miércoles, 6 de julio de 2016

Arroyo en El Economista:“El Gobierno se sostiene más por expectativas que por resultados"

En diálogo con El Economista, Daniel Arroyo habla de la situación social del país luego de un semestre de Macrinomics, ofrece su visión sobre el famoso segundo semestre y señala cuáles son las cosas que no entiende el Gobierno sobre cómo funciona el país.
Lic. Daniel Arroyo (Presidente Red PAR)
La lectura oficial es que en diciembre estábamos caminando hacia un precipicio y que la política económica intentó retraer al país de ese abismo. Sin embargo, lo que vimos en este primer semestre se asemeja bastante a una caída precipitada. ¿Cómo lo ven ustedes desde el Frente Renovador?
El Gobierno tomó un enfermo con 39 grados de temperatura. No creo que hayamos estado en el precipicio pero, objetivamente, del 2011 al 2015 la situación social empeoró y la política económica fue muy errática. Se tomó, como decía, un enfermo con 39 grados de temperatura pero se le metió un ajuste encima y el enfermo ahora tiene 41 grados. Es objetivo que tomó una situación crítica y que las políticas que encaró empeoraron la situación social. A mí me parece que se hicieron todas las cuestiones todas juntas. La inflación que se espiralizó: arrancó con alimentos, después con transportes y luego con tarifas. Hubo un parate en la construcción y en las changas. En Argentina, una tercera parte trabaja informalmente: el gasista, el plomero o el carpintero. Gente que trabaja por su propia cuenta. Al pararse la construcción, y también añado el textil, ese mundo se complicó mucho. Por último, los despidos en el sector público y en el sector privado. Todo eso empeoró la situación social. El Gobierno tiene clara la orientación económica que quiere hacer, pero no tiene claro qué hacer con el mercado laboral ni cómo crear empleo ni cómo generar el desarrollo a través del Estado. En ese sentido, tiene falencias o no lo ha planificado hasta acá.

El Gobierno dice que mantuvo y profundizó la política social, un tema que usted conoce muy bien. Evidentemente, con eso no alcanzó…
No. Está claro que Gobierno no tuvo una política de quitar planes sociales, más allá de las discusiones que se han tenido en algunos casos puntuales como el Plan Fines o el Progresar. No cambió la estructura general y, objetivamente, ha mantenido los planes. Lo que ha planteado como avance son cuatro cuestiones (la reducción del IVA a la canasta básica de alimentos, la aplicación de la AUH a los monotributistas, la suba del seguro de desempleo a más de $3.000 y los cambios al sistema jubilatorio) han sido anuncios que no han sucedido aún. Van a generar algún nivel de transferencia de recursos, pero que hasta ahora no ha sucedido. En cuanto a tiempos, el manejo fue muy desigual. Hubo un ajuste muy fuerte y se anunciaron medidas compensatorias, que no son tan amplias y que hasta ahora, como decía, no pasaron. No hay nadie que haya pasado la tarjeta y se le haya devuelto el IVA o no hay nadie que haya cobrado $3.000 por el seguro de desempleo.

Arranca el segundo semestre con la expectativa de que haya un quiebre en las tendencias macroeconómicas, más allá de que ha perdido esta tesis cierto entusiasmo en el Gobierno sino en la profesión económica. ¿Cómo están viendo ustedes este segundo semestre y vamos a ver algo muy distinto?
La economía entró en recesión y ese proceso no parece que vaya a cambiar en el segundo semestre. Vamos ir hacia una baja de la inflación, pero en parte por producto de la recesión y el parate de la actividad económica. El Gobierno sigue confiando en algo que verdaderamente es equivocado en Argentina y es que cuando hay inversión eso se va a derramar sobre el empleo. Todo parece indicar que las inversiones que se consiguen serán para el sector financiero o el sector primario, como soja o minería, que no mueven el nivel de empleo. Los sectores que mueven el empleo en Argentina son la construcción, el textil, el turismo y el metalmecánico. Tengo la impresión que vamos un segundo semestre en que veremos una baja de inflación y cierta estabilidad en las condiciones macroeconómicas, pero para que haya mejora social hace falta políticas activas tanto lo que hace a control de precio como a generar cadenas productivas que no parecen hasta acá estar en la agenda del Gobierno.

Varios economistas ven un punto de inflexión y sostienen que el Gobierno empieza a preocuparse más por la economía real: el gasto público está creciendo otra vez y está este gran paquete jubilatorio que va a inyectar muchos pesos por debajo de la pirámide. ¿Cree que este cambio no alcanza para que haya un quiebre?
Me parece que hay un cambio en la orientación del Gobierno, aunque no en la políticas sino en la orientación. El Gobierno creyó mucho en el tema de que el sector empresario iba a tener buenas expectativas, iba a volcar recursos y creyó mucho que la palabra del Presidente y cierto esquema económico más confiable se tradujera en inversiones rápidas. Me da la impresión que en el último tiempo, empezó a sentir que eso no era evidente ni inmediato y empezó a imaginar mecanismos de más transferencias de recursos. Los más claros son el blanqueo y la reforma jubilatoria. De hecho, ha vuelto a pensar el tema de los Precios Cuidados. Han encarado algunos mecanismos con más intervención del Estado y abandonado la creencia de que esto se va a acomodar automáticamente.

Podemos añadir el próximo lanzamiento del Procrear…
La idea de que el mercado no lo va a acomodar solo y que sin Estado no va a haber infraestructura y movimiento. Cambió eso en su cabeza y eso es bueno porque la creencia anterior no tiene que ver con la realidad del funcionamiento de la economía argentina. Me da la impresión que hay tres problemas conceptuales en el Gobierno. Uno es que no entiende el mercado informal del trabajo. No entiende que lo que no está en los cuadros y las estadísticas es una gran parte: casi el 40% de la gente que trabaja, que está asociada al mercado interno y sobre todo a la construcción, el textil y el comercio, y que cuando parás el mercado interno, se te desacomoda una gran parte de la población que no la tenés registrada en estadísticas pero que es el problema social del conurbano, por ejemplo. La segunda cuestión que hay que revisar es que para que la obra pública se ponga en marcha, además de acelerar los procesos, hay que equilibrar entre obra pública de mucha tecnología y estratégica para el país y, por otro lado, otra que genere trabajo. Si no hay muchas pequeñas obras de saneamientos, de núcleos húmedos y pequeña obra de infraestructura, es de decir, pico y pala, no va a cambiar mucho la situación del desempleo en Argentina aunque se construyan muchos kilómetros de rutas. Lo tercero es que sigue sin entender bien el sistema de precios. Si no se mete en las cadenas de producción y el tambero que produce vende a $3,40 y el litro de leche llega a $22 pesos a la góndola, si no hace nada en el medio, si no interviene, si no fortalece a los que producen y no establece ningún criterio, algún Consejo Económico Social o alguna mesa de diálogo, algún criterio para fijar metas de inflación y de crecimiento, no veo que la inflación vaya a cambiar mucho aunque baje producto de la recesión. Esas tres cosas diría que son las cuestiones en las que el Gobierno no ve con claridad cómo funcionan las problemáticas argentinas y por eso sigue desacomodándose la situación social.

Es una probabilidad que el país llegue a las elecciones del 2017 con algunos temas de la agenda que se debatían en la campaña 2015 solucionados, pero con otros igual o incluso agravados: la no creación de empleo privado, una inflación que este año que va a ser la mayor al 40%, una economía que siga en recesión o estancada. ¿Ustedes lo ven así y ese va a ser un poco el eje de la campaña del Frente Renovador en 2017?
Sí, ese va a ser el eje: economía real y trabajo. Para mí las dos áreas clave que tiene el Gobierno, más allá de a quien sea el Presidente, son la Secretaría de Empleo y la de Comercio. Lo que encaren en esas áreas van a definir lo que pase y cómo vivamos los argentinos los próximos tiempos y el debate conceptual va a tener que ver con cómo hacemos para fortalecer más la actividad productiva y cómo se va a generar empleo. Ese va a ser el debate central. Hoy, en términos de expectativas, el Gobierno tiene una doble mirada por parte de la sociedad. El que la pasa mal, quiere que al Gobierno le vaya bien. En los barrios hay situaciones muy críticas y las personas, que saben que está perdiendo ingresos y que la cosa se está complicando, dicen ‘ojalá que esto funcione y que la cosa salga porque no quiero volver a empezar’. Las ganas de que las cosas vayan bien le juegan a favor al Gobierno, que se sostiene hoy por expectativas y no por resultados. Esa brecha debería acortarse de cara a las elecciones. Si no se le va a hacer más cuesta arriba.

Vemos que el Frente Renovador comienza a hablar con el peronismo tradicional nuevamente, pero también está la posibilidad de que confluya con una opción de centroizquierda por fuera del peronismo con Margarita Stolbizer. ¿Qué nos puede anticipar?
Falta mucho. Lo que aprendí es que los procesos electorales en términos de alianzas concretas y candidaturas terminan de definirse en los últimos días. Lo que aspiro es que el Frente Renovador vaya ampliándose y además de incorporar personas que tienen una mirada muy republicana, como el caso de Stolbizer, podemos incorporar parte del mundo del peronismo, movimientos sociales y gente que trabaja en los barrios. Eso sería un punto significativo. No tengo claro sobre si va a haber grandes alianzas electorales. Como decía, eso se define al final y nadie puede predecir algo así hoy. Aspiro que podamos tener una agenda común de trabajo, ampliar las miradas y tener una confluencia importante de distintos sectores de cara al 2017.

Fuente:http://www.eleconomista.com.ar/2016-07-el-gobierno-se-sostiene-mas-por-expectativas-que-por-resultados/