(publicado en El Cronista, viernes 17 de diciembre de 2010)
La toma de predios públicos y privados. Jornadas violentas, de tensión. Ocupantes contra vecinos, vecinos contra ocupantes. Diciembre se convirtió en un mes en el que las ocupaciones por déficit habitacional abrieron la herida de la crisis social en el país.
Villa Soldati fue el puntapié inicial, con la toma del Parque Indoamericano por parte de vecinos de la Villa 20. Día tras día, casi 6000 personas se aprestaron con sus carpas. Como un virus, la toma comenzó a contagiar a otros puntos de la ciudad y el conurbano bonaerense.
Al frente de la agenda mediática, las tomas fueron protagonistas y testigos de la falta de viviendas, un déficit que viene acompañado del hacinamiento. "En el área metropolitana viven 14 millones de habitantes, es decir, en un 1% del territorio nacional vive el 35% de la población del país", especifica Daniel Arroyo, ex viceministro de Desarrollo Social de la Nación.
Las cifras no mienten. De 2007 a 2009 el problema se agravó. "Entre 2004 y 2007, se evidenció una leve reducción en el indicador de hacinamiento, del 18,8% al 12,8% de la población en los grandes aglomerados del país. Sin embargo, en 2009 el indicador volvió a ascender, afectando al 15% de las población". El dato se desprende de una encuesta sobre la situación habitacional en la Argentina urbana efectuada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la UCA. El estudio fue realizado en ciudades con más de 200.000 habitantes (AMBA, Gran Córdoba, Gran Salta, Gran Mendoza, Gran Rosario, Gran Resistencia, Paraná, Neuquén-Plottier y Bahía Blanca).
Luego de días de enfrentamiento -y un saldo de tres muertos-, la Nación y la ciudad de Buenos Aires anunciaron en forma conjunta un plan de viviendas, con especial énfasis en "los que más necesitan". "Por cada peso que ponga la Ciudad, el Estado (nacional) pondrá un peso", anticipó el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. El plan se presentó con una advertencia ad hoc: cualquier persona que realice una usurpación o participe de una toma no podrá acceder a ningún beneficio social.
Este primer acuerdo fue un paso en el camino para solucionar una problemática que, según los especialistas consultados por El Cronista We, es "histórica" y necesita de una política social y económica. Además, coinciden en que la construcción no es suficiente para responder a la falta de viviendas.
Según los expertos, el acceso a un crédito barato para las clases bajas, el control de alquileres en villas y barrios de emergencia, la creación de un banco social de tierras, la ampliación de viviendas y la urbanización de las villas son algunas de las medidas de base que deberían tomar los gobiernos para resolver el problema en el mediano y largo plazo.
1| Acceso a créditos financieros
Las limitaciones para acceder a un crédito hipotecario se presentan como una de las principales trabas para solucionar la emergencia habitacional en la que se encuentra hoy la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. "Cualquier solución social exige crédito barato y largo. No se puede compensar sólo con gasto público la carencia de capacidad de ahorro de los pobres", dice Eduardo Amadeo, especialista en políticas sociales y diputado nacional por Unión Pro.
Para Amadeo, estas limitaciones generan enfrentamientos entre las clases sociales, porque "los sectores medios tampoco tienen acceso a la vivienda. Esta falta genera odio e irritación". Además, el economista reflexiona que el problema "histórico" de acceso a la vivienda está asociado, principalmente, a la "inestabilidad cíclica del país"."La pobreza no es sólo un problema de flujo, de ingresos, sino también de stock: la gente ha perdido activos financieros porque no tiene ahorro, activos físicos porque no tiene vivienda y activos humanos, porque han degradado su educación", resume Amadeo.
2| Construir y ampliar viviendas
Con una serie de enfrentamientos que marcaron la agenda de la semana, el gasto público en la construcción de nuevas viviendas surgió como la necesidad principal para atender a los sectores sociales más necesitados. Pero según Arroyo, al problema del déficit habitacional se le suma que "hay gente que está pagando entre $ 800 y 1000 por una piecita, lo cual en términos relativos, es más caro que los alquileres que paga la clase media". "El Estado debe cumplir un rol para regular los costos de los alquileres de villas y barrios de emergencia mientras las personas alquilan", añade.
No obstante, Amadeo señala que la construcción, en el mediano plazo, no es suficiente. "En todo el mundo, una parte sustancial de la carencia de viviendas se soluciona con programas de completamiento: les da crédito a una persona para que construya un baño, una pieza", y argumenta que una parte sustancial de las nuevas villas del conurbano bonaerense está compuesta por "jóvenes pobres que no caben más en las casas de sus padres".
3| Urbanización de villas
“Una política de vivienda tiene que articularse con una política de desarrollo económico y social”, asevera Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, quien considera que "la mayor parte de las villas debe ser urbanizadas". Sin esta urbanización, tanto Salvia como Arroyo coinciden en que la migración se mantendrá constante desde el interior. “De nada sirve crear viviendas sociales en los grandes centros urbanos si no se desarrollan las áreas regionales más pobres del país”, opina el economista de la UCA.
"En la década del "50, la gente iba a la ciudad porque iba a trabajar a la industria. Hoy lo hace porque tiene cerca el comedor escolar, el centro de salud, la escuela y algún nivel de changas que le sirve de base para arrancar y subsistir", expresa el ex viceministro de Desarrollo Social.
Por su parte, Salvia describe que el plan para urbanizar las villas "no sólo pasa por construir viviendas”, sino que, a su vez, “se debe invertir en salud, educación, complejos comerciales de servicios públicos y privados al alcance del vecino, que tengan un registro civil, un banco, un correo", enumera. Y destaca: "Deben estar ahí las oficinas de asistencia social, las oficinas de recreación para los jóvenes y las de recuperación de las drogas".
4| Crear un Banco Social de Tierras
Otra de las soluciones propuestas por Arroyo para la problemática del déficit habitacional es la conformación de un Banco Social de Tierras. “Se tienen que identificar las tierras fiscales que puedan utilizarse para construir viviendas sociales, y en esas tierras, volcar más recursos”, asegura. “Es claro que no se pueden construir 50.000 viviendas por año, pero construir sólo 80 es poco. Eso está desenganchado de la solución”.
Para la pobreza extrema, Arroyo resalta la importancia de “identificar las diferentes situaciones de alquiler” en las que habitan las personas, de modo que el Estado pueda otorgar subsidios o ayudar con el pago del alquiler de la vivienda.
5| Regulación de lotes desocupados
María Cristina Cravino, antropóloga y docente del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento, comenta que la compra de predios rurales por parte de grupos económicos se convirtió en una práctica común. "Son lotes grandes, con buena ubicación, pero que permanecen desocupados mucho tiempo porque se especula con sus precios. Es una de las inversiones de mayor ganancia sin ningún tipo de inversión", dispara.
Es por ello que Cravino plantea una regulación del mercado que permita "punir a los propietarios de estos lotes con impuestos crecientes, obligando así al mercado a bajar los precios de las propiedades". La investigadora del Conicet afirma que esta experiencia ya se aplicó en Brasil y en Colombia, concentrándose en que "los propietarios tienen derechos y obligaciones".
Al calor del conflicto de Villa Soldati, el foco de atención también se corrió en los últimos días hacia las corrientes migratorias de países limítrofes, luego de que Mauricio Macri culpara a la Nación por la “inmigración descontrolada”, lo que le valió severas críticas oficiales.
Sin embargo, Ernesto Kritz, director de SEL Consultores, sostiene que “a veces se piensa que la inmigración es mucho más importante de lo que es”. En esta línea, pide “desmitificar que todo esto (N. de la R.: en referencia a las ocupaciones de las últimas semanas) haya sido producto de una ola migratoria gigantesca de países limítrofes y Perú. Nunca fue superior al 3% de la población total”, detalla. Y concluye: “Los planes sociales, la salud y la educación no están colapsados por la inmigración de países limítrofes. El impacto es limitado”.