre los peores de la historia argentina".
"Por otro, se viene un proceso de crecimiento importante para los próximos siete años, si el mundo no se cae, si China sigue demandando alimentos, si Brasil sigue creciendo, viene un crecimiento que va a tener un impacto fuerte sobre el área metropolitana. En ese marco, la segunda idea: si no hacemos los cambios en los próximos cinco años no los hacemos más. O transformamos ahora o no damos vuelta más la situación en nuestro territorio".
"Y lo tercero es que si no lo hacemos, la mejora va a ser muy marginal. Hay que encarar otro tipo de política pública. Hay que desarrollar otro tipo de acciones para transformar la estructura social. Sobre esta base, tres partes. La primera tiene que ver con un cambio en la dinámica territorial del Gran Buenos Aires. Segundo los cambios sociales. La tercera, qué políticas públicas debemos encarar.
Con respecto al primer ítem, diría que la Argentina es un caso atípico en América Latina donde en el 1% del territorio se concentra más de la tercera parte del país. Hay mucha gente en Río de Janeiro, en México D. F., en Santiago de Chile, pero nunca se da en estas condiciones. Lo cual obliga a pensar al conglomerado como problemática distinta. Es distinto a todo porque la migración sigue siendo continua, y esencialmente porque tiene un volumen de problemáticas sociales y territoriales específicas. Sobre esa base la creencia histórica es que el conurbano se divide en cordones. El supuesto general era que más cerca de Capital la gente tiene más dinero y vive mejor. Diría que eso se terminó. El conurbano no se divide más en cordones. Tenemos que trabajar con el concepto de corredores: norte, oeste y sur.
El corredor norte (Vicente López, San Isidro, Tigre, Pilar, Escobar) tuvo mucha inversión privada, en los noventa y ahora, y se ha desenganchado del resto. No estoy diciendo que no haya pobreza focalizada, pero los indicadores del corredor son totalmente distintos a los del resto. Se acerca en construcción de identidad a Ciudad de Buenos Aires".
"Como contrapartida, todo el corredor sur se ha desenganchado pero al revés. Y hoy no es muy distinta la problemática en Avellaneda, en Lomas de Zamora o en San Vicente. Se concentra la problemática social más profunda, más extendida. El corredor oeste es una cuestión más intermedia, con el caso de La Matanza que es muy puntual. Como idea queda que no se puede hablar desde lo social, teniendo en cuenta la cercanía con Buenos Aires, sino como norte o sur. Esto nos obliga a pensar nuevos mecanismos de intervención".
"Otro tema a tener en cuenta es que la migración es constante y no varía en términos de cantidad y de flujo desde la década del ‘50 hasta ahora. Antes se migraba por trabajo. ¿Por qué migra ahora? Esencialmente porque se tiene los servicios de salud y educación cerca. Acceso no quiere decir calidad. En ese aspecto no hay manera en la Argentina de frenar ese flujo si no construimos una red de salud y educación en el interior".
"Esto genera un tercer fenómeno que es distinto al del resto de Latinoamérica. Y es que la pobreza tiene baja visibilidad. No se ve la dimensión del 30% de pobres. Y no se ve porque la infraestructura está dentro de los barrios. Tiene un comedor cerca, una escuela y una sala, hace changas dentro del lugar, se mueve poco. En el resto de América Latina los pobres están en los morros y el hospital en el centro de la Ciudad. Tienen que recorrer toda la ciudad y eso los hace más visibles".
"Eso no ocurre por algo perverso. Viene del primer peronismo. Hay en nuestra región una extensión muy importante de la atención sanitaria y educativa. Hay 77 hospitales y 1320 centros de atención primaria. No hay otra parte de Latinoamérica con esa característica. Hay 17000 escuelas. Tiene claramente una gran producción de servicio. Lo que hace que la gente se traslade menos".
"El otro punto desde lo territorial es que la gran cantidad de gente propone posibilidades permanentes de trabajo en la informalidad. En José C. Paz hay un 60% de la actividad que es informal, siempre se tiene la posibilidad de pintar una casa, hacer una changa, por la cantidad de gente que hay. En ese contexto sigue la migración, ya no en búsqueda de trabajo de calidad, formal".
"Resumiendo la primera parte, hay que decir que lo territorial cambió mucho, que el conurbano ya no está formado por el primer, segundo o tercer cordón, sino que hay que hablar de corredores. Entonces, quienquiera diseñar políticas públicas tiene que conocer esta nueva realidad, interpretar cómo se modificó el territorio".