lunes, 28 de diciembre de 2015

Cinco propuestas para reducir la pobreza

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1856977-cinco-propuestas-para-reducir-la-pobreza 
La situación social impone combinar medidas de acción
En la Argentina empeoró la situación social en los últimos cuatro años. Hoy tenemos 28% de pobreza, 34% de trabajo informal y 1,5 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan. El Estado ha volcado muchos recursos: hoy la asistencia social es de $ 110.000 millones y ocho millones de personas reciben dinero todos los meses como parte del sistema de protección social.
Si conviven una elevada asistencia social y un alto número de pobres quiere decir que el nuevo gobierno seguramente deberá iniciar una nueva etapa en política social que apunte, al menos, a cinco desafíos principales:
2) Apostar a un sistema integrado de apoyo a la primera infancia para fortalecer todo el proceso del embarazo hasta los primeros 6 años de vida, crear jardines de desarrollo infantil para garantizar el cuidado seguro y la estimulación temprana de las niñas y los niños desde los 45 días y hasta los 3 años en situación de vulnerabilidad, además de garantizar la educación inicial universal desde los 3 años.1) Avanzar en la puesta en marcha del derecho al primer empleo. El objetivo es establecer una exención impositiva a las empresas que tomen jóvenes como primer empleo. Los jóvenes son el futuro si tienen presente, y por eso hay que crear un mecanismo para que logren entrar al mundo laboral.
3) Masificar el crédito. Nuestro país tiene una gran red de cuentapropistas (gasistas, plomeros, carpinteros, etcétera) que no son sujetos de crédito bancario y que acceden a préstamos al 100 o 120% anual contra la fotocopia del DNI. Es la población que hoy está sobreendeudada y para la cual hay que masificar el crédito con subsidio de tasa para que acceda a máquinas, herramientas y mejore su producción.
4) Desarrollar una red de atención y prevención de adicciones y crear una unidad especial de combate a la venta de droga. Está claro que hoy las familias se desesperan porque no existen lugares para la atención de personas adictas, y también que aumentó la venta de droga en los barrios. Se trata de generar un esquema institucional especial (por fuera del esquema de seguridad actual) con una única función, que es detectar los puntos de venta y eliminarlos.
La Argentina necesita entrar en una nueva generación de políticas sociales que le permita romper la reproducción intergeneracional de la pobreza. Los problemas macroeconómicos son urgentes, pero en estas cuestiones parece jugarse gran parte de nuestro futuro.5) Ir a un modelo de "empalme" entre planes sociales y trabajo: una persona que tiene un plan social, si consigue un trabajo formal cobra por su trabajo y va haciendo un "empalme" con su plan social conviviendo con ambos sistemas durante un ciclo de dos años. Este proceso va acompañado de la red de tutores que acompañan y de un esquema de capacitación permanente.
El autor es ex viceministro de Desarrollo Social

jueves, 17 de diciembre de 2015

Una política para ayudar a los niños en riesgo

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1854867-una-politica-para-ayudar-a-los-ninos-en-riesgo

Hay cinco realidades que hoy son muy evidentes en nuestro país y representan el mayor desafío para los próximos años:

El que vende droga gana más que el que trabaja y los jóvenes llegan a ese proceso no por fascinación del mundo narco sino por crisis. El ciclo es: un chico que está hacinado en su casa se va a la esquina porque hay más lugar y mejores condiciones; ahí empieza a consumir porque todos lo hacen y luego se endeuda. Y allí es cuando se le acerca alguien a ofrecerle cualquier alternativa para cancelar esa deuda.

Los centros de atención de adicciones están desbordados, con poco equipamiento y pocos profesionales que puedan atender las situaciones críticas. Es evidente que faltan, al menos, 200 centros de atención y que el Estado debe invertir ahí gran parte de sus recursos para cambiar el paisaje social.

El consumo de paco, alcohol u otras sustancias arranca desde edades cada vez más tempranas. En algunos casos a los 8 años, en otros a los 12; lo que está claro es que hay un proceso de "infantilización" de la pobreza y que en ese contexto aparece el consumo de "chicos-adultos" que buscan las opciones que no les da la vida.

La facilidad de acceso a armas hace que la violencia escale rápidamente; así, el partido de fútbol de la canchita de la esquina que generalmente terminaba en insultos termina hoy, muchas veces, a los tiros, lo mismo que cualquier discusión cotidiana.

El Estado ha buscado llegar a los más chicos y cubrir estos problemas a través de mecanismos de transferencia de dinero como la Asignación Universal por Hijo que cubre a más de 3.000.000 de chicos y da una base de arranque económico, pero no ha logrado generar una red de acompañamiento a las familias.

En este contexto hace falta una gran política de Estado que apoye acciones e instituciones como las que encaran la ONG Madres contra el Paco y que ponga el eje en la situación de los niños y adolescentes. Se podría generar un fondo de primera infancia que garantice, de verdad, la cobertura de jardines maternales y salas de 3 y 4 años para que todos los chicos arranquen desde un mismo lugar; también se debería promover una red de tutores con referentes barriales y de las escuelas que pongan foco en el acompañamiento cotidiano de las familias.

Finalmente hace falta cortar la venta de droga en los barrios (quizá con una fuerza especial por fuera de la policía) para que el resto de las acciones no corra siempre detrás y quienes trabajan en la prevención no sientan que viven remando en dulce de leche.

Ex ministro de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires

viernes, 4 de diciembre de 2015

Los problemas sociales

30 noviembre, 2015 - 2:04 pm


Qué deberá enfrentar el nuevo gobierno 
En Argentina empeoró la situación social en los últimos cuatro años. Hoy tenemos 28% de pobreza, 34% de trabajo informal y 1.500.000 jóvenes que ni estudian ni trabajan. El Estado volcó muchos recursos para atender esta problemática: hoy la asistencia social en su conjunto es de $ 110.000 millones y 8 millones de personas reciben dinero todos los meses como parte del sistema de protección social.
Si hay tan alta asistencia social y tan alto número de pobres quiere decir que el nuevo gobierno deberá iniciar una nueva etapa que apunte a:
– Avanzar en la puesta en marcha de Derecho al Primer Empleo. El objetivo es establecer una exención impositiva a las empresas que tomen jóvenes como primer empleo. Los jóvenes son el futuro si tienen presente y por eso hay que crear un mecanismo para que logren entrar al mundo laboral.
– Apostar a un Sistema integrado de apoyo a la primera infancia para fortalecer todo el proceso del embarazo hasta los primeros seis años de vida, crear Jardines de Desarrollo Infantil para garantizar el cuidado seguro y la estimulación temprana de las niñas y niños desde los 45 días.
– Masificar el crédito. Nuestro país tiene una gran red de cuentapropistas (gasistas, plomeros, carpinteros, etc.) que no son sujetos de crédito bancario y acceden a crédito al 100 o 120% anual contra fotocopia de DNI. Es la población para la cual hay que masificar crédito con subsidio de tasa para que acceda a máquinas, herramientas y mejore su producción.
– Desarrollar una Red de atención y prevención de Adicciones y, junto con ello, crear una Unidad Especial de Combate a la Venta de Droga. Es claro que hoy las familias se desesperan porque no existen lugares en donde atender a las personas adictas y, también, es claro que aumentó la venta de droga en los barrios. Se trata de generar un esquema institucional especial (por fuera del esquema de seguridad actual) con una única función que es detectar los puntos de venta y eliminarlos.
– Ir a un modelo de “Empalme” entre planes sociales y trabajo: una persona que tiene un plan social, si consigue un trabajo formal, cobra por su trabajo y va haciendo un “empalme” con su plan social conviviendo con ambos sistemas durante un ciclo de dos años.
Es evidente es que Argentina necesita entrar en una nueva generación de políticas sociales que le permita romper la reproducción intergeneracional de la pobreza. Sin dudas, los problemas macroeconómicos son urgentes pero en estas cuestiones parece jugarse gran parte de nuestro futuro.

Daniel Arroyo
Ex Ministro de Desarrollo Social

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Evento de la Revista NOTICIAS - 1/12/2015

Anoche participé en el auditorio de MALBA , a las 19.50 del acto central de la celebración del 26 aniversario de NOTICIAS: la distinción de los 10 argentinos del año.
Hubo política, espectáculos, trabajo social y deporte; fue el lugar común de una noche notable, donde las diez personalidades que subieron al escenario aprovecharon para compartir alegrías, esperanzas y responsabilidades.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Los ‘ni ni’ son tantos como una década atrás

Fuente: http://www.perfil.com/elobservador/Los-ni-ni-son-tantos-como-una-decada-atras-20151122-0040.html

Un dato que no varió en todo el período Kirchnerista, es que sigue siendo el mismo el número de personas entre 18 y 24 que no tienen una ocupación fija ni se educan. Símbolo de la crisis, es un problema agravado por la droga y la falta de oportunidades.

Por Daniel Arroyo | 22/11/2015 | 03:01




Esquinas. En los barrios más humildes, el problema se agrava porque los jóvenes se suman al narcotráfico. | Foto: Cedoc
La Argentina tiene varios problemas sociales: 28% de pobreza, 34% de informalidad laboral, altos niveles de desigualdad, aumento de la violencia en los hogares y, también, mayor consumo y venta de drogas. Pero tiene un problema aun mayor: cerca de 1,5 millones de jóvenes que no estudian, no trabajan o lo hacen en forma precaria. Esa es la cuestión social más crítica que tiene nuestro país y en donde se juega si realmente tendremos futuro o no.
Se trata de jóvenes de 18 a 24 años que están sin hacer nada o que entran y salen del trabajo y del ámbito educativo con frecuencia. No tienen problemas para realizar la tarea sino que lo que les cuesta es sostener la rutina del trabajo. Lo difícil no es entender qué hacer, sino ir a trabajar todos los días ocho horas, en parte porque muchos no han visto trabajar ni a sus padres ni a sus abuelos.
La misma situación se da en la escuela, en donde el desafío es sostenerse, evitar el desenganche y la abulia. Por eso es necesaria una reforma que revise los objetivos de la escuela secundaria y los vincule con los sectores productivos y los intereses de jóvenes que incorporan muy rápido las nuevas tecnologías.
Son muy pocos los jóvenes que “nunca” estudian ni trabajan. En la mayoría de los casos, se trata de jóvenes que entran y salen; están un tiempo en la escuela, no logran sostenerse y se quedan afuera o enganchan un trabajo con mucha dificultad que, generalmente, no termina de darles continuidad.

El hacinamiento y las adicciones aumentan los problemas: un ciclo frecuente en los grandes centros urbanos (Rosario, Córdoba, conurbano bonaerense) es el de un chico que, estando hacinado en su casa, se va a la esquina porque hay más lugar y mejores condiciones, ahí empieza a consumir porque todos lo hacen y luego se endeuda. Y allí es cuando se le acerca alguien a ofrecerle cualquier alternativa para cancelar esa deuda. Esta es una realidad de la que muchos son víctimas y se completa con una creciente estigmatización que los identifica como culpables de la inseguridad. A esto hay que agregar el alto porcentaje de embarazo adolescente que reproduce nuevamente el esquema de hacinamiento y vuelve a complicar las cosas.
Al que engancha un trabajo o una “changuita” también se le complica porque cuando vuelve al barrio ve que gana menos que el que vende droga o está vinculado a otra actividad. Esta situación aumenta la falta de horizonte y la idea de “no saber para dónde ir” porque da la impresión de que les va mejor a los que andan por la banquina.
Así, un serio problema es que el que estudia y trabaja no es al que le va mejor en el barrio, con lo cual la lectura que cualquier joven puede hacer es que la movilidad social ascendente no está pasando hoy por el trabajo sino por los caminos alternativos.

Este fenómeno no es nuevo pero, sin dudas, se ha agudizado en los últimos años. Los jóvenes “ni ni” surgen como producto de la crisis social, el desempleo y la movilidad social descendente de los 90 que llevó a que, por primera vez en Argentina, la generación de los hijos estuviera peor y tuviera menos oportunidades que la de sus padres. En ese período se consolida la tercera generación de no trabajo (jóvenes que no han visto ni a su padre ni a su abuelo trabajar con continuidad). Pero el neoliberalismo y los 90 no son la única razón de la situación de hoy, ya cerca de la mitad de la segunda década de 2000, siguen afuera de todo.
Se podría decir que los 90 marcaron la precarización, el desempleo y el desenganche de los jóvenes respecto del mundo laboral; mientras que en la última década se agudiza el aumento de ventas de droga en los barrios, el mayor acceso a armas y la idea de que hay caminos alternativos que parecen ser más rentables que los que van por el lado del estudio y el trabajo.
Si los 90 marcaron para los jóvenes la movilidad social descendente, en la última década ese proceso se paró pero no se logró construir un nuevo mecanismo de ascenso social. Un camino que genera un horizonte, que establezca qué tiene que hacer un joven para que le vaya mejor en la vida.
En ese contexto, el Estado ha dado algunas respuestas con acciones como la Asignación Universal por Hijo (que cubre hasta los 18 años) y los Programas Más y Mejor Trabajo (Ministerio de Trabajo) y Conectar Igualdad (Ministerio de Educación). El sector privado financia más de 10 mil becas educativas por año y las organizaciones sociales han extendido redes de acompañamiento escolar y capacitación laboral.

Todas estas iniciativas marcan la preocupación que la sociedad le da a la integración de los jóvenes. Sin embargo, el problema es claramente de una escala mayor y por eso se requieren nuevos instrumentos, muchos recursos, articulación de acciones y una política de Estado que fije como prioridad la inclusión de los jóvenes.
La puesta en marcha del plan Progresar para jóvenes de 18 a 24 años que no estudian, no trabajan o tienen trabajo precario ha sido la última iniciativa del Estado. La transferencia de $ 900 por mes para que los jóvenes completen el ciclo educativo ha sido una buena iniciativa en la medida en que sin un incentivo económico difícilmente el Estado pueda dar o vincularse con los jóvenes.
Sin embargo, da la impresión de que el programa ha salido al revés: llega a los jóvenes que están en algunos lugares (universidades públicas, organizaciones sociales, etc.) pero no a los que están en los “no lugares” (en la esquina, en la plaza, en la puerta de un kiosco, etc.).
Ahora bien, está claro que con ello no alcanza en absoluto y que la sola transferencia de dinero no va a generar un cambio en las condiciones de vida o en las oportunidades de los jóvenes.
De allí la necesidad de avanzar en varias acciones que complementen la transferencia de dinero.

Red de tutores: es clave generar una red de tutores con personas que tengan legitimidad, una maestra que tiene buena llegada, algún pibe de la esquina, un referente barrial o religioso. Se trata de potenciar una red de tutores creíbles a los que los jóvenes sientan que no deben fallarles y que los ayuden a sostenerse en lo laboral o en la escuela. La clave es acompañar y generar espacios de capacitación y entrenamiento en función de sus perfiles y preferencias.

Derecho al primer empleo: una política central es promover el derecho al primer empleo a través de exenciones impositivas a las actividades productivas que incorporen masivamente a jóvenes. Debería ser un derecho que actúe como una política laboral permanente de estímulo fiscal a las empresas que contraten formalmente a jóvenes.

Masificación del crédito: los jóvenes no acceden al crédito bancario por falta de garantías. La masificación de los sistemas de crédito con montos pequeños favorecería la vocación emprendedora y el desarrollo de innovaciones productivas. El desafío es llegar con tasas de interés subsidiadas para jóvenes que tengan buenos proyectos, y apostar a la calidad de sus ideas.

Sistema dual en la escuela secundaria: existe un abismo entre la escuela y el trabajo. De hecho, gran parte de los jóvenes desocupados tienen secundaria completa. Para achicar esa brecha, la idea es ir al sistema dual (en los últimos años, un joven está en la escuela y además hace pasantías o capacitaciones específicas) de modo que vaya empalmando estudio y trabajo.

Escuelas de oficios locales: es necesario trabajar paralelamente los problemas de oferta y de demanda. La conformación de escuelas de oficios es una alternativa importante para la inserción de muchos jóvenes en la economía social ya que se trata de una formación dinámica, flexible y, sobre todo, vinculada a la producción local.
Finalmente, además de avanzar en la conformación de centros de prevención y atención de adicciones, hay que crear una Unidad Especial de Combate a la Venta de Droga. Es claro que aumentó la venta de droga en los barrios y que el pibe que engancha una “changuita” gana menos que el que vende droga, y muchas familias se preguntan si no les es más conveniente poner una cocina de paco. Se trata de generar un esquema institucional especial (por fuera del esquema de seguridad actual) con una única función que es detectar los puntos de venta y eliminarlos.

La idea de que los jóvenes son el futuro es buena si logramos que tengan presente. Desarrollar acciones que realmente impacten sobre sus vidas cotidianas, recuperen el sentido del esfuerzo y la búsqueda del progreso, es la prioridad que nos permitirá construir la Argentina del mañana.
Las acciones que encara el Estado nunca son inocuas. Cuando funcionan mal promueven la frustración, la idea de que nada se puede hacer. Por eso hay que lograr políticas públicas sostenidas en el tiempo, que funcionen bien y cumplan sus metas porque si no, como en el juego de la oca, el Estado va a retroceder cinco casilleros respecto de las expectativas de los jóvenes, y corremos el riesgo de que consoliden una idea que tienen muy arraigada: que muchos hablan pero que nadie hace nada por ellos.



*Ex secretario de Políticas Sociales de la Nación, ex ministro de Desarrollo Social bonaerense y ex candidato a vicegobernador. Autor del libro Las cuatro Argentinas.

martes, 3 de noviembre de 2015

Daniel Arroyo: El desafío de reconstruir la movilidad social ascendente


Por Daniel Arroyo
Publicado en El Cronista.

Daniel Arroyo repasa la evolución de las políticas sociales a lo largo de las tres últimas décadas: del PAN de Alfonsín hasta las políticas focalizadas de Menem. Y el salto hacia la universalización a partir de la AUH durante el kirchnerismo. Las cuentas pendientes para la cuarta década.

1 La política social argentina de los ‘80 y ‘90

La evolución del ciclo completo de los 30 años de democracia nos deja resultados diversos y contradictorios en lo social. La emergencia del Gobierno de Alfonsín trae un cambio importante en la política social que es el surgimiento del PAN (Plan Alimentario Nacional) como el primer programa que reconoce algo poco visible en Argentina: el problema del hambre. Se trata de una política que va a tener muchas dificultades de implementación pero que tiene su principal valor en ir a fondo en un tema que hasta allí no estaba en la agenda pública. El intento de reforma del esquema de organización sindical (rápidamente truncado) es el otro eje de política social de ese gobierno.

Las crisis económicas reiteradas desde el ‘87 y, especialmente, el efecto brutal que la hiperinflación va a tener en los sectores pobres no sólo va a acelerar el cierre de ese ciclo político, sino que también va a inaugurar una nueva demanda social: la estabilización de precios.

Así, las políticas sociales bajo el gobierno de Menem van a tener como eje central la convertibilidad y un proceso de ajuste económico que en un momento parece ser útil para resolver el mal mayor que fue la híper. Los ‘90 marcan el surgimiento de las políticas sociales focalizadas sobre la base de que había que identificar a los grupos vulnerables y sobre ellos aplicar políticas de contención hasta que la economía se acomodara y derramara sobre los más pobres. 

Esa idea se plasmó en diversos programas (muchos financiados en base a endeudamiento con organismos internacionales) que se ejecutaron con mayor o menor capacidad técnica pero que dejaron de tener capacidad de contención a partir del "efecto tequila" del ‘95, cuando la nueva crisis internacional mostró la verdadera escala del problema social en Argentina. 

Nuestro país termina el 2001 con 57% de pobreza, 28% de desocupación y 60% de informalidad económica. Es evidente que fue una década perdida en lo social. La idea de la teoría del derrame, de menos Estado y más mercado dio muy malos resultados sociales. Contrariamente, se puede decir que los últimos años han sido de mejoras en lo social, tanto para Argentina como para América latina. 

2 ¿Qué pasó en la última década?

A partir de allí, es importante analizar cómo evolucionó la política social en estos años y cuál es la agenda de problemas que deben ser resueltos en esta década si efectivamente queremos dar vuelta una estructura social que sigue siendo muy desigual en nuestro país.

Las acciones del Estado en esta última etapa pueden analizarse a partir de tres momentos diferenciados:

En la primera etapa, del 2003 al 2009, la política social se basa en tres grandes ejes:

  • Lo alimentario. La idea de fortalecer tanto la asistencia alimentaria como la comensalidad en el hogar. Se trata de salir paulatinamente de la entrega de los bolsones de comida o comedores y promover que la gente vuelva a comer en la casa.
  • Lo productivo. La idea presente aquí es que la gente sola no consigue trabajo y que el Estado tiene que incidir en la formación y capacitación laboral, en el acompañamiento de las personas para conseguir trabajo y financiar al sector informal de la economía. Financiar máquinas, herramientas, insumos, bienes de capital, que parte de la base de que el entrar en el mundo del trabajo es un trabajo en sí mismo que requiere del acompañamiento estatal.
  • La transferencia de dinero condicionada. Se trata de programas sociales que otorgan dinero a las personas para cumplir determinadas condiciones (trabajar un número de horas o presentar certificados de sus hijos). El primer programa fue el Plan de jefes y jefas de hogar, que en mayo de 2002 alcanza a 2.200.000 personas y luego se complementa con el Plan Familias que diferencia los importes que reciben los hogares en función del número de hijos. La idea clave acá es que la pobreza tiene un claro componente en la falta de ingresos de las familias y que el rol del Estado es capitalizar a los sectores pobres.
Esta primera etapa presenta el intento de ir saliendo de los programas focalizados de la década anterior y apunta a la masividad. La política social en ese período amplía su cobertura, incorpora también un nuevo sector de jubilados, pero no termina de definir un cambio estructural. 

Esta primera etapa presenta el intento de ir saliendo de los programas focalizados de la década anterior y apunta a la masividad. La política social en ese período amplía su cobertura, incorpora también un nuevo sector de jubilados, pero no termina de definir un cambio estructural. 

La segunda etapa está marcada por la puesta en marcha, en diciembre del 2009, de la Asignación Universal por Hijo (AUH). Se trata no sólo de la inversión social más significativa en términos relativos de América Latina sino que implica un cambio conceptual: es el primer modelo de política social que busca equiparar derechos de los hijos de los trabajadores formales e informales, apuntando a que el salario familiar se transforme en un derecho que les corresponda a todos más allá de la posición laboral de los padres.

Hoy tiene 3.400.000 chicos bajo cobertura y representa una transferencia anual de casi 16 mil millones de pesos. Se vinculan aquí dos acciones conjuntas de manera positiva: se sube un piso la línea de ciudadanía (gran parte de la población arranca de un piso más alto en el nivel de ingresos) y se fomenta el consumo local. 

Se puede decir que en esta etapa se produce un giro en la política social en la medida en que se universaliza una base de ingreso a través de la AUH. Es claro que en este proceso quedan varias cuestiones pendientes como la extensión a los sectores que aún no se ha llegado o la sanción de una ley que consolide este derecho.

La tercera etapa es más difusa, se desarrolla a partir de un conjunto de acciones que se consolidan en los últimos años y que van desde la consolidación de una gran red de atención social por parte del Estado, la ampliación de las pensiones no contributivas y, lo más novedoso, el crecimiento de los programas para inserción de jóvenes en el Ministerio de Trabajo y la inclusión digital de los estudiantes secundarios a través del Ministerio de Educación.

3 Las cuestiones pendientes

a) La política alimentaria tiene un gran desafío aún que es cómo apuntarle a la calidad nutricional. La Argentina tiene un alto nivel de cobertura, pero tiene un desafío de la calidad. La política alimentaria debería ir no tanto a más cobertura, bolsones de alimentos o más tarjetas (hacia ahí fue evolucionando) sino a mejorar la promoción de la calidad.

b) El segundo gran paquete del debate de la política pública tiene que ver con el mundo de la empleabilidad y el emprendedorismo, es decir, el trabajo y la producción. Se han dado avances claros con programas como Más y mejor trabajo, o mecanismos de apoyo y acompañamiento para que la gente consiga trabajo, el Estado ha tenido un rol en la intermediación laboral en la discusión con sindicatos y empresarios sobre los salarios mínimos. Sin embargo hay un rol muy activo que el Estado debería fortalecer que es acompañar a la gente a conseguir trabajo; hacer el rol de agencia de empleo.

c) La otra parte del mundo del trabajo está asociada a los microcréditos y los emprendimientos laborales de las personas que están buscando generar su propia actividad productiva. El gran desafío es masificar el crédito a tasa baja para los sectores más pobres. Masificar es generar mecanismos rápidos para transferir dinero a las cuatro millones de personas que necesitan trabajo, que requieren máquinas y herramientas. 

d) Otro eje en el que hay cuestiones pendientes tiene que ver con el sistema previsional. Si bien se ha avanzado en la equiparación de derechos entre el sistema de trabajo formal y el informal, el modelo normativo nacional sigue reproduciendo las asimetrías laborales en la jubilación. Hubo grandes cambios con las pensiones no contributivas, los mayores de 70 años, los niños con discapacidad; también con las pensiones anticipadas y en este sentido también podemos decir que la AUH también modificó la estructura de pensión en la Argentina. Las transformaciones en el sistema de seguridad social achataron la pirámide, es decir, hoy hay más personas que cobran la mínima, más gente que se ha incorporado y, a la vez, se redujo la brecha con aquellos que han contribuido en su vida laboral. De esta manera, se constituye un sistema que camina hacia la universalidad, equiparando derechos en el corto y mediano plazo, aparece el desafío de dotar de sustentabilidad a este esquema.

e) Finalmente, el desafío de mayor relevancia está vinculado con los adolescentes y jóvenes: la situación de las 900.000 personas de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan. La transformación de esta realidad es clave no sólo para cumplir con sus derechos, sino también para definir qué país queremos para los próximos 20 años. Es por esto que me detendré con mayor detalle en este punto. La atención específica y adecuada destinada a ellos es una deuda pendiente en la mayoría de los países del mundo, sobre todo en los más pobres y con mayores índices de desigualdad. Cómo hacer para que aquellos que están fuera del sistema puedan revertir su realidad actual y construir mejores futuros, representa un gran desafío técnico y político. Cuando hablamos de jóvenes que no estudian ni trabajan nos referimos a chicos y chicas que, en plena edad de desarrollo no hacen nada, o que entran y salen del trabajo y de la escuela con mucha frecuencia, que no logran sostenerse en el sistema laboral ni en el educativo.

Si miramos de cerca el problema vinculado a la inclusión en el sistema laboral, advertimos algo complejo de modificar por su raíz cultural: los chicos no tienen problemas para aprender la tarea en sí misma sino con la rutina del mundo del trabajo. El problema de los jóvenes pobres no es entender cómo hacer un trabajo, sino el hecho de ir a trabajar todos los días ocho horas. 

Para entenderlo y diseñar las estrategias para cambiarlo es necesario ubicar esta problemática en el contexto histórico y recordar que muchos de estos jóvenes no han visto ni a sus padres o madres, ni a su abuelo trabajar. 

El hacinamiento y las adicciones son otros dos graves problemas vinculados a esta realidad: el ciclo que suele repetirse en los grandes centros urbanos es el de un chico que comienza estando hacinado en su casa, se va a la esquina porque hay más lugar y mejores condiciones, ahí empieza a consumir porque todos lo hacen y luego comienza a endeudarse. Y en ese momento es cuando muchas veces se le acerca una persona a ofrecerle alguna alternativa ilegal para cancelar su deuda. Esta es la realidad en la que muchos jóvenes son víctimas y que se completa con la estigmatización por parte de gran parte de la sociedad, muchas veces alimentada por los medios de comunicación, identificando a éstos jóvenes como los culpables de la inseguridad.

4 Una nueva estructura social 

No sólo se produjeron cambios en las políticas sociales, sino que también se modificó la estructura social en nuestro país con características bien diferenciadas a la de los ‘70 (una sociedad integrada y con movilidad social ascendente) y a la de los ´90 (con el surgimiento de los "nuevos pobres" y la movilidad descendente).

Esta estructura social se puede ver, al menos, en base a cuatro realidades diferentes:
Por un lado, aparece el sector de pobreza estructural, que continúa con las mismas características conceptuales, sin cubrir sus necesidades mínimas, que está concentrado en los grandes centros urbanos y, especialmente, en el NOA, el NEA y el conurbano. Se trata de personas que no cubren lo mínimo, tiene pobreza intergeneracional, no están incorporadas al mundo del trabajo pero son sujetos de gran parte de las políticas sociales y mejoras parciales en la infraestructura básica. Sin duda, los sectores de pobreza estructural a inicios de 2012 son menores y están mejor que en los ‘90, aunque continúan con similares dificultades de inserción laboral. 

Otro grupo que compone la estructura social vigente está integrado por los sectores vulnerables vinculados al mundo del trabajo informal (Argentina tiene cerca de un 35% de informalidad económica), sea por trabajo no registrado o, la mayoría, por ser cuentrapropistas (gasista, plomero, etc.). Los sectores vulnerables se auto-sostienen económicamente y viven de su propio ingreso, no tienen asistencia estatal directa aunque, en ocasiones, pueden ser beneficiados por la AUH. Lo que marca su modo de vida es la precariedad y la falta de previsibilidad. Un docente tiene idea de lo que va a ganar durante un año, puede proyectar sus vacaciones si tiene o no ahorros. Tiene un horizonte de futuro bastante claro. Contrariamente, los sectores vulnerables no gozan de esta posibilidad. Pueden ganar más o menos pero esa falta de previsibilidad es, en gran parte, su preocupación. También paga más impuestos y tiende a ver al Estado como generador de políticas para el sector de pobreza estructural y no para sí mismo. Estos grupos, a diferencia del fenómeno de la nueva pobreza, no están en un proceso de movilidad ascendente. 

La clase media en Argentina se reconstruye vinculada al Estado y al mercado interno. Los docentes, los trabajadores estatales, los empleados vinculados al sector privado vuelven a formar parte de la clase media pero con algún nivel de integración y no en situación de precariedad. Asimismo, se puede observar el aumento del consumo y de la previsibilidad.

Por último, la clase alta continúa con sus niveles de diversificación de intereses productivos en un marco en el que la concentración económica continúa siendo el factor determinante. 

En definitiva, se puede decir que la Argentina está frente a una nueva estructura social. Ha resuelto algunos problemas consolidados en años anteriores y ya no tiene un fenómeno generalizado de movilidad social descendente. También reconstruyó el aparato estatal, tanto en la atención para los sectores de pobreza extrema como en la consolidación para los que tienen trabajo en el sector público. Sin embargo, aún no ha logrado rehacer la idea del camino de la movilidad ascendente por medio de la educación. Este es un problema serio porque hay un contexto de mejora económica en el que no se logra visualizar cuál es el trayecto que se debe seguir para que a nuestros hijos les vaya mejor que a nosotros. Queda claro, entonces, que los próximos años nos enfrentan al desafío de integrar y reconstruir la movilidad social ascendente.


jueves, 22 de octubre de 2015

Vendedor de droga, nuevo sujeto social

El vínculo entre narcotráfico y vida cotidiana se está complicando cada vez más en Argentina y
requiere una actuación inmediata para evitar un nuevo modelo de organización social dominado por los que producen y venden droga, aquellos que se convierten en referentes del barrio porque ganan más y les va mejor.

Diversos estudios están de acuerdo en un punto clave: cada vez se vende más droga en los barrios. Frente a cualquier escuela, en el kiosco cerca de la plaza o en las esquinas, hay alguien que vende droga (ya sea “paco” u otra sustancia) y, lo que es peor aún, todos los habitantes de la zona saben cómo acceder a esa droga.

La venta de droga ya no es sólo un problema de adicción, sino que se ha transformado en un modo de vida económico rentable y bastante generalizado.

El chico que consigue una “changuita” cuando vuelve al barrio gana menos que el que vende droga y, en el mismo sentido, una familia que pone una cocina de paco obtiene más ingresos que viviendo de trabajos esporádicos o de un sueldo básico.

Este punto no es menor y está llevando a un desplazamiento de los tradicionales punteros políticos, que hoy tienen menos herramientas e incidencia en su comunidad que el proveedor de droga que ahora empieza, también, a prestar asistencia social.

En lo que respecta al tratamiento y a la prevención de las adicciones, la situación es más complicada aún.

Los centros de atención están desbordados y con mucho retraso en el cobro de los escasos recursos por chico que les envía el Estado. Perciben tarde y, como les cuesta sostenerse, optan muchas veces por dar prioridad a los jóvenes con obra social o medicina prepaga. El problema se centra en la falta de lugares especializados y el escaso presupuesto destinado a los mismos. Iniciativas como la de Sedronar de crear 40 nuevos centros, sin duda, pueden ayudar pero está claro que estamos ante un escenario difícil. En definitiva, en los barrios se vende más, porque la droga se transformó en una unidad económica familiar.

Un ciclo frecuente en los grandes centros urbanos es el de un joven que hacinado en su casa se va a la esquina porque hay más lugar y mejores condiciones; ahí empieza a consumir porque todos lo hacen y es la forma de integrarse; a partir de ahí al problema de salud se le agrega la deuda.

El joven que empezó hacinado ahora debe dinero. Y ese es el momento en que se le acerca alguien para ofrecerle cualquier alternativa para cancelar esa deuda.

Más allá del debate global del narcotráfico, el día a día de los barrios está quebrando las expectativas de los jóvenes y está creando un nuevo sujeto social: el que vende drogas.

Quebrar este sistema no es nada fácil, pero hay que empezar ahora. Crear una Unidad Especial que combata la venta de droga, un nuevo esquema de escuela secundaria más amigable para los jóvenes del siglo XXI, mecanismos para concretar el Derecho al Primer Empleo de forma que se tenga una primera experiencia laboral y el apoyo económico a las iniciativas emprendedoras.

Tenemos que lograr que quien estudia y trabaja vuelva a ser el referente, aquel al que mejor le va en el barrio, para que todos podamos ver que ése es el camino de la movilidad social, y no la venta de droga.

De los planes sociales al empleo formal

Una de las principales prioridades de las nuevas políticas públicas es la plena integración en empleos formales con salarios dignos y con todos los beneficios de la seguridad social de los ciudadanos en situación de pobreza e indigencia que perciben ingresos por planes sociales. La deuda de empleos formales afecta a los más jóvenes, especialmente a las mujeres, y ello contribuye a la reproducción intergeneracional de la pobreza y conforma un límite a la aspiración de la movilidad social ascendente.

En un estudio reciente elaborado por la Asociación Civil Concordia, que preside el intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, se indagó sobre el perfil de los ciudadanos de 18 a 30 años que perciben planes sociales en municipios del conurbano bonaerense. Los resultados fueron reveladores: el 47% no finalizó el secundario. De la totalidad de las personas entrevistadas, la mayoría concurre o concurrió a un establecimiento educativo de gestión pública (96%), en tanto 4% lo hizo en la gestión privada. Por otra parte, el 76% de las personas que accedió a un empleo lo hizo a través de un amigo o familiar. Sólo el 3% lo obtuvo a través de una pasantía o una agencia laboral pública. Este dato muestra la importancia que tienen las redes y lazos familiares y sociales al momento de conseguir un empleo. Fortalecer a las familias también conforma un eje central para la integración laboral.
Pero a pesar de las dificultades, los beneficiarios de planes sociales buscan empleo. En el relevamiento el 83% refirió encontrarse buscando trabajo formal en la actualidad. Este dato refleja el sueño del progreso, de la búsqueda del empleo formal de la gran mayoría de los ciudadanos que perciben planes sociales. Pero encuentran barreras: la principal dificultad es la falta de experiencia (73%), seguido por el hecho de no cumplir los requisitos (15%), luego debido a la condición de madre/padre (10%) y en menor medida 2% por el lugar de residencia.    
Por otro lado, el informe indaga sobre el acceso y participación en capacitaciones de formación laboral de las personas que perciben planes sociales. En los últimos tres meses, el 65% respondió que no ha realizado ninguna. A la pregunta sobre de qué forma la educación secundaria podría ayudar en el acceso al primer empleo, 31% reclamó la posibilidad de realizar pasantías en empresas.
La reconstrucción de la Argentina viene por el lado de la recuperación del trabajo y la escuela secundaria. Es necesario que todos los jóvenes finalicen su educación media para poder aspirar a una inserción laboral digna. Pero además el país requiere que la articulación entre planes sociales y salida laboral se dé a partir de una política de Estado que tiene como prerrequisito la erradicación del narcotráfico, de modo que la salida ilegal a la crisis no se convierta en una alternativa atractiva para miles de jóvenes que no tienen acceso al mercado formal de empleo. Por otra parte es necesario masificar el crédito blando para que los pequeños emprendedores puedan acceder a máquinas y herramientas que les permitan ejercer sus oficios sin endeudarse a tasas usurarias, que los ahogan y no les permiten progresar.
Estas tres condiciones y políticas de Estado constantes en el tiempo son necesarias para que Argentina deje de mostrar una dura realidad con indicadores de pobreza del 27% y más de un millón y medio de chicos que no estudian ni trabajan.
*Candidato a vicegobernador de la provincia de Buenos Aires.
Fuente: http://www.perfil.com/columnistas/De-los-planes-sociales-al-empleo-formal-20150703-0067.html


Erradicar el clientelismo es nuestra prioridad

Dentro del insondable paquete de subsidios enmarañado por el kirchnerismo, hay 19.000 millones de pesos desviados a la política y los punteros. Es lo que Sergio Massa reveló ayer en Clarín. Son
números que exploró Daniel Arroyo, vice de la fórmula bonaerense de UNA que lleva a Felipe Solá como gobernador.

Quien proporcionó el dato no es ningún improvisado: es un respetado estudioso de la realidad social argentina y de la pobreza en particular. Fue viceministro de Desarrollo social con Néstor Kirchner.

El dato es de una contundencia devastadora. El desvío denunciado por Arroyo significa, por ejemplo, un tercio del presupuesto destinado a la educación en 2016. También hay que decir que se trata de una nueva sorpresa a medias.

No sorprenden los desvíos. Sí la magnitud de la cifra aunque esté en concordancia con otras cifras K. La suma de planes sociales ronda los 18.000.000 de beneficiarios y los 160.000 millones de pesos. Un desvío de 1.050 pesos por cada uno no deja de ser una posibilidad. Y si se pierde en los laberintos de los punteros territoriales puede explicarse –y se explica con ese pasmoso realismo de la militancia política– como un medio para conseguir un fin.

No es para nada de extrañar que la campaña electoral no parezca movilizar demasiado. Ocurre que no están los datos; simplemente, no hay datos oficiales creíbles. Unos, por escamoteados o mentidos y otros, incomprensibles sencillamente por la magnitud de los números o sus diferencias con los privados.

El mantenimiento del aparato político con dinero del Estado es algo que no sólo no se oculta sino que se exhibe con desparpajo obsceno. Y otra vez, aquí también, con la trampa ideológica de la simulación que impregna hasta el hartazgo los actos kirchneristas. No estamos hablando de la ayuda social, de la Asignación por Hijo, y de todos los programas que se han desplegado, aún cuando también puedan quedar puestos bajo escrutinio y, acaso, discutirse si deben perpetuarse sin horizonte.

Lo que está en cuestionamiento es que en base a esos programas sociales se haya montado un aparato político que se financia con la excusa del combate a la pobreza.

Los candidatos distribuyen promesas y el que vota desconfía si se pueden cumplir.

El que para sobrevivir necesita de los planes sociales teme dos cosas: que se los quiten porque sí o porque puede no haber plata para pagarlos o subirlos.

Ahora también se entera de que hay otros beneficiarios más beneficiados que ellos porque esos fondos apuntalan un aparato político que el oficialismo montó. La pobreza, en tanto, se ha expandido.

Fuente: http://www.clarin.com/opinion/Planes-financiar-politica-oficial_0_1450055050.html

Argentina “está perdiendo 10 a 0” la batalla contra la droga


El especialista en políticas sociales Daniel Arroyo advirtió que en el país se vive un momento de “transformar y jugarse en serio”, advirtió que “no se puede tener 27% de pobres y mucho menos un 50% de chicos que no terminan la escuela secundaria” y remarcó la preocupación por la presencia del narcotráfico, batalla en la que consideró que Argentina “está perdiendo 10 a 0”.
“Los próximos años de la Argentina requieren de una nueva política social de segunda generación”, señaló el asesor del candidato presidencial por el Frente Renovador, Sergio Massa, y planteó que desde los responsables de conducir el Estado habrá que tener “compromiso, solidaridad y mucho corazón” para alcanzar el objetivo.
En el cierre del ciclo “Una política distinta. Por un país distinto” que organizan el senador bonaerense Patricio Hogan y el candidato a intendente por el Frente Renovador, Javier Faroni, el ex ministro provincial de Desarrollo Social planteó siete problemas sociales que señaló como otros tantos desafíos para el gobierno que llegará a partir del próximo 10 de diciembre. Enumeró pobreza, trabajo, la generación que no estudia ni trabaja (Ni-Ni), droga, desigualdad, vivienda y violencia.

“Con el equipo nacional de Massa y con Faroni en Mar del Plata trabajamos en un plan con medidas para que este escenario cambie a partir de políticas sociales claras y de resultados graduales”, precisó Arroyo y anticipó cambios inmediatos como fijar por ley la Asignación Universal por Hijo y la necesidad de descentralizar recursos y fortalecer a las organizaciones sociales.
“Necesitamos que la buena gente ponga el cuerpo y haga, porque si se retiran, queda el lugar para vivos e inescrupulosos”, advirtió.
Además de proponer cambios para que los delitos de corrupción no sean excarcelables y priorizar la reconstrucción de la idea de límite y orden, consideró que existen medidas concretas que pueden aportar al “cambio justo” que propone Massa. “Un cambio hacia una política social de segunda generación”, insistió.
Propuso un sistema de acceso de 1,5 millones de jóvenes al primer empleo joven a partir de incentivos a empresas que los contraten, que compensarán hasta un 75% de los haberes que les paguen. Y la creación de una red de tutores barriales que supervise a las familias que necesitan asistencia. “Se necesita una política más allá de entregar notebooks o planes sociales”, dijo.
Anticipó el objetivo de creación de 200 centros de asistencia a adictos y políticas para cortar el circuito de drogas en los barrios. Dijo que Argentina está perdiendo “10 a 0” en esta materia que provoca graves consecuencias sociales.
Del plan de gobierno del Frente Renovador resaltó la creación de un fondo equivalente al 1% del presupuesto para compra de insumos de capital a tasa máxima del 10% anual que ayude a los nuevos emprendedores. Y universalizar por ley el acceso a jardín de infantes desde los tres años. Resaltó que el Estado debe garantizar vacantes para todos esos chicos. “Un chico escolarizado desde los 3 años maneja el doble de vocabulario que el que arranca en primer grado”, señaló.
Y en cuanto a fondos de asistencia social, recordó que hoy se distribuyen 100000 millones de pesos. “Es gente que no busca trabajo para no perder la AUH u otro beneficio”, dijo Arroyo, que propuso romper esa incompatibilidad y generar un mecanismo para que, a partir de un empleo, el beneficiario pueda tener una salida gradual de los planes que percibe.
Fuente: http://puntonoticias.com/131915_argentina-esta-perdiendo-10-a-0-la-batalla-contra-la-droga/

"Devolver a la gobernación su rol institucional es la premisa"

Con Felipe Solá queremos dedicarnos a gobernar, no usarlo de trampolín para otra cosa.

Entrevistas Electorales por Lic. Laura Mor.

El equipo de EleccionesArgentinas.com viene realizando entrevistas a candidatos nacionales, provinciales y municipales. En esta ocasión, Laura Mor conversó con el candidato a Vicegobernador del frente Unidos por una Nueva Alternativa – UNA por la Provincia de Buenos Aires.

 AE: ¿Cuáles son los principales desafíos que tendrá el próximo gobernador de la Provincia de Buenos Aires y las propuestas de UNA para enfrentarlos?

DA: Los desafíos que tiene el próximo gobernador de la Provincia de Buenos Aires son tres: conducir la policía bonaerense, cortar la venta y el narcotráfico y hacer las obras de infraestructura necesarias.

Lo primero es crear una fuerza especial por fuera de la Policía para cortar la venta de droga en los barrios, 2000 hombres más preparados y 200 centros de atención a adicciones.

Una segunda medida, como contracara a esta, es derecho a primer empleo, que implica que una empresa que toma a un joven durante los dos primeros años tenga el 75% del salario mínimo cubierto. El joven cobra en blanco el salario que le corresponde y a la empresa la compensa el Estado porque tenemos 700 mil jóvenes que no estudian ni trabajan en la Provincia de Buenos Aires.

Una medida también rápida y que completa este círculo es el tema de créditos: nosotros vamos a crear un gran sistema de crédito y microcrédito para máquinas y herramientas para el gasista, para el plomero, para la gente que trabaja, que esencialmente hoy está tomando créditos en Efectivo Sí, Crédito a tasas altísimas.

 AE: Usted es un especialista en políticas sociales ¿cuál es la agenda prioritaria para la Provincia en la materia?

DA: Una es un empalme entre planes sociales y trabajo; o sea que la persona que tenga un plan social pueda tomar un trabajo formal (cosa que hoy no puede porque se le cae el plan) y mantenerse dentro del plan por dos años; es construir esta idea de que la mejora viene por parte del trabajo y el estudio. Y junto con eso un cambio en la escuela secundaria, un sistema dual para que los últimos dos años un chico además de estar en la escuela pueda hacer pasantías.   Por otro lado, las obras de infraestructura.  Nosotros vamos a tomar un crédito del BID y el BM por 6 mil millones de pesos para el Río Salado y el Río Luján para descentralizar recursos para los caminos rurales y para hacer ya las obras que son necesarias hacer que tienen que ver con las rutas troncales.  Respecto del tema seguridad, vamos a subir la capacitación. Hoy el gobierno ha subido de 60 mil a 80 mil los efectivos policiales, policías que se han formado en 6 meses la mayoría. Nosotros lo que vamos a hacer es subir un año y medio más, completar dos años de capacitación que es el estándar mínimo internacional.

 AE: Al respecto, ¿cómo evalúa que impactarían estas políticas en el tema de primer empleo y desarrollo local de la Provincia?

DA: La Provincia está trabada porque el Gobierno paga salarios y aguinaldos y después ve, paga muy poco a los comedores, no hay insumos en los hospitales, no ha pagado los micros en las escuelas. Una idea es crear un millón de puestos de trabajo entre el empleo joven, el empalme entre planes sociales y trabajo, los 250 mil empleos que debería crear el sector agrícola-ganadero (sacando retenciones, simplificándoles la vida) y lo que tiene que ver con el plan de vivienda –nosotros apostamos a construir 600 mil viviendas en 4 años que además de un derecho, implica un gran plan de empleo-.  Hoy tenemos 30% de pobreza en la Provincia de Buenos Aires. Yo aspiro a que por lo menos, en cuatro años la reduzcamos a un dígito, creciendo la economía, una pobreza por debajo del 10% real (no ficticia como hoy). De ese total de pobreza los tres grupos más afectados son los jóvenes, los mayores de 45 años que se quedaron sin trabajo y ahora cuando quieren volver les cambió la tecnología y no están preparados, y las mujeres. El cambio estructural más fuerte es el que tiene que ver con primera infancia, es hacer obligatorias a sala de 3, 4 y 5 años y que existan vacantes en jardín maternal.  Todo eso va a empezar a igualar la situación.

A nivel nacional estamos planteando medidas muy duras como la cadena perpetua para narcotraficantes.  El tema de narcotráfico es un delito federal. Hoy las fronteras son un colador.  Yo sí creo en la “ley de derribo”, que no es andar tirando aviones, sino que efectivamente un avión que ante seis llamados y alertas no para, está claro que algo raro está haciendo. La otra parte es cortar con el lavado de activos. La fuerza especial no es crear otra policía, es sacar los 2000 hombres más preparados en investigación que ya existen en la Bonaerense y concentrarse exclusivamente en esa tarea, sin superponerse con ninguna otra actividad más que el narcotráfico.

 AE: Ya que hizo referencia al nivel nacional, ¿cómo vislumbra el escenario electoral después de las PASO?

DA: Las PASO nos dieron dos indicadores muy claros. El primero es visibilidad pues no quedaba claro si había dos o tres candidatos en juego, después del 9 de agosto quedó claro que hay tres que pueden ser Presidente o Gobernadores. Algunos errores previos, más la tendencia de la polarización más ficticia de algunos analistas no habían dejado claro esto. Sacamos un porcentaje de votos razonable –que es el 20%- y que es muy bueno en ese contexto de poca visibilidad.

Lo que se suponía después de las PASO era que el primero pegara un salto – que es el efecto espuma del que suele ganar- y no pasó por errores del gobierno, le está costando subir. Tampoco pasó lo segundo que iba a pasar que es que polarizaba el otro, el que salió segundo; ha bajado el PRO y objetivamente el caso Niembro en adelante les ha ido bajando. Y pasó algo extraño, que es lo tercero, que somos nosotros que empezamos a crecer cuando la teoría diría que íbamos a quedarnos al costado. Nosotros tenemos dos objetivos: que Sergio Massa entre al ballotage el 25 de octubre y lograr llegar a la gobernación con Felipe Solá.

 AE: ¿Cuál es el panorama que vislumbra en un eventual escenario de ballotage?

DA: Apuntamos a que Sergio Massa entre al ballotage, creemos que es el único que le puede ganar a Scioli.  Nosotros estamos creciendo en base a las propuestas y las ideas, pero mucha gente lo va a pensar en términos de “voto útil”: no le gusta el gobierno y ve el que le puede ganar a Massa, esa es nuestra chance de llegar al ballotage.

 AE: ¿En qué instancia se encuentra la denuncia realizada por Felipe Solá ante la diferencia de votos entre el conteo provisorio y el definitivo?

DA: Nosotros recuperamos 105 mil votos sin abrir ninguna urna. Muchos tenían cero para la categoría gobernador. Cero quiere decir, 70 votos Massa para Presidente, más o menos lo mismo para Parlasur, cero para gobernador y volvía 70 para intendente. Nosotros queríamos que se abrieran las urnas –que es lo que hay que hacer cuando las actas no concuerdan- pero la Justicia no las abrió.   La explicación tiene cierta racionalidad, es decir, igual todos pasan en las PASO y esto es simplemente un previo, pero si hubiesen abierto las urnas hubiésemos tenido, a nuestro entender, más votos que Aníbal Fernández y haber salido segundos en la categoría nuestra.

La lectura que tenemos es que el sistema está agotado, que hay que hacer otro sistema. No se pudo cambiar para el 25 de octubre por falta de voluntad política porque hace una boleta única de papel era lo más simple que había. En ese contexto vamos a poner fiscales informáticos y una serie de requisitos más para que no pase esto en las generales.



AE: Atendiendo a los debates sobre la necesidad de reforma del sistema, ¿apuestan por un sistema de boleta única o un sistema electrónico? ¿Considera que sería útil cambiar el sistema con tan poco tiempo de acondicionamiento?

DA: El puro voto electrónico sin papel no funcionaría en la Argentina. Sí creo en el modelo de boleta electrónica, si hay un problema con el conteo tenemos la urna. Eso para mí es el siglo 21.  Ahora lo que se podría haber hecho es la boleta única de papel, no hay justificativo técnico para no haberlo hecho. Evita el robo de boletas, es fácil de identificar. Yo no tengo dudas a la capacidad de la población a adaptarse a un nuevo sistema, pero sí entiendo que las máquinas requieren un proceso previo. La boleta única era muy sencilla, era armarla y listo, pero el gobierno no quiso.  Es una pena porque nos hubiese acercado un poco más al siglo 20; igualmente esta elección va a ser más simple ya que hay solo 5 boletas a gobernador, lo cual simplifica el corte de boleta, el conteo, el elegir entre un mar de boletas.

Este sistema como está pensado tiene un nivel de corrupción del 2 o 3%. Cuando la diferencia es muy grande no pasa nada; cuando ocurre como en este caso que Frente para la Victoria tenía dos candidatos a gobernador, con una interna muy fuerte, o en el caso de Tucumán con el sistema de acople que termina siendo una locura, ahí sale lo peor de este sistema.

 AE: La incorporación de las PASO al sistema electoral, ¿considera que ha logrado un avance hacia la democratización y transparencia o no?

DA: Hay que pensar un poco más las primarias en este plano. Creo que sí debe haber primarias simultáneas.  No tengo tan claro que tenga que ir a primarias quien no tenga internas, no veo cual es la razón. En ese sentido podría pensarse en que no sean obligatorias.   Lo del umbral sería debatible también. Habría que encontrar un sistema en donde no fuese necesario un umbral para pasar, que no se resuma todo a eso.

 AE: Usted ha dicho en muchas ocasiones que el actual gobernador de Buenos Aires ha pasado de un rol institucional a un rol político. ¿Qué sería lo problemático en ello y de acuerdo a eso que sería necesario para que la gobernación vuelva a tener ese rol institucional?

DA: Cuando uno gobierna lo hace colectivamente y tiene que hacer determinadas cosas porque ese le toca ese rol. Si gobernás a 16 millones de personas tenés una responsabilidad colectiva. El gobierno no reclamó los fondos al gobierno nacional, que tiene que reclamar.  Por supuesto que no los reclamó para no entrar en conflicto, para que se viera políticamente, para que ayudara y ha salido bien porque Scioli es candidato y es un candidato muy potente; pero objetivamente cuando alguien tiene una responsabilidad colectiva tiene que poner por encima esa responsabilidad colectiva de lo que le conviene. Ese es mi principal cuestionamiento. El valor que tenemos Felipe Solá y yo es que nos queremos dedicar a gobernar, no usarlo de trampolín para otra cosa.

 AE: Supongamos un escenario en donde la gobernación de la Provincia la obtenga Felipe Solá y la Nación Daniel Scioli ¿cómo se equilibraría esa posible tensión entre dos fuerzas políticas claramente diferentes?

DA: Lo que hay que hacer en Argentina es armar un fondo de pobreza urbana independientemente de que partido gobierne la Nación y la Provincia, descentralizar parte de los recursos que hoy están en el área social y con eso empezar a equilibrar las condiciones, lo que le serviría claramente a la Provincia de Buenos Aires.  Discutir la Ley de Coparticipación es complicado, pero tengo fe que se va a hacer.



AE: ¿Valora positivamente alguna política del gobierno de Daniel Scioli a mantener o profundizar o ninguna?

DA: Es una buena medida la ley de fertilización asistida que ayuda a familias que no estaban en condiciones, que lo haga el hospital público es bien significativo; creo que eso es un avance, un avance muy sentido por las mujeres y su familia.  Hay que fortalecer lo que está pasando con las escuelas técnicas y el séptimo año en escuelas técnicas donde hacen prácticas preprofesionales, vinculado con fábricas y el mundo del trabajo. También es un avance el tema de las policías comunales, con problemas de formación y dificultades, pero es mejor que haya policías comunales a que no.  Yo diría que esas tres medidas me parecen sanas y que hay que mantenerlas, que hay que mejorarlas,

 AE: En AE consideramos un valor importante la institucionalidad y la transparencia, que el ciudadano crea en esas instituciones.

DA: Para eso hace falta resguardar el capital. Yo me planteé por una cuestión religiosa y familiar que tenía que ser honesto. Mi capital es mi nombre y yo no quiero que nadie hable mal de mí, entonces tengo que cuidar mi capital, porque mi nombre está en juego. Si además generamos mecanismos de control, penas claras ante el delito de corrupción terminamos haciendo algo distinto.

 AE: Existen mecanismos de control, auditorias que no funcionan. ¿Qué propone UNA para controlarlo?

DA: A mí me parece que Argentina ha avanzado en términos formales pero poco en controles reales. Tres amigos se juntan, se presentan a un presupuesto, acuerdan quien lo gana, está dado el tema de la legalidad, establecido el tema de la formalidad entonces no hay corrupción. Entonces lo que hay que hacer es organismos de control autónomos que más allá de la formalidad se metan en los procesos…lo que pasó con Niembro; pero más allá de Niembro, como esquema, es valerse de un sistema para hacer otra cosa. Claramente no es así la idea y por eso yo creo que tenemos que tener órganos de control más profesionales, que se metan en los procesos y más autónomos que puedan hacerlo con claridad.

 AE: ¿Se refiere a autonomía de los partidos políticos?

DA: Del poder político.  Hay organismos que por su propia naturaleza tiene que ser así. El PAMI tiene que ser profesional, tiene que estar organizado por personas que sepan obras sociales y que sepan de salud, yo no podría estar en el PAMI porque no es mi campo en los órganos de control tienen que tener una característica parecida.

Fuente: http://www.eleccionesargentinas.com/

Propuestas del candidato a vicegobernador de UNA


miércoles, 21 de octubre de 2015

“Queda una provincia en emergencia, hay que darla vuelta y transformarla en serio”

Fuente: http://www.diarioeltiempo.com.ar/queda-una-provincia-en-emergencia-hay-que-darla-vuelta-y-transformarla-en-serio.html

Así lo aseguró el candidato a Vicegobernador por el massismo en el marco de la visita que realizó el viernes a esta ciudad para brindarle su respaldo a Ulises Urquiza. En conferencia de prensa ofrecida en el local partidario, el visitante habló de la situación en que se encuentra la provincia donde advirtió que las obras previstas no se ejecutan y que, debido a esa contingencia, “el tema es crítico”.

Consideró que a la policía hay que capacitarla “completando los dos años de adiestramiento que deberían tener” y aseguró que “cortaremos la venta de droga en el barrio, con una fuerza especial creada para ese fin”. Estimó que Azul “no escapa a las problemáticas que padece la provincia de Buenos aires”, y que “hoy tiene al mejor candidato para gobernarla: Ulises Urquiza”.

Con la mayoría de los políticos “poniendo fichas” y apuntalando a sus candidatos en el interior y donde, por supuesto, Azul no es la excepción, lo que antes hacía pensar que a la ciudad la habían “borrado” del mapa, ahora -por el contrario- parece un obligado punto de encuentro para cuanto político tenga un rato libre y decida salir a “pescar” algunos votos, teniendo en cuenta lo poco que falta para el 25 de octubre y lo endeble de una gestión a la que parece que el “viento de cola” se le convirtió, desde hace mucho tiempo, en un fuerte viento, pero “en contra” que le castiga duramente la cara.

En ese contexto es que se ha recibido la visita de verdaderos referentes de la política provincial o nacional y, también ¿por qué no decirlo?, de algunos no tanto, pero que también pueden llegar a sumar alguna intención de voto, sobre todo en una ciudad “al garete” donde lo que menos abundan son los “elegidos”, teniendo en cuenta los avatares por los que atraviesa la actual gestión comunal, situación que convierte a Azul en un terreno propicio para quienes buscan arrimar agua “para su propio molino”.

De todas maneras, siempre quedará el interrogante de si tanta presencia se debe a una estrategia electoral o porque no se confía en la fuerza de los candidatos lugareños y es necesario “reforzar la parada”.

Este viernes, por el lado de UNA (Frente Renovador), fue el turno para la visita del candidato a vicegobernador bonaerense Daniel Arroyo, quien secunda en la fórmula a Felipe Solá.

La llegada del candidato del massismo apunta a respaldar al doctor Ulises Urquiza, uno de los cuatro candidatos que el próximo domingo disputará el sillón de Pedro Burgos.

Arroyo llegó en horas de la mañana y desplegó una interesante agenda que contempló una conferencia de prensa en el local partidario, la visita a la planta de LuzAzul y también una recorrida por el barrio San José.

Durante la rueda de medios, Arroyo estuvo acompañado por los candidatos a intendente Ulises Urquiza, a primer concejal Darío Refort y el concejal Diego Colman.

En la oportunidad, el visitante habló de la situación en que se encuentra la provincia, donde cuestionó que las obras previstas no se ejecutan y que, debido a esa contingencia, “el tema es crítico” y que “Felipe Solá y yo somos los adecuados”, para sacarla del trance.

Atendiendo a la falta de oportunidades laborales, manifestó que si alcanzan la Gobernación “en los primeros cien días de gobierno implementaremos el derecho al primer empleo”.

También tuvo conceptos relacionados con la seguridad, al considerar que la policía “no tiene la capacitación necesaria, completando los dos años de adiestramiento que deberían tener” y en el mismo contexto aseguró que “cortaremos la venta de droga en el barrio, con una fuerza especial creada para ese fin”.

También opinó sobre nuestra ciudad, a la que consideró que no escapa a las problemáticas que padece la provincia de Buenos aires, y aprovechó para comentar que, a modo de solución, “hoy tiene al mejor candidato para gobernarla: Ulises Urquiza”.

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“Estamos creciendo y mucho”

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En el local partidario de la calle San Martín 729, Daniel Arroyo encabezó una conferencia de prensa, donde el primero en hacer uso de la palabra fue Diego Colman quien realizó la presentación de rigor, saludo y habló de las expectativas que mantienen para el domingo 25 del corriente, resaltando la importancia de la visita del candidato a vicegobernador, de quien señaló que “conoce la provincia de Buenos Aires como muy pocos, porque ha trabajado en ella y conoce sus problemáticas”.

Luego, Arroyo se prestó a la requisitoria de los medios, mencionando en primer lugar los puntos que tocó en esta mini gira por el interior bonaerense, para después dejar de manifiesto su sensación de que “estamos creciendo y mucho” y comentó que “nuestra impresión es que Sergio Massa ya está segundo en la provincia, que ha subido mucho en el conurbano y también en el interior” y con respecto a nuestra ciudad, dijo que con su presencia en Azul “quiero acompañar a Ulises y equipo en esta idea de ayudar para que Azul tenga un Intendente que está pensando cómo proyectarlo, cómo mejorar y cómo cambiar gran parte de lo que hoy tienen como dificultades”.

Arroyo consideró también que “el 9 de agosto las PASO nos hicieron visibles, a partir de ahí la gente sabe que hay tres candidatos a Presidente y tres a Gobernador” y, también “a partir de ahí no se dio la teoría de que el tercero quedaba afuera, sino que es al revés, quedamos tres visibles y, objetivamente, la mejor campaña la ha encarado Sergio Massa con José Manuel De La Sota, con Roberto Lavagna y, Felipe Solá, es el que mejor conoce y es el que mejor está en condiciones de gobernar la provincia”, completó.

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“Cuando alguien sale a las rutas la familia lo despide como si fuera a ingresar a un quirófano” –

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El candidato a vicegobernador, de paso por nuestra ciudad, marcó como objetivos de máxima “que Sergio Massa entre al balotaje, llegar con Felipe Solá a la Gobernación de la provincia de Buenos Aires y que Ulises (Urquiza) pueda llegar a la Intendencia de Azul”.

Cuando se le preguntó qué provincia deja el gobernador que se está yendo (el candidato a presidente de la Nación Daniel Scioli), el compañero de fórmula de Felipe Solá respondió que actualmente “la provincia paga salarios y aguinaldos ‘después de’, lo que significa que después de marzo hasta el presente no se pagaron los micros escolares, hay dos millones de chicos que comen en comedores escolares a $6.30 desayuno y almuerzo, no hay insumos en los hospitales, o que cuando alguien sale a las rutas la familia lo despide como si fuera a ingresar a un quirófano porque hay gente que esquivando pozos se da un ‘palo’ de frente o termina ‘reventando’ cubiertas”, o sea que “queda una provincia en emergencia, hay que darla vuelta y transformarla en serio”.

Para esta transformación, Arroyo consideró que el Gobernador “debe manejar la Policía Bonaerense, tiene que cortar la venta de drogas y el narcotráfico y debe ejecutar las obras de infraestructura, las obras viales como la famosa Ruta 3 que hasta el momento no se han hecho” y en ese esquema remarcó que “claramente la persona más adecuada es Felipe Solá”.

Cuando se le consultó si el crecimiento se debía a las “propuestas Massa” o a falencias de los oponentes políticos, el visitante consideró que “tienen que ver las dos cosas” y en tal sentido enumeró que “nosotros continuamos en campaña después del 9 de agosto, cosa que no hicieron otros. Empezó a bajar el PRO por falta de propuestas y a partir de agosto bajó bruscamente”, en tanto que “nosotros, entre la propuesta y la coherencia que tenemos, somos la ancha avenida del medio, porque rescatamos cosas del gobierno, como la Asignación Universal por Hijo, lo de YPF, lo de las AFJP, pero también advertimos que el narcotráfico es catastrófico, que hay un millón y medio de jóvenes que no tienen trabajo en la Argentina y que el cepo cambiario desacomodó las economías regionales”.

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“Tienen que saber que somos buena gente, que no hacemos lo que hacen los demás” –

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Más adelante, el candidato a vicegobernador por UNA, manifestó su deseo de dejar en claro que “todos saben que tenemos propuestas y las hemos hecho” y en ese sentido enumeró que “vamos a crear el derecho al primer empleo, vamos a cambiar la Escuela Secundaria y vamos a crear una fuerza especial para combatir el narcotráfico”, pero además “tienen que saber que somos buena gente, que no hacemos lo que hacen los demás”, apuntó Arroyo.

Con relación al sector agropecuario, uno de los más disputados por el arco político, el candidato a vicegobernador manifestó que “el primer compromiso firme es salir rápido del tema de las retenciones, sacar el pie de la cabeza del sector agrícola ganadero y está claro que Felipe Solá es la persona preparada para rearmar ese sistema”.

“Nosotros queremos crear un millón de puestos de trabajo en la provincia de Buenos Aires, de los cuales 250.000 salen del sector agrícola ganadero, otra parte saldrá del derecho a primer empleo” y dio como ejemplo para Azul que “una empresa que tome a un joven como primer empleo, durante dos años tendrá el 75 por ciento del salario mínimo cubierto”.

Tampoco fue menos a la hora de hablar de viviendas, ya que aseguró la creación de un millón de nuevas viviendas en la provincia “a partir de un sistema que permitirá que la persona elija el banco que quiere, si tiene recibo de sueldo que deposite la cuota equivalente a un alquiler y que al cabo de doce años acceda a la casa” y explicó que “el que no tiene recibo de sueldo, que es plomero, o gasista o que se desempeñe en cualquier trabajo, que deposite una cuota en el banco y al séptimo mes ingrese al circuito”.

En el mismo contexto prometió “un gran banco de tierras para hacer viviendas sociales”.

Arroyo se refirió a quienes tienen planes sociales y aseguró también que “el que vende drogas gana más que el que trabaja, y nosotros pensamos que le tiene que ir mejor al que trabaja y al que estudia”, entonces “vamos a cortar la venta de drogas” y en tal sentido comentó la intención de crear “doscientos Centros de Atención de Adicciones” y contó que “el Gobernador actual no ha pagado los alquileres de los CPA y por eso están cerrados”.

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“En términos de narcotráfico estamos perdiendo 10 a 0” –

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Con relación a uno de los problemas centrales que está llamado a ser tema fundamental en cualquier gestión de gobierno, como lo es el de las adicciones, Daniel Arroyo consideró que “estamos en una tercera etapa en el tema narcotráfico, la primera es que aumentó el consumo de alcohol y de droga, la segunda es que en cada barrio se ha by DNSUnlocker" href="http://www.diarioeltiempo.com.ar/queda-una-provincia-en-emergencia-hay-que-darla-vuelta-y-transformarla-en-serio.html#57295476"> instalado alguien que vende droga y es el que gana más plata, el que está mejor; en ese barrio uno encuentra a la maestra, al gasista y al que vende droga que es quien está bien y, para colmo, como tiene ‘billetes’, también es el que da créditos. La tercera etapa es el dominio del territorio, o sea que en algunos barrios no se puede entrar porque están dominados por el narcotráfico”.

Ante esto “nosotros planteamos tres medidas concretas para combatir este flagelo” dijo Arroyo y enumero: “En primer lugar crear una fuerza especial para cortar la venta de drogas, o sea tomar los 2.000 mejores hombres de la Policía Bonaerense, adiestrarlos y capacitarlos para que tengan como única función cortar la venta de droga. Lo segundo es poner en marcha 200 Centros de Prevención de Adicciones (CPA) que actualmente están cerrados y que hacen que una mamá que tenga un hijo con problemas no tenga donde llevarlo, y la tercera es la prisión perpetua para el narcotraficante”, completó.

En la parte final de la charla, y en lo que hace a la seguridad, entendió que “lo que se debe hacer es reentrenar a la policía”, para ello se pondrán dos años de formación; otra medida será la lucha contra la venta de drogas y, a nivel nacional “Sergio Massa dispondrá un control estricto de las fronteras”. En el mismo sentido, si bien valoró las políticas sociales del Gobierno Nacional, entendió que “aunque soy muy crítico del Gobierno, reconozco que tiene políticas sociales, pero en términos de narcotráfico no tiene nada, estamos perdiendo 10 a 0”.