El día 17 de diciembre se llevó a cabo el Seminario Dialogo
Dirigencial organizado por KAS, REDEPO, ACEP y RED PAR, en donde el Lic. Daniel
Arroyo presentó “Hacia nuevas políticas públicas de Educación + Trabajo”
HACIA NUEVOS CAMINOS EN LAS POLÍTICAS EDUCATIVAS Y LABORALES EN LA ARGENTINA
SEMINARIO DE DIÁLOGO DIRIGENCIAL
Competente, elocuente y simpático: la buena fama de Daniel Arroyo ya se había conocido en eventos anteriores. Sin embargo, se reafirmó el 17 de diciembre de 2012 en el Hotel Presidente en Buenos Aires donde el autor y Exministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires habló sobre nuevos caminos en la política educativa y laboral en la Argentina.
La educación, sobre todo la educación escolar, fue el tema principal en la noche del 17 de diciembre de 2012 en la Sala Gobernador en el Hotel Libertador en Buenos Aires. En la Argentina viven más de 900.000 de jóvenes entre los 16 y 24 años de edad que no van a la escuela ni trabajan, ni tienen perspectivas profesionales, ni reciben un salario. Sin embargo, necesitan recursos para sobrevivir – un hecho que a menudo les lleva por la senda del delito. La frustración y la adicción son otros factores que dificultan la salida del círculo vicioso.
Un país que posee un muy buen sistema educativo y que atrae las miradas de otros países es Alemania. Con una tasa del ocho por ciento ocupa el último puesto en la lista de los 27 países de la Unión Europea respecto del desempleo entre los jóvenes. Para poder comparar: uno de cada dos españoles o griegos está sin empleo. El promedio de toda la UE es uno de cada cuatro.
En el extranjero nos preguntamos ¿cómo lo logran, qué es lo que hace Alemania y los demás países no? Esta fue una de las razones por las que, antes de la disertación de Daniel Arroyo, la Dra. Kristin Wesemann, Representante de la Fundación Konrad Adenauer en Argentina, explicó a los 50 invitados el sistema de la formación dual en Alemania. Describió el engranaje de la teoría con la práctica y la adaptación de las materias en las escuelas de oficio según la profesión elegida por los chicos. Los aprendices de asistente farmacéutico tienen materias como biología o docencia de drogas, los mecánicos frecuentan la física y la técnica, y los aprendices que trabajan en una empresa industrial asisten a clases de contabilidad, por ejemplo. La Dra. Wesemann mencionó las ventajas de ganar dinero, de acumular experiencias laborales y de que seguir una carrera universitaria sea una posibilidad para todos.
Daniel Arroyo pisó en las mismas huellas de la Representante de la Fundación. Explicó la estructura del mercado laboral de la Argentina en el cual sólo el 65 por ciento está asegurado. El 35 por ciento trabaja bajo condiciones inseguras, no está registrado y no dispone ni de jubilación ni de seguro de desempleo. Aunque existen varios programas sociales que disponen de suficientes recursos, “el problema de la Argentina”, así dijo Arroyo, “es la transferencia de dinero”.
Todos los problemas surgen a raíz de una educación deficitaria. Si los abuelos, los padres y otros parientes nunca fueron a la escuela, es poco probable que vaya el hijo. El 40 por ciento de los alumnos argentinos no terminan la secundaria. Encima de eso hay una gran desigualdad público-privada en cuanto a la calidad de las clases, la que agrava la brecha entre rico y pobre.
Como ya lo había hecho durante la presentación del libro “Prioridades para el desarrollo social, político y económico de los jóvenes” el 10 de diciembre de 2012 en Rosario, Arroyo demandó la creación de 20.000 puestos para tutores que acompañen a los alumnos. Tendrían que ser personas de confianza que recuerden a los chicos hacer sus tareas y estudiar para sus exámenes. Además, llamó a las empresas industriales. “Existe el derecho al primer empleo”, dijo. Las empresas tendrían que apoyar a los alumnos para que, durante los últimos años de secundaria, ya trabajen en una empresa y obtengan experiencia laboral. Lo que hace falta es, según Arroyo, “el engranaje de la educación teórica con el trabajo”.
No se caracteriza por ser pesimista. Sin embargo terminó su discurso con las palabras: “A la reestructuración tenemos que iniciarla ahora. No podemos esperar hasta que la Argentina entre en una recesión!”. El que miraba al público en este momento vio a muchos asentir con la cabeza. Pero las caras también dijeron: aún queda un largo camino.
(Nota publicada en www.kas.de)