El Lic. Daniel Arroyo, Presidente
de la Red de Prioridad Argentinas (RED PAR), anunció recientemente su paso del
mundo académico y de la sociedad civil a la política para presentarse como
candidato a diputado nacional por la Provincia de Buenos Aires. Tiene una
amplia experiencia académica y de gestión, fue Vice-Ministro de Desarrollo
Social de la Nación y Ministro del área en la Provincia de Buenos Aires. Señaló
que “las religiones y la sociedad civil
merecen una reparación histórica por todo su compromiso social, por eso
proponemos crear un Fondo de Fortalecimiento de Organizaciones Solidarias”
¿Por qué se decidió pasar del
mundo académico y de la sociedad civil al difícil y complejo mundo político?.
Estoy convencido que si queremos
renovar la política es la hora que participemos todos. Hay un diagnóstico a
nivel mundial, que también es aplicable a la Argentina , que señala
que es la hora de los ciudadanos, el tiempo de la sociedad civil. Esta
participación debe ser constructiva, creativa y canalizada por medio de los
mecanismos de la democracia para lograr una mayor incidencia política. Tengo
vocación de servicio público, por eso primero participé en la gestión ejecutiva
y ahora he aceptado la propuesta de distintas organizaciones de ser candidato a
diputado nacional por la
Provincia de Buenos Aires. Los ciudadanos debemos dar
testimonio que es posible hacer política, ser honestos y tener nuevas ideas. Una
forma de erradicar la corrupción es participando
y hacer que la buena gente participe. Tenemos que pasar de espectadores a
protagonistas, porque cuando los buenos se retiran quedan los vivos y los
inescrupulosos.
Volvamos
a la idea que es la hora de la sociedad civil ¿Cuál es hoy la situación de las
entidades intermedias?
Las
organizaciones religiosas y de la sociedad civil merecen una reparación
histórica por todo su servicio solidario y por todo su compromiso por la
calidad institucional y la justicia social. Un Estado concentrador debilita a
la sociedad civil. Hoy realmente la están pasando económicamente muy
mal, muchas están fundidas, embargadas, con problemas legales y estructurales. Además
casi no tienen espacios institucionales donde participar, controlar, donde
hacer oír su voz y presentar sus propuestas. Por ejemplo, en la práctica han
desmantelado los Consejos Consultivos de los programas sociales, que eran
garantía de transparencia y evitaban el clientelismo partidario. Las nuevas
problemáticas de las organizaciones solidarias son una realidad invisible que
queremos poner en el centro del debate y de la agenda pública. Tanto un mercado deshumanizado como un Estado
burocratizado han intentado que solo sean parche para las crisis sociales y las
emergencias climáticas. Las organizaciones solidarias no son descartables, debemos
fortalecerlas, debemos recuperar al ideal de la comunidad organizada y
solidaria.
Es
interesante el concepto de sociedad civil descartable ¿Qué se podría hacer para
fortalecer a las organizaciones religiosas y de la sociedad civil?
Primero es importante tomar
conciencia que promover la solidaridad es una cuestión de interés público que
beneficia a toda la ciudadanía, por eso proponemos crear un Fondo de Fortalecimiento
de las Organizaciones Solidarias para fortalecer a las 80.000 entidades religiosas
y de la sociedad civil de la
Argentina. Este Fondo debería ser un derecho garantizado por
un monto fijo incluido en el presupuesto de cada año. Un tema central es transformar
la difícil realidad que hoy sufren las organizaciones solidarias porque pagan
igual costo laboral que las empresas con fines de lucro. Ello les produce un
serio déficit económico que limita su servicio al prójimo y al bien común. Realmente
las organizaciones solidarias están en peligro. Tenemos que lograr una nueva
legislación para eliminar lo que podemos denominar impuestos a la solidaridad. El
trabajo en organizaciones solidarias debe tener un régimen especial para entidades sin fines de lucro. Hay
que ir a un sistema de gestión asociada donde el Estado reconozca el servicio
de las redes solidarias y asuma el costo de los aportes laborales que las
organizaciones religiosas y de la sociedad civil deben pagar a sus trabajadores
por la seguridad social. Además habría que eliminar el I.V.A para la compra de
productos con fines solidarios como alimentos, ropa y materiales de educación y
formación laboral. Fortalecer a las religiones y a la sociedad civil es una
inversión inteligente para crear nuevas formas de trabajo formal, ya que todo
el ámbito del cuidado y el servicio a
las personas y a las familias es una oportunidad para ampliar el mercado
laboral. Este Fondo que proponemos permitiría ampliar el servicio que brindan
las organizaciones solidarias para construir ciudadanía, promover la educación
y la cultura del trabajo, la prevención y asistencia de las adicciones y las
redes de seguridad vecinal, entre otras iniciativas que forman parte de la
agenda de prioridades de los ciudadanos. Finalmente vamos a presentar un
proyecto de Ley para que todas las políticas sociales tengan un fuerte control
ciudadano que ponga fin a la discrecionalidad y al clientelismo partidario.