martes, 14 de junio de 2016

Diálogo para reducir entre todos la pobreza


Las divisiones políticas - que con diálogo, debate productivo y consenso podemos ir cerrando - no nos debería impedir dejar de sentir y dejar de ver que la gran grieta de los Argentinos es la grieta de la desigualdad social.

Esta grieta social se refleja en que hoy vivimos en 4 Argentinas: una de la pobreza estructural que recibe planes sociales; otra de los sectores vulnerables, que son los trabajadores informales y las personas que viven de changas que van siendo los nuevos pobres; otra de la clase media que vive una movilidad social precaria de ascensos y descensos y otra de la clase alta que tiene una movilidad social garantizada.

En nuestro tiempo, a nivel global, regional y local emerge una nueva y multidimensional cuestión social, laboral y productiva - que ya no solo afecta a la pobreza estructural y a los sectores vulnerables, sino también ahora a parte de la clase media – y que a mí me parece podemos resumir en las siguientes 12 realidades:

1.    El hijo de un joven que viene de la tercera generación de excluidos ya forma parte de la cuarta generación de excluidos y así se va profundizando la reproducción intergeneracional de la pobreza.

2.    Vivimos un nuevo fenómeno de implosión social donde por el malvivir la gente revienta para adentro y eso en parte explica mucho de la ola de violencia que se vive día a día.

3.    Uno de cada tres hogares está encabezado por una mujer; las mismas ganan entre 25% y 30% menos que los hombres y sufren desigualdades múltiples  que profundizan su pobreza y la de sus hijos.

4.    Bajó el consumo de leche y de carne. Los niños sufren un cepo social, porque aún comiendo todos los días no siempre significa estar sanos; bien nutridos; bien alimentados; crecer bien y aprender bien.

5.    El titulo secundario y hasta el universitario ya no siempre garantiza un trabajo formal con un buen salario.

6.    Tener un trabajo formal ya no siempre garantiza salir de la pobreza.

7.    Tener una jubilación o una pensión ya no siempre garantiza comer bien y poder comprar remedios y además hoy va surgiendo una nueva generación de adultos sin aportes previsionales.

8.    Junto a 1.500.000 jóvenes que ni estudian, ni trabajan, va surgiendo una nueva generación de jóvenes sin formación laboral para el siglo 21.  

9.    Una mamá con su hijo adicto rebota en todos lados por la falta de centros de asistencia de las adicciones y la cultura del esfuerzo se va frenando cuando el que vende droga gana más que él que trabaja.

10.  Tener un buen trabajo y un buen salario ya no siempre garantiza poder comprar la vivienda propia y va surgiendo una nueva generación de inquilinos en lugar de propietarios.

11.  Para los micro, pequeños y medianos  empresarios y productores invertir en producir ya no siempre significa tener ganancias.

12.  Hay un cepo a la solidaridad cuando las entidades sin fines de lucro tienen casi los mismos costos que una empresa de juegos de azar.

Las problemáticas multidimensionales como las que estamos viviendo implican nuevos enfoques y nuevos abordajes multidimensionales. Debemos generar nuevas concertaciones donde lo social, lo laboral y lo productivo vayan de la mano,  porque ni todo lo puede resolver el Estado, ni todo lo puede resolver el mercado. Necesitamos redes de gestión y gestiones que funcionen en red con otros actores públicos, privados y de la sociedad civil.

El diálogo intersectorial es fundamental para contribuir entre todos a reducir la pobreza, para promover la movilidad social ascendente y para fortalecer a los micro, pequeños y medianos productores, comerciantes y empresarios.

La Argentina del Bicentenario necesita ya, en forma urgente institucionalizar el diálogo intersectorial por medio de la convocatoria a un Consejo Económico y Social. El diálogo intersectorial es garantía de calidad institucional y de innovación de gestión. Creo en las políticas públicas participativas que se diseñan, se implementan y se evalúan con la experiencia y el conocimiento de los gobiernos, de los trabajadores y de los productores.

Este Consejo es una oportunidad de una mayor unión nacional y para ir pasando de las políticas públicas aisladas a una nueva generación de políticas públicas del siglo 21 integrales, integradoras e intersectoriales.

En este tiempo de celebración del Bicentenario que bueno sería que 2016-2026 quede en la historia como una década del diálogo y de los consensos que se transformen en nuevas políticas públicas. La educación debe volver a facilitar  el acceso a un trabajo formal con un buen salario. Un buen trabajo debe volver a permitir comprar el terreno y el techo propio. Invertir y producir debe volver a ser sinónimo de crear buenos trabajos y de tener buenas ganancias. Soy aquellos de los que creen que es posible una Argentina donde el que estudia, el que trabaja y el que produce sea al que mejor le vaya en el barrio, en el pueblo y en la ciudad. 

Daniel Arroyo
Presidente de la Red de Prioridades Argentinas
(Red PAR)