(informe publicado por www.actualidad.rt.com, versión en español de la cadena de televisión rusa RT)
Colombia es uno de los países latinoamericanos donde, a pesar de tener una política pública para la población negra, más de la mitad de afrocolombianos no tienen acceso a los servicios básicos de salud y una tercera parte de ellos es analfabeta.
Maura Hermencia Orejuela está orgullosa de su color de piel. Vive en Cali, la ciudad donde residen más afrodescendientes en Colombia. Maura se ha dedicado al rescate de las tradiciones de la negritud y considera que la gastronomía es una de las partes más importantes de una cultura. Toda su vida ha cocinado y es considerada una de las principales chefs del país.
Las cosas no han sido fáciles para Maura. "Desde niña, desde que tenía 6 años, empecé a cocinar y a ayudarle a mi mamá, que vendía cenas. Cuando tenía 4 años aprendí a moler. Me levantaba a las 4 de la mañana a moler maíz", cuenta la mujer, que ha debido sortear la discriminación racial a lo largo de toda su vida.
Los afrodescendientes representan el 10% de la población colombiana. Según el último Censo, en 2005 había 4 millones y medio de afrocolombianos, pero las proyecciones recientes señalan que esa cifra se ha duplicado. A pesar de que la esclavitud fue abolida en el país en 1851, actualmente persiste el racismo y la discriminación racial.
"Primero nos decían negros, después afrodescendientes, después afrocolombianos, pero resulta que cualquier término que se cambie, seguimos siendo negros. Eso no, eso no se puede cambiar", confiesa Maura.
Según el investigador y líder comunal Abelardo Tello, "sigue habiendo exclusión, sigue habiendo racismo. Los espacios que se han ganado y que tenemos de reconocimiento no se nos han dado porque quienes han gobernado las instancias del estado lo hayan querido, sino porque nosotros hemos tenido una lucha permanente de reconocimiento, por ser una población tan grande en este país".
La violencia también afecta de manera especial a las etnias minoritarias, que están desprotegidas y habitan territorios alejados. Según la ONG Codhes, existen unos 700.000 afrocolombianos desplazados por el conflicto interno.
La lucha de los afrodescendientes por hacerse visibles ha sido dura y se trabaja para cambiar esa realidad. En ese sentido, se logró que Bogotá sea la segunda ciudad en Sudamérica con una política pública para la población negra, donde la educación y la cultura son componentes fundamentales.
"La única manera de nosotros, como negros, hacernos reconocer y posicionarnos es a través de nuestras tradiciones culturales, que es el legado más importante que tenemos de nuestros viejos. Entonces, si nosotros no transmitimos eso a las nuevas generaciones, con el transcurrir de los años se van perdiendo esos escenarios", destaca Tello.
Los afrodescendientes habitan muchas de las regiones más ricas en recursos, como los departamentos de Antioquia, Valle del Cauca y Chocó, pero al mismo tiempo son los más pobres.
Según Naciones Unidas, el analfabetismo en la población afrocolombiana sobrepasa el 30%. Y el 60% no tiene acceso a los servicios básicos de salud.
El ex viceministro de desarrollo social de Argentina, Daniel Arroyo, cree que uno de los grandes problemas de la discriminación racial en América Latina es que genera guetos y grupos separados que provocan la violencia en la sociedad.
"El problema principal tiene que ver con las dificultades no solo para interactuar o para tener contactos, sino que se generan gestos o grupos separados. Muchas veces no solo es una tensión o conflicto general, sino que deriva fuertemente en problemas vinculados a ocupar espacios diferentes y violencia. Creo que no estamos frente a un fenómeno tan complejo como el caso del neonazismo, pero sí, hay problemas de violencia y de convivencia importantes", subraya Arroyo.
En doscientos años de vida republicana, Colombia ha tenido un solo presidente mulato, Juan José Nieto Gil, a mediados del siglo XIX, y fue desplazado de la historia y su fotografía blanqueada, como indican los especialistas.
La población negra no quiere que situaciones como esta, que ignoran la memoria histórica, se repitan en el país, y exige que se cumplan las leyes sobre las negritudes, una legislación avanzada que es modelo para otros países en la región.