Daniel Arroyo fue entrevistado el día jueves 23 por Pablo Wende en su programa "Pablo y a la Bolsa" que transmite radio El Mundo. El plan Progresar y la situación social de los jóvenes fueron los temas que marcaron la entrevista.
Para escuchar audio hacer click en el siguiente links:
http://tinyurl.com/qdb3jx4
Bienvenidos al blog con reflexiones y actualidad sobre políticas públicas para la Argentina que viene.
jueves, 30 de enero de 2014
miércoles, 29 de enero de 2014
Diez desafíos para lograr la integración social en Argentina
Por Daniel Arroyo
Publicado en la revista de Cáritas La Plata "Manos que Suman", Año 2, Nº 2, Enero 2014
Publicado en la revista de Cáritas La Plata "Manos que Suman", Año 2, Nº 2, Enero 2014
Luego de la crisis de 2001, Argentina tuvo una
década de crecimiento económico con tasas mayores al 6% anual. Sin embargo, esta
situación no impactó en todos los argentinos del mismo modo y continuamos con
una estructura social muy desigual y donde sólo algunos tienen oportunidades
reales de mejorar su situación.
En el último tiempo el Estado generó políticas
sociales positivas como la Asignación
Universal por Hijo. También mejoró la infraestructura básica.
Sin duda, los más pobres tienen más acceso a programas sociales aunque no ha
cambiado significativamente su situación social. La educación no actúa como vía para generar
una movilidad social ascendente que permita entrar en el mundo del trabajo. De
allí que uno de los grandes desafíos para el Estado sea lograr remplazar la
asistencia por mecanismos que permitan ingresar al mercado laboral.
El primer desafío es resolver el
problema de pobreza estructural. Lograr
que todos los habitantes del país tengan servicios básicos en el hogar. Para
ello, es necesario establecer una fuerte política de inversión en
infraestructura, con recursos permanentes para las áreas sociales y generar
políticas específicas para el NOA, NEA y los grandes centros urbanos. Eliminar la
pobreza estructural, que actualmente alcanzan cerca del 22%, es la principal
meta social teniendo en cuenta el crecimiento económico y los recursos con que cuenta
el Estado.
El segundo desafío está marcado por la
necesidad de reducir el trabajo informal (hoy en el 34%) a partir de mejores
mecanismos de regulación estatal y de la masificación del crédito para el
cuentapropismo y la economía social. Mientras continuemos con un mercado de
trabajo de dos velocidades (formal e informal) no habrá posibilidades de
reducir las brechas sociales.
El tercer eje se vincula con el desafío
de la inclusión de los jóvenes. Nuestro país tiene más de 900 mil jóvenes que ni estudian ni trabajan,
jóvenes que en muchos casos no han visto ni a su padre ni a su abuelo trabajar
con continuidad. Aquí se políticas muy masivas como el Derecho al Primer Empleo
y la puesta en marcha de una Red de Tutores que los acompañe tanto para lo
educativo como para lo laboral.
Los contenidos en la escuela
secundaria y la calidad educativa requieren una especial atención. Ése es el
cuarto reto social del país de cara a esta década. El 6% del PBI como
presupuesto educativo y la entrega de netbooks son un avance para los desafíos
que vienen: hacen falta más escuelas secundarias e inversión, como así también
equilibrar los niveles de conocimiento, de tecnología e infraestructura entre
la escuela pública y la privada.
El quinto desafío se refiere a la
reestructuración del sistema de atención
primaria de la salud. La atención primaria atraviesa una fuerte dificultad
y es que, toda la red de hospitales –muchos de los cuales tienen mejor en
infraestructura- está siendo utilizada por la población como atención primaria
y secundaria. Esto implica que una persona, ante cualquier eventualidad, no va
al centro de su barrio, sino que se dirige Hospital. Ello provoca una
sobrecarga, una saturación y colapso en la atención de pacientes.
El sexto eje se vincula con un fenómeno
creciente y complejo: la violencia en el
hogar. Se trata de un problema de
violencia de género y, además, de una acumulación de dificultades producto del
“mal vivir”. Lo que complica la vida de una persona es estar hacinado, tener
problemas en el trabajo o viajar mal. Cuando se dan las tres juntas (que es la
realidad de los grandes centros urbanos) aumentan los niveles de tensión, de
conflicto y eso se traduce en violencia. Para ello resulta necesario generar
redes locales multidisciplinarias y trabajar en conjunto con las familias y no
tomar programas sueltos.
El creciente problema de las adicciones
plantea el séptimo desafío. El aumento de la venta de droga en los
barrios y el hecho de que los que forman parte de la distribución de droga
tienen mejores ingresos que los que consiguen trabajo complica la vida de las
familias en general y de los jóvenes especialmente. Además de avanzar en el
combate a la venta de droga hace falta reorganizar el sistema de prevención y
acompañamiento que hoy está
absolutamente desfinanciado.
El octavo eje apunta al mejoramiento de
las condiciones de vida en los sectores
más vulnerables y menos visibles: comunidades aborígenes, personas con
discapacidad y trata de personas. Junto
con los programas universales tenemos el desafío de avanzar en programas
específicos con impacto real sobre los que hoy tienen sus derechos
vulnerados.
El noveno desafío radica en la distribución territorial. Tenemos dos
tipos de desequilibrio. Uno vinculado a la concentración de ciudadanos en un
espacio territorial reducido: en el área metropolitana, que representa el 1% del
territorio nacional, vive casi 1/3 de la población argentina. Esto implica un
importante problema económico para lograr crecimiento y también para generar
políticas sociales sostenidas. El segundo tipo de desequilibrio, tiene que ver
con la necesidad de pautar metas de integración social para cada región: poblar
la Patagonia ;
generar un fondo especial para favorecer al Norte; acompañar actividades productivas
estratégicas y reequilibrar la relación de Buenos Aires con el interior.
Finalmente, el décimo punto requiere el establecimiento de un
plan estratégico de desarrollo social que
integre las dimensiones de lo territorial (descentralizando gran parte de los
recursos que hoy están concentrados), el trabajo en conjunto sobre las familias
(teniendo como eje el hogar y no la diversidad de programas sueltos) y
estableciendo la línea de ciudadanía, es decir marcando el conjunto de derechos
que el Estado está obligado a garantizar para lograr una base de oportunidades
para todos en nuestro país.
martes, 28 de enero de 2014
"El puntero político ya no domina la calle, domina el que vende droga".
Por Liliana Franco
Publicado en Ámbito.com el día martes 28 de enero de 2014
Publicado en Ámbito.com el día martes 28 de enero de 2014
El Gobierno lanzó un programa para atender la situación de los Ni -Ni, aquellos jóvenes que no trabajan ni estudian. Según estiman las autoridades oficiales el incentivo para que estudian lo recibirán más de 1.500.000 jóvenes de los sectores de menores ingresos. Si bien la jefa de Estado no hizo mención directa al flagelo del narcotráfico la presencia destacada del titular del Sedronar, Juan Carlos Molina, dio a entender que la intención oficial es brindarles una alternativa para su futuro. "Es una buena iniciativa", señaló Daniel Arroyo, exviceministro de Desarrollo Social bonaerense a ámbito.com en referencia al programa que lanzó el Gobierno para incentivar que los jóvenes de 18 a 24 años estudien.
"La situación social tiene tres datos críticos" ya que uno de cada cuatro argentinos es pobre, una de cada tres personas que trabajan no tiene obra social, no tiene jubilación, no tiene vacaciones pagas y hay 900.000 jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan. Así lo indicó el exfuncionario.
Para Arroyo "la inflación viene a complicar todo" a lo que se suma que "hay un parate de las changas", de donde los ingresos no le alcanzan a los sectores de menores recursos por la caída en el valor real de los planes sociales y las menores posibilidades de realizar changas. Y a ello se suma, explicó, un problema de "sobreendeudamiento" pues "gran parte de los sectores pobres con fotocopia del DNI terminan tomando créditos al 90 o al 100% anual".
Arroyo advirtió sobre la pérdida de "manejo de la calle", porque, según su opinión, "la Argentina es fragmentación". Al respecto explicó que los distintos actores, es decir los punteros políticos o la Iglesia, entre otros, "cada uno tiene un poquito", pero alertó que "van perdiendo frente al avance del narcotráfico".
El dirigente cuestionó que "el pibe que trabaja, que engancha un laburito cuando vuelve al barrio, gana menos que el que vende drogas o está vinculado a la política". También criticó que una familia llegue a preguntarse "si no le conviene poner una cocina de paco, antes que cualquier otra actividad". Y concluyó que esta situación va desplazando también al puntero político: "El puntero político ya no domina la calle, porque la domina el que vende droga".
A los efectos de combatir el problema del narcotráfico, Arroyo señaló la necesidad de fortalecer los valores, por un lado, y por otro la generación de políticas. En tal sentido se pronunció por la creación de "una unidad especial de combate a la venta de drogas por fuera de las fuerzas de seguridad", ya que, a su juicio "lo que no tiene que haber en la Argentina es alguien que venda drogas".
Además de la creación de esta unidad especial de combate a la venta de drogas, consideró necesario asegurar el derecho al primer empleo. "Todo joven tiene que tener una primera experiencia laboral, mientras termina la escuela o porque hay una exención impositiva en empresas", sostuvo. Y también remarcó la necesidad de que todos los terminen la escuela secundaria.
Periodista: ¿Que opinión le merece el programa PROGRESAR que anuncio la presidenta?
Daniel Arroyo: Es una buena iniciativa que debería ser reforzada con tutores para que el joven este acompañado en el proceso de estudiar. Uno de los problemas es que no tienen la constancia de continuar. Asimismo, incentivar políticas para que las empresas tomen a los jóvenes o los ayuden para, por ejemplo, comprarse las herramientas.
P.: ¿A cuánto asciende la pobreza en la Argentina?
D.A.: Yo diría básicamente que la situación social tiene tres datos críticos. El primero: 25% de pobreza. Uno de cada cuatro argentinos no tiene piso de material, no tiene los servicios básicos, no le alcanza lo mínimo. El segundo dato es el 32% de informalidad laboral. Una de cada tres personas que trabajan no tiene obra social, no tiene jubilación, no tiene vacaciones pagas. Y el tercer dato es que hay 900.000 jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan. Si uno tuviera que decir dónde está la foto social crítica, yo diría que es esa. La inflación viene a complicar todo. Me parece que hoy tenemos un fenómeno en tres partes, que se da en los sectores pobres. Uno es que nadie sabe cuánta plata hay que tener en el mes ni qué se compra con $100, con lo cual es la dinámica de siempre estar corriendo detrás. Dos, que hay un parate de changas, un parate en la construcción y en la industria textil. Entonces a la persona no sólo le alcanza menos por el plan social, sino que le entra menos por changas. Y tres, que hay un sobreendeudamiento. Gran parte de los sectores pobres con fotocopia del DNI terminan tomando créditos al 90 o al 100% anual. Hoy están pagando lo que no les entra. Con lo cual la inflación siempre les golpea más porque los sectores pobres gastan casi todos sus ingresos en alimento y transporte.
P.: Y a veces quizás no miden y gastan un poco más...
D.A.: Así como alguien tiende a gastar porque no sabe cómo ahorrar, lo mismo pasa con alguien que trata de ver cómo resuelve su problema. Todo eso está generando un malestar complicado. Al problema social y a la inflación, yo creo que en los grandes centros urbanos - en Rosario, en Córdoba, en el conurbano bonaerense-, se le agrega el tema de la venta de drogas, que se ha extendido fuerte: en frente de cualquier escuela hay alguien vendiendo paco. Y el acceso a armas, con lo cual se genera un malvivir constante y realmente complicado.
P: ¿Hoy la política tiene el control sobre la calle?
D.A.: Claramente, la política es hoy un actor más. La diferencia de América Latina con Argentina es que en una favela de Río de Janeiro el líder narco maneja el narcotráfico y también manda a los chicos a la escuela, las chicas se hacen los controles de salud, es un Estado bueno y malo. Para bien y para mal, hay algo que controla. La Argentina es fragmentación. En un barrio está el que vende paco, el que pone el corralón de materiales, el puntero del partido, la Iglesia que va a dar una mano, todos. Cada uno tiene un poquito, y van perdiendo frente al avance del narcotráfico. El pibe que trabaja, que engancha un laburito cuando vuelve al barrio, gana menos que el que vende drogas o está vinculado a la política. Entonces, ese pibe, lo que dice y lo que ven todos en el barrio, es: "No es por acá el camino, sino que va por otro lado". Una familia se pregunta si no le conviene poner una cocina de paco, antes que cualquier otra actividad. Y eso va desplazando también al puntero político. El puntero político ya no domina la calle, porque la domina el que vende droga.
P. ¿Qué se le contesta a una persona que sale de sol a sol a trabajar, porque cree en la honestidad del trabajo, frente a un vecino que no trabaja pero tiene ingresos?
D.A.: Es complicado. En la Argentina predominan los valores. Los padres les enseñan a los hijos. Los pobres, los que no son pobres, todos. El problema es que al que hace el camino correcto no le va bien. El que trabaja, el que se preocupa, gana menos que el que vende drogas. Entonces, varias veces los hijos se preguntan: "¿no estaré pifiándole?". Junto con ése se da otro fenómeno, que es que un pibe está hacinado en la casa, se va a la esquina, consume, porque si no consume no se integra al barrio. Yo cuando era chico si no jugaba a la pelota, me costaba hacerme un lugar en el barrio. Hoy el que no consume tiene un problema. Cuando consume tiene un problema de salud, una adicción, pero debe plata. Y cuando se endeuda se le acerca algún vivo para plantearle alguna idea para cancelar esa deuda. A mí me parece que acá hay dos planos. Uno, es el fortalecer los valores. Y otro es que hay que generar una política, una unidad especial de combate a la venta de drogas por fuera de las fuerzas de seguridad. Tenemos que cortar la venta de drogas. Lo que no tiene que haber en la Argentina es alguien que venda drogas.
P. ¿Otros países han logrado cortar la venta de drogas?
D.A.: Brasil tiene otro mecanismo porque usa las Fuerzas Armadas, cosa muy compleja en Argentina. Colombia ha avanzado algo en eso. La problemática de la venta de drogas está cruzada con la política, con la policía, varias cuestiones. Una cosa es el narcotráfico y la discusión sobre la producción. Lo otro que necesitamos es que nadie esté vendiendo en un barrio. Quebrar eso es fundamental. Si nosotros no generamos un mecanismo de ese estilo, es difícil. Contra los valores va el realismo puro. Si el camino alternativo va mejor que el camino que uno debe hacer, la verdad es que las palabras se terminan.
P.: Parece bastante difícil que estemos encaminados hacia eso...
D.A.: Yo soy optimista. A mí me parece que la política llegó a la conclusión de que hay un problema con el narcotráfico importante, y que esto repercute en el conjunto de la sociedad. Hace seis, ocho meses, no estaba ese consenso. Yo creo que hay dos o tres cosas que hay que sacar de la discusión política. Uno, tenemos que tener el derecho al primer empleo. Todo joven tiene que tener una primera experiencia laboral. Mientras termina la escuela, o porque hay una exención impositiva en empresas. Dos, hay que crear una unidad especial de combate a la venta de drogas. Acuerdo general. Y tercero, tenemos que hablar de que todos terminen la escuela secundaria. Si nosotros aunque sea avanzáramos por ahí, estaríamos dando un paso en la dirección correcta.
P.: ¿El Gobierno es consciente de esta situación?
D.A.: Yo creo que el Gobierno tiene un diagnóstico social equivocado. Creo que el Gobierno ve que las cosas están mejor que en 2003, lo cual es evidente, pero identifica más problemas de corporaciones, problemas mediáticos. El tema del narcotráfico no lo tomó en cuenta, no lo analizó, no lo vio y recién ahora lo está viendo. Estuvo 10 meses la SEDRONAR sin tener ninguna persona, hoy tiene una persona que se especializa en atención, eso ya es un avance. La cuestión del narcotráfico se la pasa a Seguridad. Es discutible, pero por lo menos alguien la va a tomar. Yo creo que están llegando muy tarde a ese tema, que no lo estaban viendo. Pero además tienen la idea de que la economía va bien, entonces no ve los problemas cotidianos. A mí me parece que hay un error de diagnóstico económico en el gobierno, sobre cómo tratar la inflación; social, de creer que las cosas están bien y no están; y político-institucional: hay una especie de vacío institucional, no queda claro quién toma decisiones. Todo ese paquete complica la vida cotidiana, pero no en teoría: en la práctica. El que está llevando la vida como puede, cuando ve que hay saqueos y que todo da lo mismo, va a manotear, porque dice: "Si no lo hago yo, lo va a hacer otro".
P.: Los valores no se reconstruyen fácilmente. Muchas veces se habló de que las crisis económicas se reconstruyen en varias generaciones. ¿Está "década ganada" va a terminar costando una, dos generaciones?
D.A.: A mí me parece que el concepto de la reconstrucción es más rápido ahora con redes sociales y con varias cuestiones. Y que básicamente lo que tenemos es un quiebre de valores, en el sentido de que al que va por el costado le va mejor que al que va por donde tiene que ir. Esto se reconstruye con ejemplaridad. Y requiere de participación. Mi impresión es que cuando los buenos se retiran quedan los vivos y los inescrupulosos. Si el buen tipo del barrio dice "yo no voy a ser concejal porque después me voy a quemar". Si cada uno entiende que lo suyo no está en meterse en lo público porque tiene miedo a quemarse, les está dejando el espacio a los vivos y a los inescrupulosos. Va a depender de cuánto participemos. Yo creo que se acomodan rápido los valores cuando hay ejemplos. Cuando la sociedad ve que alguien va para algún lado dice: "Caminemos por acá". Si al pibe que estudia y trabaja le va bien en el barrio, todos van a querer estudiar y trabajar. Eso es lo que tenemos que lograr. Arriba y abajo.
P.: ¿El resto de los partidos políticos están tomando conciencia de esto?
D.A.: En mi caso formo parte del Frente Renovador. Me parece que en general la política viene para mejor. Que efectivamente, dentro del peronismo, dentro de la alianza entre el FAP y el radicalismo, se van a construir, por lo menos, personas con otros valores. Mi impresión es que viene una política de gente más abierta al diálogo. Eso es un avance. Ahora, el diálogo es un instrumento. Lo que hay que hacer es romper la venta de drogas, lograr que los jóvenes tengan oportunidades.
P.: ¿Qué hacemos con la Justicia en esta materia?
D.A.: Fui Ministro de la provincia de Buenos Aires, estuve a cargo de los institutos de menores, vi que la Justicia y la policía son parte del problema, y que hay que hacer un cambio profundo, que no es lo que está planteando el Gobierno en términos de una lógica de democratización como se plantea. La Justicia va hoy por un carril paralelo y por fuera de dónde va la sociedad.
Para Arroyo "la inflación viene a complicar todo" a lo que se suma que "hay un parate de las changas", de donde los ingresos no le alcanzan a los sectores de menores recursos por la caída en el valor real de los planes sociales y las menores posibilidades de realizar changas. Y a ello se suma, explicó, un problema de "sobreendeudamiento" pues "gran parte de los sectores pobres con fotocopia del DNI terminan tomando créditos al 90 o al 100% anual".
Arroyo advirtió sobre la pérdida de "manejo de la calle", porque, según su opinión, "la Argentina es fragmentación". Al respecto explicó que los distintos actores, es decir los punteros políticos o la Iglesia, entre otros, "cada uno tiene un poquito", pero alertó que "van perdiendo frente al avance del narcotráfico".
El dirigente cuestionó que "el pibe que trabaja, que engancha un laburito cuando vuelve al barrio, gana menos que el que vende drogas o está vinculado a la política". También criticó que una familia llegue a preguntarse "si no le conviene poner una cocina de paco, antes que cualquier otra actividad". Y concluyó que esta situación va desplazando también al puntero político: "El puntero político ya no domina la calle, porque la domina el que vende droga".
A los efectos de combatir el problema del narcotráfico, Arroyo señaló la necesidad de fortalecer los valores, por un lado, y por otro la generación de políticas. En tal sentido se pronunció por la creación de "una unidad especial de combate a la venta de drogas por fuera de las fuerzas de seguridad", ya que, a su juicio "lo que no tiene que haber en la Argentina es alguien que venda drogas".
Además de la creación de esta unidad especial de combate a la venta de drogas, consideró necesario asegurar el derecho al primer empleo. "Todo joven tiene que tener una primera experiencia laboral, mientras termina la escuela o porque hay una exención impositiva en empresas", sostuvo. Y también remarcó la necesidad de que todos los terminen la escuela secundaria.
Periodista: ¿Que opinión le merece el programa PROGRESAR que anuncio la presidenta?
Daniel Arroyo: Es una buena iniciativa que debería ser reforzada con tutores para que el joven este acompañado en el proceso de estudiar. Uno de los problemas es que no tienen la constancia de continuar. Asimismo, incentivar políticas para que las empresas tomen a los jóvenes o los ayuden para, por ejemplo, comprarse las herramientas.
P.: ¿A cuánto asciende la pobreza en la Argentina?
D.A.: Yo diría básicamente que la situación social tiene tres datos críticos. El primero: 25% de pobreza. Uno de cada cuatro argentinos no tiene piso de material, no tiene los servicios básicos, no le alcanza lo mínimo. El segundo dato es el 32% de informalidad laboral. Una de cada tres personas que trabajan no tiene obra social, no tiene jubilación, no tiene vacaciones pagas. Y el tercer dato es que hay 900.000 jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan. Si uno tuviera que decir dónde está la foto social crítica, yo diría que es esa. La inflación viene a complicar todo. Me parece que hoy tenemos un fenómeno en tres partes, que se da en los sectores pobres. Uno es que nadie sabe cuánta plata hay que tener en el mes ni qué se compra con $100, con lo cual es la dinámica de siempre estar corriendo detrás. Dos, que hay un parate de changas, un parate en la construcción y en la industria textil. Entonces a la persona no sólo le alcanza menos por el plan social, sino que le entra menos por changas. Y tres, que hay un sobreendeudamiento. Gran parte de los sectores pobres con fotocopia del DNI terminan tomando créditos al 90 o al 100% anual. Hoy están pagando lo que no les entra. Con lo cual la inflación siempre les golpea más porque los sectores pobres gastan casi todos sus ingresos en alimento y transporte.
P.: Y a veces quizás no miden y gastan un poco más...
D.A.: Así como alguien tiende a gastar porque no sabe cómo ahorrar, lo mismo pasa con alguien que trata de ver cómo resuelve su problema. Todo eso está generando un malestar complicado. Al problema social y a la inflación, yo creo que en los grandes centros urbanos - en Rosario, en Córdoba, en el conurbano bonaerense-, se le agrega el tema de la venta de drogas, que se ha extendido fuerte: en frente de cualquier escuela hay alguien vendiendo paco. Y el acceso a armas, con lo cual se genera un malvivir constante y realmente complicado.
P: ¿Hoy la política tiene el control sobre la calle?
D.A.: Claramente, la política es hoy un actor más. La diferencia de América Latina con Argentina es que en una favela de Río de Janeiro el líder narco maneja el narcotráfico y también manda a los chicos a la escuela, las chicas se hacen los controles de salud, es un Estado bueno y malo. Para bien y para mal, hay algo que controla. La Argentina es fragmentación. En un barrio está el que vende paco, el que pone el corralón de materiales, el puntero del partido, la Iglesia que va a dar una mano, todos. Cada uno tiene un poquito, y van perdiendo frente al avance del narcotráfico. El pibe que trabaja, que engancha un laburito cuando vuelve al barrio, gana menos que el que vende drogas o está vinculado a la política. Entonces, ese pibe, lo que dice y lo que ven todos en el barrio, es: "No es por acá el camino, sino que va por otro lado". Una familia se pregunta si no le conviene poner una cocina de paco, antes que cualquier otra actividad. Y eso va desplazando también al puntero político. El puntero político ya no domina la calle, porque la domina el que vende droga.
P. ¿Qué se le contesta a una persona que sale de sol a sol a trabajar, porque cree en la honestidad del trabajo, frente a un vecino que no trabaja pero tiene ingresos?
D.A.: Es complicado. En la Argentina predominan los valores. Los padres les enseñan a los hijos. Los pobres, los que no son pobres, todos. El problema es que al que hace el camino correcto no le va bien. El que trabaja, el que se preocupa, gana menos que el que vende drogas. Entonces, varias veces los hijos se preguntan: "¿no estaré pifiándole?". Junto con ése se da otro fenómeno, que es que un pibe está hacinado en la casa, se va a la esquina, consume, porque si no consume no se integra al barrio. Yo cuando era chico si no jugaba a la pelota, me costaba hacerme un lugar en el barrio. Hoy el que no consume tiene un problema. Cuando consume tiene un problema de salud, una adicción, pero debe plata. Y cuando se endeuda se le acerca algún vivo para plantearle alguna idea para cancelar esa deuda. A mí me parece que acá hay dos planos. Uno, es el fortalecer los valores. Y otro es que hay que generar una política, una unidad especial de combate a la venta de drogas por fuera de las fuerzas de seguridad. Tenemos que cortar la venta de drogas. Lo que no tiene que haber en la Argentina es alguien que venda drogas.
P. ¿Otros países han logrado cortar la venta de drogas?
D.A.: Brasil tiene otro mecanismo porque usa las Fuerzas Armadas, cosa muy compleja en Argentina. Colombia ha avanzado algo en eso. La problemática de la venta de drogas está cruzada con la política, con la policía, varias cuestiones. Una cosa es el narcotráfico y la discusión sobre la producción. Lo otro que necesitamos es que nadie esté vendiendo en un barrio. Quebrar eso es fundamental. Si nosotros no generamos un mecanismo de ese estilo, es difícil. Contra los valores va el realismo puro. Si el camino alternativo va mejor que el camino que uno debe hacer, la verdad es que las palabras se terminan.
P.: Parece bastante difícil que estemos encaminados hacia eso...
D.A.: Yo soy optimista. A mí me parece que la política llegó a la conclusión de que hay un problema con el narcotráfico importante, y que esto repercute en el conjunto de la sociedad. Hace seis, ocho meses, no estaba ese consenso. Yo creo que hay dos o tres cosas que hay que sacar de la discusión política. Uno, tenemos que tener el derecho al primer empleo. Todo joven tiene que tener una primera experiencia laboral. Mientras termina la escuela, o porque hay una exención impositiva en empresas. Dos, hay que crear una unidad especial de combate a la venta de drogas. Acuerdo general. Y tercero, tenemos que hablar de que todos terminen la escuela secundaria. Si nosotros aunque sea avanzáramos por ahí, estaríamos dando un paso en la dirección correcta.
P.: ¿El Gobierno es consciente de esta situación?
D.A.: Yo creo que el Gobierno tiene un diagnóstico social equivocado. Creo que el Gobierno ve que las cosas están mejor que en 2003, lo cual es evidente, pero identifica más problemas de corporaciones, problemas mediáticos. El tema del narcotráfico no lo tomó en cuenta, no lo analizó, no lo vio y recién ahora lo está viendo. Estuvo 10 meses la SEDRONAR sin tener ninguna persona, hoy tiene una persona que se especializa en atención, eso ya es un avance. La cuestión del narcotráfico se la pasa a Seguridad. Es discutible, pero por lo menos alguien la va a tomar. Yo creo que están llegando muy tarde a ese tema, que no lo estaban viendo. Pero además tienen la idea de que la economía va bien, entonces no ve los problemas cotidianos. A mí me parece que hay un error de diagnóstico económico en el gobierno, sobre cómo tratar la inflación; social, de creer que las cosas están bien y no están; y político-institucional: hay una especie de vacío institucional, no queda claro quién toma decisiones. Todo ese paquete complica la vida cotidiana, pero no en teoría: en la práctica. El que está llevando la vida como puede, cuando ve que hay saqueos y que todo da lo mismo, va a manotear, porque dice: "Si no lo hago yo, lo va a hacer otro".
P.: Los valores no se reconstruyen fácilmente. Muchas veces se habló de que las crisis económicas se reconstruyen en varias generaciones. ¿Está "década ganada" va a terminar costando una, dos generaciones?
D.A.: A mí me parece que el concepto de la reconstrucción es más rápido ahora con redes sociales y con varias cuestiones. Y que básicamente lo que tenemos es un quiebre de valores, en el sentido de que al que va por el costado le va mejor que al que va por donde tiene que ir. Esto se reconstruye con ejemplaridad. Y requiere de participación. Mi impresión es que cuando los buenos se retiran quedan los vivos y los inescrupulosos. Si el buen tipo del barrio dice "yo no voy a ser concejal porque después me voy a quemar". Si cada uno entiende que lo suyo no está en meterse en lo público porque tiene miedo a quemarse, les está dejando el espacio a los vivos y a los inescrupulosos. Va a depender de cuánto participemos. Yo creo que se acomodan rápido los valores cuando hay ejemplos. Cuando la sociedad ve que alguien va para algún lado dice: "Caminemos por acá". Si al pibe que estudia y trabaja le va bien en el barrio, todos van a querer estudiar y trabajar. Eso es lo que tenemos que lograr. Arriba y abajo.
P.: ¿El resto de los partidos políticos están tomando conciencia de esto?
D.A.: En mi caso formo parte del Frente Renovador. Me parece que en general la política viene para mejor. Que efectivamente, dentro del peronismo, dentro de la alianza entre el FAP y el radicalismo, se van a construir, por lo menos, personas con otros valores. Mi impresión es que viene una política de gente más abierta al diálogo. Eso es un avance. Ahora, el diálogo es un instrumento. Lo que hay que hacer es romper la venta de drogas, lograr que los jóvenes tengan oportunidades.
P.: ¿Qué hacemos con la Justicia en esta materia?
D.A.: Fui Ministro de la provincia de Buenos Aires, estuve a cargo de los institutos de menores, vi que la Justicia y la policía son parte del problema, y que hay que hacer un cambio profundo, que no es lo que está planteando el Gobierno en términos de una lógica de democratización como se plantea. La Justicia va hoy por un carril paralelo y por fuera de dónde va la sociedad.
Daniel Arroyo en Infobae TV
Daniel Arroyo fue entrevistado por Infobae TV sobre el plan Progresar anunciado por el gobierno el día miércoles 22 de enero.
Para acceder al video de la participación del licenciado, hacer click en el siguiente links:
http://tinyurl.com/mq8lx2t
Para acceder al video de la participación del licenciado, hacer click en el siguiente links:
http://tinyurl.com/mq8lx2t
lunes, 27 de enero de 2014
20 ideas audaces para un país posible
Por Pablo Calvo
Publicado en diario Clarín el día domingo 26 de enero de 2014
En medio de la preocupación por la falta de horizonte, Clarín consultó a expertos que recomiendan medidas para salir de la crisis, con una nueva red de contención social.
Daniel Arroyo
1 Crear el Derecho al Primer Empleo Nuestro país tiene 900.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan, el objetivo es establecer una exención impositiva a las empresas que tomen jóvenes como primer empleo. Los jóvenes son el futuro si tienen presente y por eso hay que crear un mecanismo para que logren entrar al mundo laboral.
2 Formar una Red de 20.000 tutores Los jóvenes excluidos no tienen problema para realizar la tarea, lo que les cuesta es sostener el ritmo, ir todos los días a trabajar 8 horas o mantenerse en la escuela. Los tutores son las personas que tienen legitimidad (una maestra, un cura, un pastor, el técnico de club de barrio, etc.) La tarea es acompañarlos en sus actividades y vincularlos con la escuela y el trabajo.
3 Masificar el crédito Nuestro país tiene 32% de informalidad laboral y una gran red de cuentapropistas (gasistas, plomeros, carpinteros, etc.) que no son sujetos de crédito bancario y acceden a crédito al 80 o 90% anual contra fotocopia de DNI. Es la población que hoy está sobreendeudada y para la cual hay que masificar crédito con subsidio de tasa para que acceda a máquinas, herramientas y mejore su producción
4 Descentralizar los recursos en política social. Hoy el 70% de los recursos en política social los tiene la Nación, el 23% todas las provincias juntas y el 7% los 2200 municipios. Ese esquema hace que muchos proyectos a nivel local no se concreten porque los recursos están en otro lado. Se trata de dejar a nivel central lo que es igual para todos (como la Asignación Universal por Hijo) y descentralizar recursos a municpios y organizaciones sociales en las políticas que se vinculan con trabajo e inclusión social.
5 Sistema dual en la escuela secundaria Existe un abismo entre la escuela y el trabajo. De hecho, gran parte de los jóvenes desocupados tienen secundaria completa. Para achicar esa brecha, la idea es ir al sistema dual: en los últimos años un joven está en la escuela y además hace pasantías o capacitaciones específicas. Se podría incorporar educación para el trabajo, el emprendimiento y la innovación como nueva materia de la escuela.
6 Crear una Unidad Especial de Combate a la Venta de Droga Es claro que aumentó la venta de droga en los barrios y que el pibe que engancha una “changuita” gana menos que el que vende droga y muchas familias se preguntan si no les es más conveniente poner una cocina de paco. Se trata de generar un esquema institucional especial (por fuera del esquema de seguridad actual) con una única función que es detectar los puntos de venta y eliminarlos. (El Gobierno nacional acaba de trasladar la lucha contra el narcotráfico de la Sedronar a la secretaría de Seguridad a cargo de Sergio Berni)
Luis Alberto Romero
7 Nuevas prioridades Menos críticas y más propuestas sobre qué hacer ahora, ya. En el discurso público abundan hoy las críticas a la gestión desastrosa del Gobierno. Ya lo sabemos. Ahora hay que concentrarse en proponer cosas para hacer inmediatamente, este año, con los problemas más urgentes: la inflación, la conflictividad social, la pobreza.
8 Pensar entre todos La situación crítica, que es evidente para todos sin distinción, es la ocasión para comenzar a cerrar la brecha entre partidarios y adversarios del Gobierno. Dejemos para otro momento la cuestión de las responsabilidades y dialoguemos sobre qué hacer hoy. Es una buena manera de recuperar el espacio común de diálogo. Con lo que se vio la semana pasada, es necesario volver al debate constructivo.
9 Diálogo político Los partidos están comenzando a dialogar para dar respuestas a lo urgente y trazar un camino para después de 2015. Es algo pero no todo. El diálogo debe incluir a los otros actores significativos, por ejemplo organizaciones empresarias y de trabajadores, y organizaciones de la sociedad civil.
Roberto Gargarella
10 Multiplicar por 20 la inversión en educación para los más pobres Las mejores escuelas y los mejores maestros deben ser para las barriadas más castigadas.
11 Un niño en la calle, un alto funcionario a la calle Un niño en situación de calle es sinónimo del fracaso del Estado social, algo que ningún Estado decente puede tolerar. Como modelo a seguir, sugiero el de Noruega, enfocado en estos rescates. Allí, el cuidado de los niños y de los ancianos es considerado una prioridad nacional, al punto que existe allí el Real Ministerio de Infancia e Igualdad, encargado de las licencias por maternidad, paternidad y adopción y de otorgar un subsidio a los niños que no van al jardín.
12 Guarderías de calidad Para colaborar con todas las madres, especialmente pobres y solteras, hoy condenadas a sacrificios extraordinarios. Estos espacios son fundamentales para que las mujeres puedan ir tranquilas a trabajar.
13 Abolición y cambio del sistema carcelario existente Simplemente, el Estado no puede aparecer más, como hoy, comprometido con la tortura. Un modelo a seguir es el de Suecia, que suscribe como norma el principio de rechazo al encierro. (Este sistema cuenta además con recursos, un agente cada tres presos, espacios de reeducación social y apoyo psicológico a los detenidos. Los trabajos forzados fueron hace años suprimidos y las penas privativas de la libertad pueden ser cambiadas por un sistema de vigilancia protectora durante tres años) 14 Amparo a las comunidades indígenas Porque desde hace años son hostigadas por el Estado nacional y los gobiernos provinciales. Modelo a seguir, el de Canadá, por el esfuerzo público que realiza para asegurar un trato digno a todas las comunidades.
15 Fin de la violencia contra las mujeres Todo el aparato estatal para atender y ayudar a las mujeres golpeadas, y terminar con toda forma de violencia de género. El modelo a seguir, el de la España en el anterior gobierno, de José Luis Zapatero, por la prioridad que estableció en el combate a la violencia contra la mujer.
16 Transporte eficaz Es imprescindiblepara la integración social. Pocas medidas más efectivamente igualitarias hay que un transporte público de calidad, orientado prioritariamente a incluir a los marginados de hoy. El ejemplo a seguir es el de Medellín, Colombia, por el exitoso modelo igualitario implementado. (Funciona allí el Metrocable, un sistema aéreo único en el mundo, que conecta a los barrios más pobres, alojados en las laderas de los cerros, con las líneas de subte y los ómnibus urbanos. Sirvió para sacar a miles de habitantes del aislamiento. Y tiene paradas en las escuelas y bibliotecas construidas en los últimos años en las zonas más desprotegidas. En 2011, se inauguró además el Metroplus, que mejoró la movilidad entre la ciudad y el área metropolitana.
Luis Rappoport
17 Crear un Consejo de Asesores Económicos Que asesoren a la Presidencia y que hagan públicos sus puntos de vista, con investigadores de distintas universidades, que tengan diferentes criterios y opiniones, economistas de alto nivel, enfocados en los temas de la macroeconomía. Así, se podría establecer un mecanismo de control sobre las decisiones centralizadas de un ministro o un presidente. Un ejemplo es el Council of Economics Advisers de Estados Unidos. La idea es que no haya una sola persona que concentre la suma del poder público en lo económico, sino que las medidas se discutan y mejoren en el debate.
18 Armar una Oficina de Presupuesto en el Congreso Hoy no tiene posibilidades de definirlo adecuadamente y mucho menos de controlarlo, porque no hay una estructura técnica dedicada a eso. En EE.UU. y en casi todos los países del mundo existen, con nivel técnico y profesionales elegidos de manera rigurosa. Se dedican a analizar las partidas e informan a los parlamentarios para que tomen las decisiones políticas más correctas. Para poder desarmar la legislación de emergencia actual, que da lugar a la discrecionalidad, hay que tener estructuras técnicas en el Congreso, y no sólo en el Poder Ejecutivo. Hay un marco legal en Chile que permite resolver los temas de políticas contracíclicas, cuando hay sobreexpansión y subexpansión presupuestaria.
19 Incentivos al desarrollo económico y social Ningún gobernador los tiene hoy, porque lo que recauda en su distrito son impuestos distorsivos. Lo que hay que hacer, más allá del monto, es que la coparticipación se defina en función de la masa salarial privada de cada provincia. Y entonces, cualquier gobernador que quiera más plata, en lugar de mendigar dinero a la Nación contra mecanismos clientelares, se verá alentado a desarrollar políticas de crecimiento económico para que crezca el empleo privado, tanto en cantidad como en calidad, porque, de esa manera, se haría de más recursos.
20 Borrar la frontera de problemas entre porteños y bonaerenses Argentina necesita una Autoridad del Aglomerado Metropolitano de Buenos Aires (AMBA), democrática y participativa, para intervenir en la solución de los temas comunes a la Ciudad y los primeros tres o cuatro cordones del Conurbano, tales como la recolección de basura, las cloacas, el transporte, la obra pública, la seguridad o la salud. No tiene sentido que el subte termine en la General Paz, o que no exista un mecanismo de coordinación del transporte, o que la basura no se procese integralmente. Todos los intendentes involucrados, el Gobierno nacional y el provincial tienen que participar. Y habría que crear una oficina de planeamiento, para los planes integrales con visión de largo plazo, y un banco del AMBA, con 3 ó 4 mil millones de dólares para esos proyectos comunes.
Daniel Arroyo en radio Rivadavia
Hoy, Daniel Arroyo fue entrevistado por Néstor Sclauzero sobre la situación social de los jóvenes y los desafíos pendientes en su programa "Así estamos" que transmite radio Rivadavia.
jueves, 23 de enero de 2014
Daniel Arroyo en radio Latina
Hoy, Daniel Arroyo fue entrevistado por Ari Paluch sobre la situación de los jóvenes y los desafíos que se vienen en su programa "El exprimidor" que transmite radio Latina.
miércoles, 22 de enero de 2014
martes, 21 de enero de 2014
Daniel Arroyo en "Mercado por expertos" de canal Metro
Mañana miércoles a las 7:30 hs Daniel Arroyo estará conversando con Liliana Franco sobre la situación social en Argentina en el programa "Mercado por expertos" que transmite canal Metro.
viernes, 17 de enero de 2014
jueves, 16 de enero de 2014
Con la meta de crecer en la igualdad de oportunidades
Por Micaela Urdinez
Publicado el día miércoles 8 de enero de 2014 en diario La Nación.
Publicado el día miércoles 8 de enero de 2014 en diario La Nación.
Recientes estudios ponen en evidencia los altos índices de pobreza, hacinamiento y vulnerabilidad en el que viven millones de argentinos; diferentes propuestas para terminar con las exclusión social.
Los números sólo ponen en evidencia una realidad que pide a gritos que todos -Gobierno, empresas, sociedad civil y ciudadanos- nos comprometamos de lleno para aliviarla: según el último informe del Barómetro de la Deuda Social Argentina elaborado por la Universidad Católica Argentina, más de 10 millones de personas viven en situación de pobreza en la Argentina, sin empleo formal, educación de calidad ni vivienda digna, y con un servicio de salud insuficiente. Además, entre 2004 y 2012 aumentó la brecha social: la diferencia entre la calidad de vida del sector medio y la del más vulnerable.
Para completar este diagnóstico, podemos sumar los datos recabados por el último informe de la ONG Techo, difundido en noviembre pasado, que refleja que en la Argentina, más de 2,5 millones de personas viven en villas de emergencia o asentamientos irregulares.
El estudio, que abarca siete provincias que agrupan a más del 60% de los habitantes del país, relevó 1834 villas y asentamientos del área metropolitana, el interior de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, el Alto Valle de Río Negro, Neuquén, Misiones y Salta, en los que viven 532.800 familias.
Sólo en los tres cordones del conurbano bonaerense se concentran 624 villas, en las que residen más de 1,2 millones de personas. La Matanza, con 89, es el distrito con mayor cantidad de barrios carenciados del país. En la ciudad de Buenos Aires se contabilizaron 56, en los que viven alrededor de 350.000 personas.
La organización Techo subrayó que los habitantes de estos barrios tienen serios inconvenientes para acceder a los servicios de electricidad, gas y agua potable. Además, viven en zonas más vulnerables y expuestas a las inclemencias naturales, inundaciones o incendios.
¿Por dónde empezar entonces? ¿Cuál es el salto que tenemos que dar para terminar definitivamente con el espiral de pobreza en nuestro país? Para Claudia Paladino, directora ejecutiva de Las Tunas ONG -una entidad que trabaja con la misión de ampliar las libertades de personas que viven en contexto de pobreza brindando experiencias educativas no formales de alta calidad-, lo prioritario es tan básico como combatir la inflación. "El desajuste entre precios e ingresos generado por la inflación afecta más a las personas que menos recursos tienen. Así vemos familias donde los dos jefes de familia trabajan y no logran cubrir la canasta básica de alimentos y, también, cómo aquellos que dependen de un plan asistencial pierden día a día el poder adquisitivo del mismo. La inflación produce pobreza y terminar con ella debería ser prioridad en la agenda de 2014", explica Paladino, quien después de trabajar más de 10 años en un barrio empobrecido del conurbano norte, sabe que las instituciones sociales tienen mucho para aportar complementando el accionar del Estado.
Como segundo desafío, Paladino señala el garantizar el acceso a una educación de calidad, ya que llevando la mejor educación a los barrios más pobres, los niños y jóvenes estarán en condiciones de ser parte activa de una sociedad que los necesita. "Contar con las mejores escuelas, los mejores docentes, el mayor nivel de exigencia de calidad educativa, les permitirá aprender -y no sólo pasar de grado- y adquirir conocimientos para progresar, para acceder a estudios superiores, para alcanzar y sostener un empleo, y para desarrollar un pensamiento crítico que los habilite a ser ciudadanos activos y dueños de su proyecto de vida", argumenta.
En este sentido es preocupante el bajo rendimiento de los alumnos argentinos en las últimas mediciones del ranking del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés). La edición 2013 ubicó a la Argentina otra vez, cerca del extremo de los peores, en el puesto 59, a 225 puntos del primero (Shanghai, 613) y a sólo 20 puntos del último (Perú, 368). Según esa prueba, en los últimos tres años ha cambiado muy poco el proceso de aprendizaje del sistema educativo de nivel medio. En la anterior medición, en 2009, el país rankeó incluso un poco mejor y quedó en el puesto 58.
Por último, Paladino -cuya ONG tiene como materia prima a los 350 niños y jóvenes que participan de sus actividades cada año- rescata la necesidad de seguir cultivando una característica vincular que es base fundamental para cualquier crecimiento del tejido social: esta es recuperar el sentido de alteridad y de comunidad para reforzar el lazo social. "Sabernos parte de una comunidad, diversa, mayor, donde el otro es igual a mí y lo es independientemente de su situación social, económica y cultural. Reconocernos pares. Para ello se debe iniciar el diálogo donde no lo hay, crear puentes entre vecinos, entre barrios vecinos (barrios pobres y ricos que ocupan un mismo territorio) y entre personas que, pensando distinto, podemos y debemos aportar juntos a la construcción de una comunidad con lugar para todos", concluye.
Políticas públicas
En términos de políticas públicas, Daniel Arroyo, ex viceministro de Desarrollo Social de la Nación y actual director ejecutivo de Poder Ciudadano, afirma que para reducir la pobreza y la exclusión social en los próximos años hace falta encarar un conjunto de políticas sociales que podríamos llamar de segunda generación, cuyo eje principal tiene que ver con la integración en el ámbito educativo y en el ámbito laboral.
"Estas políticas podrían estar orientadas a Crear el Derecho al Primer Empleo. Nuestro país tiene 900.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan; el objetivo es establecer una exención impositiva a las empresas que tomen jóvenes como primer empleo. Los jóvenes son el futuro si tienen presente y por eso hay que crear un mecanismo para que logren entrar al mundo laboral", sostiene el especialista. A la vez que agrega: "Como complemento a este esquema, el desafío es crear una red de 20.000 tutores. Los jóvenes excluidos no tienen problema para realizar la tarea, lo que les cuesta es sostener el ritmo, ir todos los día a trabajar 8 horas o mantenerse en la escuela. Los tutores son las personas que tienen legitimidad (una maestra, un cura, un pastor, el técnico de club de barrio, etcétera) con la función de acompañarlos en sus actividades y vincularlos con la escuela y el trabajo".
Otra medida que Arroyo promueve es la de crear una unidad especial de combate a la venta de droga, ya que señala que nadie puede negar el aumento de la venta de droga en los barrios y "que el pibe que engancha una changuita gana menos que el que vende droga, y muchas familias se preguntan si no les es más conveniente poner una cocina de paco". Las cifras del Reporte mundial de drogas 2012, elaborado por la ONU, parecen respaldar esta afirmación. El mismo revela que la Argentina continúa teniendo alto el índice de consumo de anfetaminas, cocaína, ketamina y éxtasis, con una prevalencia mayor entre los jóvenes.
Además sigue preocupando el uso indebido de productos farmacéuticos y los preparados que contienen opiáceos, estimulantes ilegales y los estimulantes de prescripción.
En este sentido, la propuesta de Arroyo pasa por "tratar de generar un esquema institucional especial (por fuera del esquema de seguridad actual), con una única función que es detectar los puntos de venta y eliminarlos".
En relación con la posibilidad de las personas de bajos recursos de acceder al mercado de crédito, Arroyo pone el foco en precisamente masificar el crédito y descentralizar los recursos disponibles para repartir. "Nuestro país tiene 32% de informalidad laboral y una gran red de cuentapropistas (gasistas, plomeros, carpinteros, etcétera) que no son sujetos de crédito bancario y acceden a crédito al 80 o 90% anual contra fotocopia de DNI. Es la población que hoy está sobreendeudada y para la cual hay que masificar crédito con subsidio de tasa para que acceda a máquinas, herramientas y mejore su producción. Hoy, el 70% de los recursos en política social los tiene la Nación, el 23% todas las provincias juntas y el 7% los 2200 municipios. Se trata de dejar a nivel central lo que es igual para todos (como la AUH) y descentralizar recursos a municipios y organizaciones sociales en las políticas que se vinculan con trabajo e inclusión social."
Vivienda digna para todos
Según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el déficit habitacional involucra a tres millones de hogares en todo el país, cifra que equivale al 25% del total de familias. A su vez, la brecha entre el ingreso de los hogares y el valor del metro cuadrado va en ascenso.
Es un hecho que en la actualidad, el acceso a la vivienda no es una dificultad sólo de los sectores más humildes; hoy una familia de clase media o un joven profesional encuentra en el mercado escasas oportunidades para accedan a su primera vivienda.
Esta situación de contexto trasladada a los sectores más pobres, con características por lo general de mayor informalidad laboral, hace que el sueño de acceder a su casa propia sea para muchos una utopía.
Justamente a este público están dirigidos los esfuerzos de numerosas organizaciones sociales que buscan mejorar las condiciones habitacionales de los grupos más excluidos.
Este es el caso de la Fundación Sagrada Familia, que trabaja desde 1979 contribuyendo a la promoción de las personas y a la consolidación de las familias, utilizando como medio programas para facilitar el acceso a una vivienda digna. Alejandro Besuschio, su director ejecutivo, plantea como principal meta para 2014 en términos de habitabilidad, el seguir aumentando la oferta de oportunidades para el acceso a una vivienda digna para los que menos tienen. "El desafío de mostrar a los sectores más humildes que acceder a una vivienda digna no es una utopía, sino que hay caminos y oportunidades para alcanzar ese sueño. Existen hoy excelentes prácticas de asociatividad con inmenso potencial y efecto multiplicador de recursos para la resolución del déficit habitacional; el desafío es poder replicarlas. Son numerosos los testimonios que nos permiten afirmar que ante la oferta de oportunidades, las familias vuelcan no sólo los ahorros, sino su creatividad y esfuerzo sostenido en el tiempo para la construcción o mejora gradual de sus viviendas", confirma Besuschio.
Otro camino de acción que según Besuschio habría que afianzar es "lograr un abordaje integral de los problemas habitaciones, generando experiencias exitosas de articulación entre gobierno, sociedad civil y sector privado en la búsqueda de más, nuevas y deseadas oportunidades". Sólo este año, gracias al trabajo conjunto entre gobierno, privados y ONG, la Fundación Sagrada Familia logró que 206 familias accedieran a una vivienda propia, que 463 familias mejoraran su casa a través de microcréditos y que 4000 familias consiguieran sus materiales para mejorar o construir sus viviendas en Sume Materiales.
"Ese es el desafío, adecuadas políticas públicas, acceso al suelo, acceso a los servicios básicos, al crédito, entre otros. Hay muchas familias que con pequeñas oportunidades alcanzan logros enormes en este camino hacia el acceso a una vivienda digna; somos fieles testigos de esto", concluye Besuschio.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)