(publicado en clarin.com, el viernes 24 de diciembre de 2010)
Por Pablo de León
Consultado sobre la ola de tomas, el ex ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo dijo que para los sectores pobres el problema es el hacinamiento y destacó que el aumento de los alquileres generó una tensión que se expresó en las ocupaciones.
La crisis que evidenció la ocupación del Parque Indoamericano y las tomas de terrenos en diversos lugares de la ciudad de Buenos Aires y conurbano bonaerense, generó intensos debates en el terreno político pero careció de perspectiva y análisis, con fundamento y conocimiento de las problemáticas existentes.
Daniel Arroyo posee vasta experiencia de trabajo en el área social, un paso como ministro de Desarrollo Social bonaerense y también como vice ministro a nivel nacional.
Arroyo analizó, en diálogo con Clarín.com, los problemas fundamentales que desnudó la crisis de las tomas y ocupaciones. Según el ex funcionario, en la Argentina hay un primer problema básico: “En el uno por ciento de todo el país vive 14 millones de habitantes, entre el conurbano bonaerense y la ciudad de Buenos Aires”. Esto origina que “más del 30% de la gente viviendo en el uno por ciento del espacio físico”.
El experto en temas sociales consideró que en Argentina, la migración se mantiene constante en el interior del país. Y repasó que “en los años ‘40 y ‘50 la gente venía a trabajar (hacia la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano) en una industria metalmecánica, una industria; hoy viene porque tiene cerca una escuela, un comedor escolar, un centro de atención primaria de la salud”.
El licenciado Daniel Arroyo indica que los sectores pobres están viviendo en villas, asentamientos, barrios y básicamente, en situaciones irregulares. Por eso, estima que hay “dos millones y medio viviendo en el Conurbano, la ciudad de Buenos Aires”. Por eso, “el núcleo del problema social de los sectores pobres es el tema del hacinamiento”. Según el ex funcionario, hoy en la ciudad de Buenos Aires hacen falta 50.000 viviendas, lo que implica “un desfase grande”.
Algunos consideran que, a través de una mirada integral, la vivienda y la actividad productiva es lo mismo para los sectores pobres. Arroyo dice a Clarín.com que “la casa es el lugar donde ‘laburan’, donde hacen changas”.
Arroyo plantea que es necesario “el desafío de tomar el tema de las viviendas, la urbanización de barrios y crear un banco social de tierras para definir una estrategia nacional”.
También considera que el tema del costo de los alquileres, que va tanto para los sectores pobres como para los sectores medios, aportó lo suyo para el conflicto de la ocupación de predios.
“Pagan más un alquiler de un dormitorio compartido -entre 800 y 1.000 pesos- en un asentamiento pues carece de garantías. Paga eso o nada y no le queda otra”, grafica.
Y asegura que “el aumento de los alquileres generó una tensión fuerte que terminó en las tomas. Gran parte de la necesidad se expresó en las tomas, más allá de punteros y de intereses políticos”, considera Daniel Arroyo.
El debate es vasto pero sin duda, necesario. Y Arroyo aporta elementos, incluso para la polémica.