martes, 6 de diciembre de 2011

Impulsan la integración de la economía social


(publicado en el diario Río Negro, martes 6 de diciembre de 2011)

Debaten la confluencia de las empresas consolidadas y los emprendedores.Comenzó un encuentro organizado por la cartera de Desarrollo Social en Bariloche.

La articulación entre empresas ya consolidadas y emprendedores de la llamada "economía social" es la propuesta convocante de un encuentro que comenzó ayer en esta ciudad, con el fin de ofrecer vínculos y oportunidades de comercialización para los pequeños emprendimientos productivos.
La jornada es organizada por el Centro de Referencia del Ministerio de Desarrollo Social, la fundación Norte Sur, Invap y la Universidad de Río Negro. La disertación de apertura estuvo a cargo del ex viceministro de Desarrollo Social de la Nación Daniel Arroyo.
"No se va a achicar la pobreza en la Argentina si a los emprendedores no les va mejor. Es necesario masificar el crédito, generar contactos y transferir conocimiento", resumió el ex funcionario nacional y actual responsable del programa "Fuerza Solidaria" del Banco Provincia de Buenos Aires.
Admitió que a pesar del crecimiento de la economía en los últimos años, la situación social arrastra todavía problemas estructurales, con tensiones múltiples entre las franjas sociales.
Dijo que el buen momento permitió frenar la movilidad social descendente (es decir el aumento de la pobreza) pero sin promover la movilidad ascendente, "que es el gran desafío de cualquier política social".
La "excusa" del encuentro, que se extenderá hasta hoy, es la de encontrar paliativos para la crisis provocada por la erupción volcánica. Pero ayer participaron pocos titulares de empresas locales y en el auditorio eran mayoría los funcionarios, los pequeños emprendedores y los referentes de ONG.
Arroyo hizo un crudo diagnóstico de la situación social del país, e identificó como problemas centrales la pobreza estructural, la "informalidad económica", la desigualdad ("que sigue siendo muy superior a la que existía en los años 70"), la violencia familiar, el hacinamiento y en especial "los jóvenes que no estudian ni trabajan, que son unos 900.000 en todo el país".
Consideró que "por una cuestión de escala" es imposible abordar la cuestión sin políticas de Estado, pero reservó a las empresas el rol de "brindar apoyo productivo a los que vienen abajo" a través de programas de responsabilidad social.
Exhortó a los empresarios formales a brindar acompañamiento a los emprendedores, que suelen exhibir avances en la asociatividad pero les falta "entrar al mercado".
Dijo que a los pequeños emprendimientos productivos (textiles, talleres, carpinterías, gastronómicos, entre muchos otros) hay que capitalizarlos con crédito accesible, "darles sustentabilidad" y "abrirles oportunidades".