jueves, 3 de enero de 2013

Daniel Arroyo sobre los desafíos sociales del 2013


En la edición especial de la Revista 7 miradas, Daniel Arroyo escribió acerca de los desafíos sociales para la Argentina en el año 2013.


(Artículo publicado en www.7miradas.com)

Los Desafíos Sociales                                                                                                               
Por  Daniel Arroyo
Los Problemas  
En la última década se produjeron mejoras en torno a la reducción de la pobreza y la desigualdad en Argentina, aunque los problemas estructurales están lejos de haberse revertido.  Aún quedan muchas cuestiones pendientes en materia de inclusión social.
En política alimentaria el desafío es la mejora de  la calidad. Contamos con un alto nivel de cobertura y asistencia pero tenemos un serio problema de calidad nutricional.

En cuanto al mundo del trabajo, se han producido avances en la capacitación de desempleados y en el rol del Estado en la discusión con sindicatos y empresarios en temas como el salario mínimo. Sin embargo, el Estado debe mejorar el acompañamiento a los ciudadanos que buscan trabajo; aunque se mejoró la capacitación laboral y se crearon incentivos a las empresas, no se ha avanzado tanto en la intermediación activa, en la búsqueda de vínculos entre los que buscan y los que ofrecen empleo.
En lo que hace a los emprendedores, aquellas personas que buscan generar su propia actividad productiva, la Ley de Microcréditos fue un avance aunque está pendiente la masificación del crédito a tasa baja para los sectores más pobres, con mecanismos rápidos y simples para los que necesitan comprar máquinas o herramientas.

En lo previsional se ha avanzado en la equiparación de derechos entre el trabajo formal y el informal, ampliando las pensiones e incorporado a millones de jubilados. De esta manera, se constituye un sistema que se acerca a la universalidad, equiparando derechos en el corto y mediano plazo, quedando pendiente el desafío de dotar de sustentabilidad a este esquema.

El desafío de mayor relevancia está vinculado hoy a los adolescentes y los jóvenes, comenzando por la situación de las 900.000 jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan. Se trata de jóvenes no tienen problemas para aprender la tarea en sí misma sino para aceptar la rutina del mundo del trabajo, es decir, la continuidad de la tarea en el tiempo. Para entender esta realidad es necesario recordar que muchos de estos jóvenes no han visto a sus padres o madres –y en algunos casos tampoco a sus abuelos– trabajar todos los días. En la misma dirección, es necesaria una reforma del sistema educativo que revise los objetivos de la escuela secundaria y el nivel terciario y los ponga en línea con los sectores productivos estratégicos.

Los desafíos

El primer desafío pasa por resolver el problema de pobreza estructural. Lograr que todos los habitantes del país tengan piso de material y servicios básicos y generar políticas focalizadas en las zonas del NOA, NEA y el conurbano bonaerense.

El segundo desafío va hacia el mercado de trabajo apuntando a la registración laboral y la masificación del crédito. Si continuamos con un mercado de trabajo de dos velocidades (formal e informal) va a ser difícil achicar las brechas sociales.
Los contenidos en la escuela secundaria y la calidad educativa en general requieren una especial atención. Ése debe ser el tercer reto social del país de cara al final de esta década. Los logros de haber destinado más del 6% del PBI a la educación, la entrega de netbooks y la Asignación Universal por Hijo marcan nuevos desafíos. Hace falta equilibrar los niveles de conocimiento, de tecnología e infraestructura entre la escuela pública y la privada. Las desigualdades se manifiestan en la infraestructura, la cantidad de horas de clase y las herramientas a las que acceden para estudiar.

El cuarto se vincula con la inclusión de los jóvenes. Se trata de avanzar en una red de 20.000 tutores que acompañen a los jóvenes junto con un incentivo fiscal a las empresas que tomen a jóvenes en su primer empleo y la reconstrucción de las escuelas de oficio.

El quinto aspecto apunta al mejoramiento de las condiciones de vida en los ejes menos visibles: comunidades aborígenes, personas con discapacidad, violencia de género y trata de personas. Junto con los programas universales, debemos avanzar en acciones focalizadas en los grupos que tienen sus derechos vulnerados. 
Argentina es un país con talento, capacitación, casi treinta años de democracia, un territorio vasto y recursos naturales. Es un país con porvenir. Depende de nosotros lograr una sociedad más inclusiva, más integrada en la década que viene.