Por Lic. Daniel Arroyo. Presidente de la Red de Prioridades Argentinas
(Red PAR)
Las elecciones legislativas son
una oportunidad para debatir las mejores propuestas para pasar del crecimiento
económico al desarrollo integral y de la inclusión social a la justicia social.
Estamos convencidos que la que viene debe ser la década del empleo formal con
todos los beneficios de la seguridad social, de la protección sindical y del
derecho laboral.
Tenemos, entre otros, cuatro desafíos
complementarios e inseparables que debemos encarar para promover una década de
progreso social. Primero, debemos ser promotores ciudadanos de la
transparencia, la calidad institucional y el cumplimiento de la Constitución Nacional
como la mejor garantía para lograr la movilidad social ascendente que todos los
argentinos merecemos. Una forma concreta de erradicar la corrupción,
es participar y hacer que la gente honesta participe. Cuando los buenos se
retiran quedan los vivos y los inescrupulosos.
Segundo, debemos ejercer un nuevo estilo de
liderazgo con capacidad de innovación, diálogo y concertación para generar
inversiones públicas y privadas éticas,
estratégicas e inteligentes y para articular de forma creativa entre el Estado,
la sociedad civil y una economía social de mercado.
Tercero,
debemos ser promotores de un Plan Estratégico de Desarrollo Federal. La actual
Constitución nos brinda un programa de acción, porque es atribución del mismo “proveer lo conducente al desarrollo humano, al
progreso económico con justicia social, a la productividad de la economía
nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los
trabajadores (…)” (Articulo 75, inc. 22)
Cuarto, debemos transformar las políticas
sociales empalmando las mismas con las políticas de educación, juventud, empleo
formal y desarrollo local. Promover la formalidad laboral es el mejor camino
para lograr al acceso a la vivienda propia, que es una prioridad central para
pasar de una generación de inquilinos a una generación de propietarios.
Cinco
propuestas para promover el empleo formal deberían ser un buen punto de partida
para trasformar las políticas públicas en la década que viene. En primer lugar,
debemos reducir la burocracia en la gestión de la política social. Para ello se
puede crear una clave única de gestión, como nueva herramienta ordenadora para transparentar y
optimizar recursos, concentrar programas, evitar burocracias, evaluar
resultados y generar cadenas de efectos de desarrollo humano, familiar y social.
Es prioritario además generar empleo formal
en forma masiva, mediante un programa dual de inversiones públicas y privadas
para desarrollar empresas tradicionales, pymes y nuevas unidades productivas,
con deducciones impositivas para el fomento de las mismas.
El tercer aspecto
central debe ser avanzar hacia un sistema dual educación – trabajo destinado a que todos los chicos de 16 a 18 años terminen la
secundaria y se formen para el trabajo. Sería interesante incorporar educación
para el trabajo, el emprendimiento y la innovación como nueva materia de la
escuela secundaria. Y crear el Programa “Conectar Trabajo” que utilice las netbooks
del Programa “Conectar Igualdad” para una creativa formación sociolaboral.
Un cuarto eje para
salir de la situación actual es crear un Fondo Federal de Desarrollo Joven, que
descentralice
recursos en las provincias y los municipios con el objetivo de destinar el 1%
del presupuesto nacional de cada año para promover el desarrollo de los
jóvenes.
Y una quinta medida
pasa por fortalecer
a los municipios como protagonistas de las políticas públicas. Debiera ser una
prioridad de la década que viene crear espacios articuladores entre el Estado,
la sociedad civil, la comunidad educativa
y las fuerzas de la producción y el trabajo para el desarrollo local, la
promoción de la escuela dual, la formación laboral y el acceso al empleo
formal.
El Congreso Nacional que viene
tiene el desafío de asumir una clara opción por el desarrollo integral y
federal de la Argentina ,
creemos que es el momento justo para emprender este nuevo camino.