La generación ni-ni y la educación pública
En una semana en la que el debate público estuvo centrado en el debut del CEDIN, la pelea del Gobierno -esta vez personificada por el titular del AFIP- con la mayoría de la Corte Suprema y los dimes y diretes de las listas de candidatos de la oposición, Chequeado.com verificó frases de dos candidatos de la Ciudad: el senador Daniel Filmus, que encabeza la lista de senadores del FPV; y el presidente del Banco Ciudad, Federico Sturzenegger, que va segundo en la lista de diputados del PRO.
"Son muchos menos ahora de los que había en 2003"
(Daniel Filmus, sobre los jóvenes ni-ni)
VERDADERO, PERO...
"Si nosotros comparamos estadísticamente entre el 2003 y ahora, tenemos que los (chicos) que no estudian ni trabajan son muchos menos de los que estaban antes", destacó Filmus en una entrevista. El candidato del FPV mostró así una mejora en la situación de este grupo etario.
La cantidad de adolescentes y jóvenes que no estudia ni trabaja (denominada "Generación ni-ni") descendió desde los años posteriores a la crisis hasta hoy, pero el punto inicial de comparación era el peor de los últimos nueve años. A partir de 2008, la caída de los ni-ni se estabilizó sin registrar una disminución significativa.
Entre 2003 y 2012, los adolescentes y jóvenes que no asisten a la escuela y no trabajan pasaron de representar el 22,9% del total al 18,7 por ciento. Los datos incluyen a los que no estudian y están desocupados (no trabajan pero buscan empleo), y a los que no estudian y están inactivos (no trabajan y tampoco buscan empleo), y surgen de la base Info Argentina de UNICEF a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.
Sin embargo, la comparación de 2003 con 2012 oculta lo ocurrido en los últimos años.
"Entre 2003 y 2008, se produjo una fuerte reducción de la cantidad de chicos que no estudian ni trabajan, lo que se explica por la salida de la crisis económica y la inclusión de jóvenes en el mercado de trabajo pero no así por la reducción de la deserción escolar -evaluó Dan Adaszko, sociólogo e investigador de la Universidad Católica Argentina (UCA)-. A partir de 2008, cuando se produjo el pico de la recuperación, la disminución de los ni-ni se estabilizó sin registrar una disminución significativa".
Así, la cantidad de jóvenes que se encontraban en esta situación se redujo tres puntos entre 2003 y 2008, mientras que entre 2008 y 2012 la caída fue de 0,7 puntos (ver cálculos acá ).
Si se observa la evolución en números absolutos con los datos de la EPH,los jóvenes que no estudian ni trabajan pasaron de ser 944 mil en 2003, a 843 mil en 2008 y a 811 mil en 2012.Estas cifras corresponden a los 31 aglomerados urbanos incluidos en la Encuesta, y los últimos datos disponibles son del cuarto trimestre de 2012, por lo que no se puede hacer una comparación que abarque un período de diez años.
El ex viceministro del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, destacó que "las principales dificultades de estos chicos para conseguir trabajo son que la mitad no terminó el secundario; que no cuentan con las habilidades blandas que piden las empresas (como el cumplimiento de asistencias y jornadas laborales de ocho horas, entre otras) y, por último, que no hay una política nacional de acceso al primer empleo". El especialista mencionó, como ejemplo, el Programa Primer Paso (PPP) del Gobierno de la Provincia de Córdoba.
En el resto de la región la situación no es muy diferente. Según un estudio de 2011 de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), "el 16% de las y los jóvenes de entre 15 y 29 años de América Latina no están insertos en el sistema educacional ni en el mercado de trabajo".
"Este grupo, denominado como 'la Generación ni-ni' por su marginación dual del sistema educativo y del mercado del trabajo, da cuenta de una dinámica de tipo estructural de exclusión social que se ha vuelto sostenida en el tiempo", concluye el informe de la CEPAL.
"La pasada es la única década en la que se fueron los chicos de los colegios públicos"
(Federico Sturzenegger, candidato de Pro)
VERDADERO, PERO...
El presidente del Banco Ciudad y candidato del PRO afirmó: "La Argentina pasa de gastar dos puntos del PBI en educación en los '80 a seis ahora. La pasada es la única década en la que se fueron los chicos de los colegios públicos".
Es cierto que en la última década hubo una migración de las escuelas públicas hacia las privadas en el nivel primario. No obstante, la matrícula pública total aumentó si se consideran todos los niveles educativos (inicial, primario, secundario y superior no universitario). La privada, por su lado, ganó terreno si se la mide como porcentaje del total de alumnos.
Desde la reforma educativa de 1993, la administración de la educación ha dejado de ser responsabilidad primordial del gobierno nacional, como parece indicar la alusión a "la década" del entrevistado.
La cantidad de alumnos en las primarias estatales pasó de 3,667 millones en 2003 a 3,459 en 2011, según el último relevamiento disponible de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (DINIECE) del Ministerio de Educación de la Nación.
La cantidad total de alumnos en establecimientos estatales, sin embargo, incluyendo a todos los niveles, pasó de 7,4 millones a 7,6 millones. Durante ese período también aumentó la cantidad de alumnos en las escuelas privadas, que incrementó su proporción en el total, pasando del 25 al 28% (ver datos DINIECE aquí ).
El último Anuario del Ministerio de Educación nacional señala que se mantiene "la tendencia de los últimos años de decrecimiento de la matrícula en escuelas estatales, y un crecimiento de matrícula en escuelas privadas".
"En los últimos 10 años, por primera vez en el último siglo, la cantidad total de alumnos en las escuelas públicas cayó, en tanto la matrícula en las escuelas privadas conserva su tendencia creciente",asegura una investigación del Centro de Estudios Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Universidad Nacional de la Plata.
Liliana Pascual, directora de Estadísticas del Ministerio de Educación de la Nación, analizó los resultados de 2011 y señaló que "en primaria el descenso de la participación de la matrícula estatal ha sido más marcado que en la secundaria, donde se ha mantenido estable. Si se tiene en cuenta que el primario ya no crece -en términos de alumnos y debido a los fenómenos demográficos y de cobertura [la cantidad de chicos en edad de asistir a la primaria descendió]-, el resultado es que la primaria estatal tiene menos alumnos que en 2003".
Entre las causas que generaron esta migración, Pascual señaló: " Las preferencias ideológicas o religiosas; la búsqueda de una oferta educativa más específica; de una escuela con jornada completa (más frecuente en el sector privado); la búsqueda de un establecimiento que (...) brinde un sentimiento de mayor orden o previsibilidad en el calendario escolar".
Sobre el desarrollo histórico y las diferencias entre la primaria y la secundaria, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) explica que en la Argentina existe desde 1960 "un proceso masivo de pasaje de los sectores medios de la escuela pública a la privada. En el nivel primario esto es más notorio porque la masificación del acceso se logró mucho antes, por lo tanto quienes estaban dentro del sistema comenzaron a pasar a la escuela privada".
El informe de la ONU agrega que en el nivel secundario "convivieron dos procesos simultáneos: la incorporación masiva de nuevos alumnos de sectores más pobres a la escuela pública y el pasaje de sectores medios a la escuela privada".
"El ciclo de crecimiento económico de la última década hizo que más familias pudieran optar por enviar a sus hijos e hijas a escuelas privadas. Esto pasa sobre todo en los sectores medios y las razones más citadas son el ausentismo docente en las escuelas estatales y el estado de la infraestructura edilicia ", explicó Nancy Montes, investigadora principal del área de Educación de FLACSO y especialista de la OEI. Y agregó: "De todas maneras, salvo en tres provincias, más del 70% de los y las estudiantes asiste a la escuelas estatales".
(Nota publicada en el diario La Nación el 7/7/13)