Bienvenidos al blog con reflexiones y actualidad sobre políticas públicas para la Argentina que viene.
viernes, 27 de diciembre de 2013
Daniel Arroyo en radio Imagina
Hoy Daniel Arroyo fue entrevistado sobre la situación sociañ en Argentina por Ari Paluch en su programa "El exprimidor" que transmite radio Imagina 104.3.
jueves, 26 de diciembre de 2013
Daniel Arroyo en radio Continental
Hoy Daniel Arroyo fue entrevistado por Alfredo Leuco en el programa "Bravo Continental" sobre la situación social argentina.
lunes, 23 de diciembre de 2013
viernes, 20 de diciembre de 2013
Daniel Arroyo en "14 Días"
Este domingo a las 21 hs, Daniel Arroyo estará en el programa "14 Días" junto a Charly Fernandez que transmite América 24. Los temas a tratar serán la situación social en argentina y los desafíos que se vienen.
martes, 17 de diciembre de 2013
Daniel Arroyo en canal Metro
Mañana miércoles a las 18:30 hs Daniel Arroyo estará en el programa "ESE" de María Belén Aramburu que transmite canal Metro. Los saqueos y la situación social argentina serán algunos de los temas a tratar.
Daniel Arroyo en radio Milenium
Esta mañana, Daniel Arroyo estuvo conversando sobre los saqueos y la situación social en nuestro país con Charly Fernández en su programa "Claro y sencillo" que transmite radio Milenium.
lunes, 16 de diciembre de 2013
Diezmados por la inflación, los planes ya no contienen
Por Lucrecia Bullrich
Publicado en La Nación el día domingo 15 de diciembre de 2013
Publicado en La Nación el día domingo 15 de diciembre de 2013
Fueron durante años la principal estrategia de ayuda social del Gobierno, pero hoy parecen no alcanzar para satisfacer las demandas.
Igual que los salarios de los sectores público y privado, los planes sociales sufren de lleno el impacto de la inflación. Pero, a diferencia de éstos, la actualización del beneficio que reciben quienes necesitan la asistencia del Estado para sobrevivir no depende de una discusión paritaria, sino de la decisión discrecional del Gobierno.
El caso paradigmático es el del plan de cooperativas Argentina Trabaja. Cuando se creó, a fines de 2009 tras la derrota del kirchnerismo en las legislativas de aquel año, alcanzaba a unas 120.000 personas que cobraban 1200 pesos mensuales. En agosto de ese año, el salario mínimo vital y móvil era apenas superior: estaba en 1400 pesos.
El año pasado, el Gobierno dispuso un aumento del plan: sumó un plus por productividad, de $ 300, y otro por presentismo, de $ 250. Desde entonces, los cooperativistas cobran 1750 pesos mensuales. El salario mínimo es hoy de $ 3300 y trepará a $ 3600 a partir de enero.
Así, el mismo plan que en su momento sirvió como red de contención quedó desdibujado por la inflación y sumó con su deterioro a la vulnerabilidad de los más pobres.
"Si se ajustara por inflación, el plan debería estar en 2900 pesos. La inflación acumulada entre agosto de 2009 y diciembre de este año es de 148%", calculó la economista de FIEL Nuria Susmel ante LA NACION.
Según el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT de Hugo Moyano, que todos los meses publica una serie de indicadores económicos, una familia tipo (dos adultos y dos hijos menores) necesitó en noviembre último $ 6084 para no ser pobre.
La falta de actualización del Argentina Trabaja se siente fuerte en los barrios. "La pérdida de poder adquisitivo es absoluta. El deterioro se nota y explica muchos de los problemas que generan la tensión que se respira en los barrios más pobres", reflexionó ante LA NACION el coordinador nacional de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, que maneja 3000 cupos del plan en el conurbano.
Además de denunciar "el manejo clientelar" de los planes y "las disputas brutales entre los intendentes" por los cupos en las cooperativas, Menéndez sumó un elemento coyuntural al panorama. "Hay un parate muy fuerte en las changas, que es a lo que recurre la mayoría de los que cobran planes para completar sus ingresos mensuales", dijo.
Con el diagnóstico de Menéndez coincidió Juan Carlos Alderete, líder de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), otra de las organizaciones que, por no ser kirchnerista, pierde en el reparto de los planes.
"El atraso en [el valor de] los planes es otra muestra de la ceguera del Gobierno, que quiere hacernos creer que estamos en el país de las maravillas. La situación está empeorando. Lo notamos en los comedores, donde cada vez vienen más chicos y más gente grande", detalló a LA NACION.
Según el último informe de gasto social de la Fundación Konrad Adenauer, el gasto anual en el Argentina Trabaja, que depende del Ministerio de Desarrollo Social, aumentó apenas el 7,8% desde su creación. En 2010 insumió $ 3782,5 millones y este año, $ 4079,1 millones.
Ese mismo reporte da cuenta de la previsión de gasto para el año próximo. Según las partidas del presupuesto (siempre sujetas a modificaciones vía superpoderes del jefe de Gabinete), el Estado destinará 5006,8 millones de pesos al Argentina Trabaja que, también de acuerdo a la previsión, llegará a más del triple de beneficiarios: 350.000.
Daniel Arroyo, secretario de Políticas Sociales de Néstor Kirchner, ex ministro bonaerense de Desarrollo Social y hoy en las filas de Sergio Massa, explicó la situación de quienes dependen de los planes sociales a partir de variables conectadas.
"Están pasando tres cosas juntas: el dinero vale menos, hay muchas menos changas en los barrios, sobre todo en construcción y en el sector textil, y se está extendiendo el sobreendeudamiento a tasas de hasta el 80%, con los créditos para los que sólo basta con presentar el DNI", describió en diálogo con LA NACION.
Arroyo también reflexionó sobre el posible vínculo entre la tensión social de los últimos días (más allá de los levantamientos de las policías) y el atraso en los planes.
"Creo que el fenómeno de los saqueos tiene que ver con la pobreza estructural, pero también con el mal vivir: la suma del hacinamiento habitacional, la falta de trabajo y los planes sociales que cada vez alcanzan para menos. Ese combo termina en violencia, tanto dentro como fuera del hogar", concluyó.
viernes, 13 de diciembre de 2013
Daniel Arroyo en "Colores Primarios"
Hoy a las 23 hs Daniel Arroyo estará en el programa "Colores Primarios" de Fernando Cibeira que emite canal Metro. Los saqueos y la situación social argentina serán los temas a tratar en esta oportunidad.
“Nadie tiene claro qué puede comprar con $ 100”
Entrevista a Daniel Arroyo
Publicado en Clarín el domingo 8 de diciembre de 2013
Publicado en Clarín el domingo 8 de diciembre de 2013
–¿Cuánto invierte hoy el Estado en políticas sociales?
–La política social invierte $ 43.000 millones y de ese monto $38.000 son transferencias de dinero directo a la gente por pensiones, AUH, etc. Es una buena base.
- ¿Y por qué aún así hay tensión como se vio en Córdoba?
– Creo que el problema de Córdoba tiene que ver con la desintegración social. Hay mucha gente que no tiene ningún horizonte, que rápidamente accede a drogas y armas. Un pibe que sale a laburar y vuelve a la noche a su casa ganó menos que el que se la pasó todo el día vendiendo droga.
– ¿Qué consecuencias trae esto?
– Que no hay horizonte de vida en un porcentaje importante de la población. Hay un mal vivir en el país. A la gente la quema la cabeza estar hacinada en su casa, tener problemas en su trabajo y viajar mal. Todo esto genera violencia.
– Pero ninguno de estos tres problemas se soluciona rápido, ¿qué puede hacer el Estado de manera inmediata?
– La inflación complica mucho la vida. A nadie le queda claro cuanta plata hace falta para llegar a fin de mes y qué se compra con $100. Además, la inflación se aceleró.
– ¿Y desde las políticas sociales qué margen hay?
– El Gobierno resolvió bien los problemas como el hambre o atención inmediata con más transferencias y está bien. Pero ahora estamos frente a reformas de segunda generación y no alcanza con sólo gastar más dinero.
jueves, 12 de diciembre de 2013
“La violencia ya estaba presente en la sociedad”
Publicado en El Intransigente el día miércoles 11 de diciembre de 2013
: ¿Cómo se llegó a esta situación?
Daniel Arroyo: Me parece que la situación social se ha ido complicando mucho en los últimos cuatro años, no por el lado del hambre, sino por el lado del mal vivir y una vida cotidiana complicada. Eso se refleja en problemas de hacinamiento, en problemas de trabajo, informalidad económica y en problemas para movilizarse en los grandes centros urbanos. Todo eso genera violencia cotidiana, dentro del hogar, contra los docentes, en la guardia de un hospital o en el partido de fútbol de la canchita de la esquina donde suelen terminar a los tiros. Ese proceso de violencia cotidiana de mal vivir se ha podido ver en el caso de los saqueos, corriéndose la policía y en un contexto de fin de año. Es decir, refleja una forma de vida cotidiana difícil que, además, se le agregó en los últimos tiempos una fuerte inflación –que complica en mayor medida a todos aquellos que hacen changas- y la posibilidad de fácil acceso a las drogas y a las armas. Todo ese caldo de cultivo explotó aquí, que si bien no era previsible, se podía percibir en el mal vivir cotidiano.
EI: Más allá del condimento de la huelga policial, ¿Qué pasó con los principios básicos de convivencia de una sociedad, donde se roban hasta entre los mismos vecinos?
DA: Creo que las personas tienen una cabeza disociada. En la Argentina, los adultos y los jóvenes tienen muchos valores y tienen en claro que está bien y que está mal. Pero lo que sienten es que están más desamparados, que tienen que arreglárselas siempre por su cuenta y que, aún cuando saben que está bien y que está mal, si no manotea uno lo hará el que tienen al lado. Y en esa mecánica se terminan justificando a ellos mismos. No creo que falten valores, sino que es un problema de desenganche institucional. El primer momento de discusión entre Córdoba y el Gobierno Nacional -donde empezaron los saqueos luego de la huelga policial-, cuando se peleaban para saber si correspondía mandar gendarmes o si la provincia lo debería haber pedido, el ciudadano lo lee como diciendo “acá estamos solos”, y si “yo no aprovecho esta situación, lo hará el otro”. Pero la misma persona que ayer fue a saquear, dentro de diez días va a hacer la cola y va a comprar en ese comercio y tendrá de nuevo intercambio con el comerciante. No creo que no tenga valores, sino que no hay una correlación entre los que hacen las cosas bien y el resultado. El pibe que engancha un laburito, vuelve al barrio y ve que gana menos que el que vende droga. Hay una base de valores en la Argentina, y eso nos da una oportunidad si cortamos la venta de droga en los barrios y si hacemos un cambio profundo para reconstruir el tejido social.
EI: La “Década Ganada” logró bajar los índices de pobreza, ¿pero cómo se explica entonces esta situación de desborde nacional?
DA: Hay problemas sociales de primera generación que son los relacionados al hambre y a la subsistencia, y también hay de segunda generación, que tienen que ver con el trabajo, con la informalidad económica, con las adicciones, la falta de crédito y la violencia cotidiana. Hay un error de diagnóstico por parte del gobierno, que hizo mucho para mejorar los problemas de primera generación. Aumentó los recursos de política social, objetivamente transfiere dinero permanentemente y hay más personas con planes sociales. Pero las demandas sociales hoy no tienen que ver con tener un ingreso básico para alimentarse, sino con toda otra dimensión de vida cotidiana complicada que no se está teniendo en cuenta. Efectivamente, el corrimiento de la policía da lugar a estos hechos, pero lo que hizo fue desvelar una situación que está presente de violencia cotidiana. En la Argentina estamos viviendo un proceso de implosión social, de violencia poco visible que se da mayoritariamente en los hogares. Pero se transforma en explosión social cuando hay algo que se corre, y en este caso fue la policía. No estamos en 2001, pero tampoco estamos dando respuesta a los problemas cotidianos y la gente tampoco ve un horizonte donde aferrarse. Si no hubiera habido la huelga policial el problema hubiera seguido presente, pero ahora se hizo visible un fenómeno que no estábamos acostumbrados a ver.
EI: ¿Cree que está manejando bien el gobierno este conflicto?
DA: El golpe electoral le permitió al gobierno ver problemas que no estaba teniendo en cuenta. Hizo cambios positivos hacia adentro, porque parte del problema del gobierno era que le faltara alguien que administrara el poder. Tomó una decisión y estoy convencido que el Jefe de Gabinete es un hombre muy preparado y con capacidad para afrontar esta situación. Pero este es un momento para que todos ayudemos a calmar y tranquilizar la situación. Pero cuando esto pase, rápidamente tenemos que pensar en serio tres políticas de estado fundamentales que sean estratégicas para los próximos años. Tenemos que lograr que todos los jóvenes terminen el secundario, necesitamos generar el derecho del primer empleo y generar una unidad que corte con la venta de drogas en los barrios. Con tres grandes acciones en las que toda la dirigencia esté de acuerdo, estaremos, en parte, empezando a caminar en la dirección correcta.
EI: Los cortes de ruta empezaron como una modalidad de protesta y hoy cualquiera corta una calle por cualquier tipo de pedido. ¿Puede marcar una tendencia esta huelga policial a la hora de discutir salarios?. ¿Cómo cree que serán las próximas paritarias teniendo en cuenta que la policía bonaerense logró un aumento del 100% con esta medida?
DA: Esto va a marcar una tendencia a futuro si no hay una urgente política de reducción de la inflación. Si llegamos a marzo y está claro que no hay nada que atenúe los índices de inflación vamos a tener un montón de gente reclamando por un aumento del 30% mínimo. La Argentina está quebrada en cuatro: en la primera están los pobres que tienen lo mínimo. En la segunda están los vulnerables, que tienen changas pero no trabajo formal y son los más golpeados por la inflación. Está la Argentina de la clase media y la clase alta. La inflación está quebrando al sector informal. Tenemos unos meses para evitar que esto se multiplique en términos de demanda salarial. Pero esto requiere una decisión y un plan económico que de certezas para los próximos dos años en materia económica. (Redacción )
BUENOS AIRES.- Una huelga de la policía de Córdoba por demandas salariales desató una ola de saqueos que, a medida que las otras policías provinciales se fueron plegando a la medida y abandonaron la calle, se dispersó por la mayoría de las provincias. El saldo: muertos, decenas de heridos y cuantiosas pérdidas económicas a nivel nacional. Los desafíos del gobierno presente y futuro para canalizar los reclamos de un amplio sector de la sociedad que se siente desamparada y que, según Arroyo, sufre un “desenganche institucional”.
: ¿Cómo se llegó a esta situación?
Daniel Arroyo: Me parece que la situación social se ha ido complicando mucho en los últimos cuatro años, no por el lado del hambre, sino por el lado del mal vivir y una vida cotidiana complicada. Eso se refleja en problemas de hacinamiento, en problemas de trabajo, informalidad económica y en problemas para movilizarse en los grandes centros urbanos. Todo eso genera violencia cotidiana, dentro del hogar, contra los docentes, en la guardia de un hospital o en el partido de fútbol de la canchita de la esquina donde suelen terminar a los tiros. Ese proceso de violencia cotidiana de mal vivir se ha podido ver en el caso de los saqueos, corriéndose la policía y en un contexto de fin de año. Es decir, refleja una forma de vida cotidiana difícil que, además, se le agregó en los últimos tiempos una fuerte inflación –que complica en mayor medida a todos aquellos que hacen changas- y la posibilidad de fácil acceso a las drogas y a las armas. Todo ese caldo de cultivo explotó aquí, que si bien no era previsible, se podía percibir en el mal vivir cotidiano.
EI: Más allá del condimento de la huelga policial, ¿Qué pasó con los principios básicos de convivencia de una sociedad, donde se roban hasta entre los mismos vecinos?
DA: Creo que las personas tienen una cabeza disociada. En la Argentina, los adultos y los jóvenes tienen muchos valores y tienen en claro que está bien y que está mal. Pero lo que sienten es que están más desamparados, que tienen que arreglárselas siempre por su cuenta y que, aún cuando saben que está bien y que está mal, si no manotea uno lo hará el que tienen al lado. Y en esa mecánica se terminan justificando a ellos mismos. No creo que falten valores, sino que es un problema de desenganche institucional. El primer momento de discusión entre Córdoba y el Gobierno Nacional -donde empezaron los saqueos luego de la huelga policial-, cuando se peleaban para saber si correspondía mandar gendarmes o si la provincia lo debería haber pedido, el ciudadano lo lee como diciendo “acá estamos solos”, y si “yo no aprovecho esta situación, lo hará el otro”. Pero la misma persona que ayer fue a saquear, dentro de diez días va a hacer la cola y va a comprar en ese comercio y tendrá de nuevo intercambio con el comerciante. No creo que no tenga valores, sino que no hay una correlación entre los que hacen las cosas bien y el resultado. El pibe que engancha un laburito, vuelve al barrio y ve que gana menos que el que vende droga. Hay una base de valores en la Argentina, y eso nos da una oportunidad si cortamos la venta de droga en los barrios y si hacemos un cambio profundo para reconstruir el tejido social.
EI: La “Década Ganada” logró bajar los índices de pobreza, ¿pero cómo se explica entonces esta situación de desborde nacional?
DA: Hay problemas sociales de primera generación que son los relacionados al hambre y a la subsistencia, y también hay de segunda generación, que tienen que ver con el trabajo, con la informalidad económica, con las adicciones, la falta de crédito y la violencia cotidiana. Hay un error de diagnóstico por parte del gobierno, que hizo mucho para mejorar los problemas de primera generación. Aumentó los recursos de política social, objetivamente transfiere dinero permanentemente y hay más personas con planes sociales. Pero las demandas sociales hoy no tienen que ver con tener un ingreso básico para alimentarse, sino con toda otra dimensión de vida cotidiana complicada que no se está teniendo en cuenta. Efectivamente, el corrimiento de la policía da lugar a estos hechos, pero lo que hizo fue desvelar una situación que está presente de violencia cotidiana. En la Argentina estamos viviendo un proceso de implosión social, de violencia poco visible que se da mayoritariamente en los hogares. Pero se transforma en explosión social cuando hay algo que se corre, y en este caso fue la policía. No estamos en 2001, pero tampoco estamos dando respuesta a los problemas cotidianos y la gente tampoco ve un horizonte donde aferrarse. Si no hubiera habido la huelga policial el problema hubiera seguido presente, pero ahora se hizo visible un fenómeno que no estábamos acostumbrados a ver.
EI: ¿Cree que está manejando bien el gobierno este conflicto?
DA: El golpe electoral le permitió al gobierno ver problemas que no estaba teniendo en cuenta. Hizo cambios positivos hacia adentro, porque parte del problema del gobierno era que le faltara alguien que administrara el poder. Tomó una decisión y estoy convencido que el Jefe de Gabinete es un hombre muy preparado y con capacidad para afrontar esta situación. Pero este es un momento para que todos ayudemos a calmar y tranquilizar la situación. Pero cuando esto pase, rápidamente tenemos que pensar en serio tres políticas de estado fundamentales que sean estratégicas para los próximos años. Tenemos que lograr que todos los jóvenes terminen el secundario, necesitamos generar el derecho del primer empleo y generar una unidad que corte con la venta de drogas en los barrios. Con tres grandes acciones en las que toda la dirigencia esté de acuerdo, estaremos, en parte, empezando a caminar en la dirección correcta.
EI: Los cortes de ruta empezaron como una modalidad de protesta y hoy cualquiera corta una calle por cualquier tipo de pedido. ¿Puede marcar una tendencia esta huelga policial a la hora de discutir salarios?. ¿Cómo cree que serán las próximas paritarias teniendo en cuenta que la policía bonaerense logró un aumento del 100% con esta medida?
DA: Esto va a marcar una tendencia a futuro si no hay una urgente política de reducción de la inflación. Si llegamos a marzo y está claro que no hay nada que atenúe los índices de inflación vamos a tener un montón de gente reclamando por un aumento del 30% mínimo. La Argentina está quebrada en cuatro: en la primera están los pobres que tienen lo mínimo. En la segunda están los vulnerables, que tienen changas pero no trabajo formal y son los más golpeados por la inflación. Está la Argentina de la clase media y la clase alta. La inflación está quebrando al sector informal. Tenemos unos meses para evitar que esto se multiplique en términos de demanda salarial. Pero esto requiere una decisión y un plan económico que de certezas para los próximos dos años en materia económica. (Redacción )
miércoles, 11 de diciembre de 2013
Entrevista en MDZ Online
Publicado en MDZ Online el día miércoles 11 de diciembre de 2013
Daniel Arroyo, ex viceministro de Desarrollo Social de Néstor Kirchner, habló con MDZ y advirtió que los últimos incidentes obligan a la política, al Gobierno y al ámbito académico, "a pensar y actuar de una manera distinta".
Por estos días, una de las preguntas más recurrentes es sobre quiénes son los que salen a saquear. Y es que las imágenes, tanto las que se proyectan por televisión como las que se difunden por las redes sociales, muestran a gente que huye de los negocios y supermercados con productos que no son de primera necesidad.
Los saqueadores salen de las tiendas asaltadas con electrodomésticos y productos de cosmética, y una de las escenas más elocuentes fue, en Córdoba y durante la noche más de mayor conflictividad, la de un grupo de más de una decena de motos que saqueó una tienda de ropa deportiva.
Cómo entender, o mejor, desde dónde comenzar a analizar estos hechos que, lejos de los saqueos del 2001, cuando la gente se llevaba comida, tienen toda la apariencia de vandalismo.
Daniel Arroyo fue viceministro de Desarrollo Social de la Nación durante el gobierno de Néstor Kirchner, y en comunicación con MDZ Online dio su parecer respecto de los saqueos derivados de los reclamos policiales. “Me parece que estamos frente a una realidad de desintegración social, y esto nos obliga a todos, a la política, al Gobierno, al ámbito académico, a pensar y actuar de una manera distinta, es un momento de encarar y hacer otras políticas”, indicó.
¿Cuál es su análisis respecto de los saqueos derivados de los reclamos salariales de los policías?
Creo que estamos ante un nuevo problema social que no tiene que ver con el hambre, con la subsistencia, con atender lo mínimo, sino con la desintegración social. Lo que yo creo, básicamente, es que estamos frente a una situación en la que los problemas de primera generación, es decir, tener qué comer, como en la etapa del 2001, del 57 por ciento de pobreza o el 28 por ciento de desocupación, se ha resuelto, pero hay una segunda parte que se ha complicado y que se ha ido agrandando en los últimos años y que tiene que ver con la situación en los grandes centros urbanos, que combina, por un lado, el malvivir de la persona a la que no le alcanza y hace changas y tiene dificultades, del que viaja mal, del que tiene hacinamiento, que se traduce en violencia cotidiana, violencia dentro del hogar, en la escuela, en el partido de fútbol de la canchita del barrio, que termina a los tiros, es decir, hay un fenómeno de vida cotidiana complicada en los grandes centros urbanos que todo el tiempo está asociado a violencia cotidiana y que es como una especie de implosión, una tensión poco visible, que, en este caso, con la rebelión policial y el espacio para los saqueos, se hizo visible y tomó otra escala, pero finalmente puso en escena lo que es una vida cotidiana complicada, difícil para mucha gente en los grandes centros urbanos. Por otro lado, en los últimos tiempos, a la gente se le han cruzado dos problemas serios, uno es la inflación, que claramente quiebra cualquier esquema, nadie sabe qué hace con un billete de cien pesos en las compras, y por otro lado el acceso fácil a drogas y armas. Efectivamente, en cualquier barrio las personas acceden rápidamente a drogas y armas, y todo ese fenómeno va generando un problema cotidiano importante que, en este caso, frente al corrimiento de la policía, se transformó en saqueos, pero que hace a una vida dura en los grandes centros urbanos y que yo llamaría desintegración social, y me parece que ahí está el principal problema de hoy en día en nuestro país.
Señaló que la gente ya tiene cubierto lo mínimo como para subsistir pero también habló de inflación, ¿no se contraponen estos dos conceptos?
No, porque hay cuatro Argentinas. Una es la de los pobres, que no tienen lo mínimo, que no tienen piso de material, que no tienen los servicios básicos, y el Estado ha aplicado más políticas sociales. Hoy la asistencia social son 43 mil millones de pesos, y de esos, 38 mil son transferencias directas a las personas, es decir, arrancan con una base de ingreso. Hay una segunda Argentina, que es la vulnerable, la de la gente que hace changas, que tiene trabajo informal, que la lleva como puede. La tercera Argentina es la de la clase media, que tiene trabajo formal, y una cuarta Argentina es la de clase alta. Todos se complican con la inflación, pero el que más se complica es el sector vulnerable, el segundo de abajo hacia arriba, porque no tiene mensualizada su cabeza, no tiene un ingreso claro, entonces, la inflación claramente lo va a ir complicar. A todos los complica, pero a ese sector más porque no sabe de dónde agarrarse y porque, efectivamente, el parate de la construcción, del textil y demás lo ha ido afectando. Lo que quiero decir es que la política social ha dado una base de arranque de dinero, de asistencia alimentaria, pero hay problemas sociales de primera generación y problemas sociales de segunda generación, los de primera generación tienen que ver con hambre y subsistencia, y los de segunda generación con adicciones, con venta de drogas, con el trabajo informal, con la escuela secundaria, con extender el crédito, y todo esto no se está encarando, y un poco eso es lo que se está planteando como problema, no porque la gente no tenga lo elemental, sino porque no logra moverse para arriba, no hay movilidad social ascendente. El pibe que engancha una changuita, cuando vuelve al barrio ve que gana menos que el que vende droga o el que está vinculado a otra actividad, o sea, a los que hacen el camino no les va bien, y eso corta cualquier horizonte y complica realmente la vida.
Los saqueos, si bien ya se han extendido a todo el país, comenzaron en Santa Fe y explotaron definitivamente en Córdoba, ¿cómo se puede leer esto?
Me parece que Rosario, Córdoba, Santa Fe, los grandes centros urbanos, están más complicados por lo que decía. Pero creo que particularmente lo que pasó y que fue fuerte en Córdoba con esa discusión de si había llamado o no el Gobierno provincial, si le correspondía la Nación o a la Provincia [se refiere a la intervención o no de Gendarmería], le hizo leer a la persona de a pie la idea de “acá estamos solos y tenemos que arreglarnos como podamos”. Creo que hay un fenómeno fuerte hoy y es que, frente a los saqueos y a la inacción policial, se reforzó una idea que tiene mucha gente en la Argentina y es la de que no hay vínculos con la policía, con la política, con la justicia, que no se puede esperar mucho de nadie y que uno tiene que arreglarse por su propia cuenta. A mí me parece que en la Argentina la gente tiene muchos valores. Los adultos y los jóvenes, los pobres y los no pobres tienen claro qué está bien y qué está mal, qué habría que hacer y qué no habría que hacer, lo que pasa es que ese mismo que forma en valores a sus hijos o que tiene claro qué corresponde hacer o no dice “pero si todo el mundo manotea, por qué no lo voy a hacer yo”, “si no lo hago yo, lo hace otro”. Aun con valores, frente a esta idea de autorreglarse, termina haciendo cualquier cosa. La misma persona que saqueó hoy, dentro de diez días va a ir a comprar al comercio y va a hablar con el comerciante como si nada, porque en realidad simplemente vio la oportunidad. Creo que en ese sentido hay que hacer cambios profundos en las políticas sociales en la Argentina, tenemos que crear una unidad de combate a la venta de drogas, cortar en seco la venta de droga y lograr que al que estudia y trabaja le vaya bien. Si al que estudia y trabaja le va bien, todos en el barrio van a leer que lo que hay que hacer es estudiar y trabajar, si no, los horizontes se nos complican, y eso es lo que nos está pasando hoy.
Y esto potenciado por el acceso fácil del que hablaba a armas al que se refería recién.
Sí, y yo creo que una novedad creciente en la Argentina es que frente a cualquier escuela hay alguien vendiendo paco, marihuana o cocaína, depende de la zona del país donde se esté, y eso no sólo es un problema de adicción, sino que también es un problema de unidad económica, porque una persona puede ponerse a pensar si no le conviene poner una cocina de paco antes que enganchar una changuita, es decir, altera la funcionalidad económica de la familia, por un lado, y por otro lado, algo que sí me parece que es bastante reciente, me refiero a los últimos dos o tres años, es que efectivamente se accede muy fácil a las armas, y eso potencia la violencia. El partido de fútbol del barrio que terminaba a los insultos, hoy termina a los tiros y con alguien muerto. Creo que este tema del acceso fácil a las armas hace que lo que está de base, que es una violencia fuerte, escale rápidamente.
¿Esto sería para usted lo que explicaría lo que sucedió en Córdoba?
No lo explicaría como el motivo de los saqueos… Lo que digo es que hay un problema de vida cotidiana difícil, de manera que los grandes centros urbanos se han ido desenganchando del resto. Hay una problemática social que no se ve y que se hizo visible por esto en Córdoba. Da la impresión de que primero se corrió la policía, luego hubo unos primeros saqueos organizados, porque está claro que había gente coordinada que iba de un lado a otro, y después apareció la gente común que claramente lo que fue a hacer fue aprovechar la oportunidad y manotear. O sea, lo que sucedió en Córdoba y luego se extendió a varios lugares es que la vida cotidiana difícil, la violencia cotidiana, las dificultades cotidianas, esta vez tuvieron la oportunidad por el lado del saqueo, pero es lo mismo que sucede todos los días en la escuela, en la barrita de la esquina o en un hospital donde alguien está en la guardia y termina trompeándose con el médico porque no lo atiende.
Mencionó a gente coordinada que comenzaba los saqueos, ¿cuánto de la interna peronista hay en la explosión en Córdoba?
A mí me parece que es difícil, porque la Argentina es muy distinta al resto de América latina. En América latina predomina la concentración, en una favela en Río de Janeiro hay un líder narco que maneja el narcotráfico y también manda a los chicos a la escuela, a las chicas a hacerse los controles de salud, es como un Estado bueno y malo, está separado y, concentrado su poder, actúa para bien y para mal. En Argentina no es así, predomina la fragmentación. En un barrio está el que vende paco, el que pone el corralón de materiales, la iglesia que va a ayudar, el puntero del partido A, el del partido B, el del partido C, el jubilado que va a darles una mano a los chicos para que jueguen a la pelota, o sea que, en este sentido, es muy difícil dar una explicación sólo por una línea interna de algún partido político, porque al predominar la fragmentación, son grupos sueltos que pueden actuar momentáneamente. Está claro que en una primera etapa a los grupos vandálicos alguien les da el guiño, pero enseguida eso termina convirtiéndose en un problema social de envergadura, por la base que teníamos antes, pero está claro que en todo caso son muchos grupos sueltos. Entonces, es difícil explicar que un hubo grupo o una línea interna de un partido.
Arreglando cada una de las provincias con sus policías, ¿terminarían los saqueos?
Creo que sí. Efectivamente, pareciera que vamos a un esquema de mayor acuerdo salarial con la policía. Los policías acá se han presentado como trabajadores precarizados, claramente como trabajadores a los que no les alcanza el sueldo y van con su mujer y sus hijos a protestar, en un esquema muy complicado, porque, efectivamente, esto ha logrado generar un conflicto creciente con casi diez muertos, una cuestión absolutamente catastrófica, de luto para el país. Ahora, lo que está claro es que, frente a un regreso de la policía, se van a parar los saqueos en un primer momento, pero parar en esto quiere decir que va a volver a su estado natural, que es violencia cotidiana en cualquier ámbito y que ante alguna oportunidad o alguna tensión puede volver a surgir. Si no resolvemos el problema de base, vamos a solucionar los conflictos de estos días, que es imprescindible, pero deberíamos rápidamente encarar otro tipo de políticas, por ejemplo, una unidad especial de combate a la venta de droga, el derecho al primer empleo para que las empresas tengan deducción impositiva al tomar a jóvenes y les convenga, o lograr que en serio todos terminen la escuela secundaria. Nosotros necesitamos acuerdos básicos en nuestro país. Ante una desgracia tan grande, puede darnos esto la oportunidad de pensar en qué cosas nos podemos poner de acuerdo. Si por lo menos en eso nos ponemos de acuerdo el grupo de la política, al menos habremos avanzado en la dirección que corresponde.
Entrevista en radio UBA
Esta mañana Daniel Arroyo estuvo conversando con Rodrigo Andrade en su programa "Apuntes" que transmite radio UBA. Los temas giraron en torno a los hechos de violencia ocurridos en estos días en nuestro país y su relación con la situación social.
Daniel Arroyo en radio El Mundo
Esta mañana, Daniel Arroyo fue entrevistado por Néstor Scibona en su programa "Diario por Radio" que transmite radio El Mundo. La conversación giró en torno a los conflictos sociales que hoy preocupan en Argentina.
martes, 10 de diciembre de 2013
La pérdida de horizontes y el vacío institucional como telón de fondo
Por Daniel Arroyo
Publicado en Diario La Nación, domingo 8 de diciembre de 2013
Publicado en Diario La Nación, domingo 8 de diciembre de 2013
La ola de saqueos en Córdoba confirma un dato que hace rato se viene insinuando: la situación en los grandes centros urbanos se está complicando cada vez más.
Rosario, con el avance del narcotráfico y los conflictos sociales; el conurbano bonaerense, con situaciones de violencia permanentes, y Córdoba, antes con el narcotráfico y ahora con los saqueos, muestran nuevos problemas (que no tienen que ver con el hambre) para los que no hay respuestas o políticas públicas claras.
La rebelión policial en Córdoba sí marca una novedad importante en la medida en que demuestra tanto el vacío que queda cuando no hay control como la capacidad de bandas organizadas para saquear o entrar a lugares de manera rápida y coordinada.
La facilidad con que una persona puede comprar droga o hacerse de armas en nuestro país genera un caldo de cultivo permanente que, frente a una oportunidad como la que sucedió en estos días, da vía libre para lo que sea.
La tensión y el pase de facturas entre la provincia y la Nación refuerzan también una idea muy instalada en la sociedad y es que "acá cada uno tiene que arreglarse como puede y no hay mucho que esperar del Estado ni de la policía o de la Justicia".
La creencia de que frente a los problemas los ciudadanos están solos se agiganta en cada catástrofe y en cada debate acerca de quién tiene la responsabilidad institucional.
Ahora bien, la magnitud de los saqueos, la extensión que han tenido y lo impactante de esta situación dan cuenta, también, de la existencia de problemas sociales profundos que están siempre latentes y que explotan cuando se dan situaciones excepcionales como las de estos días.
Lo que está latente es la falta de integración social, la idea de que no hay caminos claros para mejorar o para generar movilidad social ascendente.
En concreto, un pibe que hoy consigue una "changuita" en el barrio gana menos que el que vende droga o está vinculado a otra actividad. No le queda nada claro a una persona que el estudio o el trabajo sean el camino para mejorar su vida cuando los caminos alternativos parecen dar más rédito.
La pérdida de horizonte, las dificultades cotidianas dadas por el hacinamiento, el trabajo precario o el viajar mal van quemando las cabezas de las personas y conforman una situación de "mal vivir" constante.
Esto termina explotando de diversas maneras, a veces como violencia en el hogar, otras como violencia contra docentes, médicos o en la canchita de fútbol del barrio.
Los saqueos son de una escala y una gravedad mayor, pero no dejan de reflejar la violencia, las tensiones, los conflictos y la idea de que cada uno tiene que manotear y agarrarse de lo que pueda.
Está claro que no se pueden explicar el vandalismo y los robos sucedidos en Córdoba sólo por el mal vivir cotidiano, el acceso a drogas y armas, y la falta de referencias en las instituciones.
Pero está claro, también, que estamos frente a un proceso de desintegración social creciente en los grandes centros urbanos, que hace que pueda suceder cualquier cosa, entre otras, la que vivimos en estos últimos días.
Entrevista en radio Provincia
Esta mañana Daniel Arroyo fue entrevistado por Martín Strilinsky en su programa "Despabilados" que transmite radio Provincia. La situación social y los conflictos sociales que hoy preocupan en la Argentina fueron el tema central.
Entrevista en radio El Mundo
Ayer, Daniel Arroyo fue entrevistado por Pablo de León en su programa "Las cosas como son" que transmite radio El Mundo. La entrevista se centró en los conflictos sociales actuales que afectan a la Argentina.
Daniel Arroyo en Radio Metro
Esta mañana Daniel Arroyo fue entrevistado por Juan Pablo Varsky en el programa "No somos nadie" que transmite radio Metro. La entrevista giró en torno a la situación social en Argentina y los conflictos sociales actuales.
lunes, 9 de diciembre de 2013
Entrevista en Radio Continental
Esta tarde Daniel Arroyo fue entrevistado por Nelson Castro en su programa "Entre líneas" que se emite por Radio Continental.
En la entrevista se plantearon temas vinculados con los conflictos sociales actuales, la rebeliones policiales y los desafíos que se presentan para adelante.
En la entrevista se plantearon temas vinculados con los conflictos sociales actuales, la rebeliones policiales y los desafíos que se presentan para adelante.
Entrevista en Radio Mitre
Esta mañana Daniel Arroyo fue entrevistado por Jorge Lanata en el programa "Lanata Sin Filtro" que se emite por Radio Mitre.
La entrevista giró en torno a la problemática social en Argentina, los levantamientos policiales en varias provincias y la discusión acerca de que políticas sociales hay que encarar en los próximos años.
La entrevista giró en torno a la problemática social en Argentina, los levantamientos policiales en varias provincias y la discusión acerca de que políticas sociales hay que encarar en los próximos años.
Entrevista en FM Palermo 94.7
Esta mañana Daniel Arroyo fue entrevistado por el periodista Martín Dinatale en el programa Mensaje Directo que se emite por FM Palermo.
La entrevista giró en torno a los conflictos sociales en nuestro país a partir de los saqueos de los últimos días y los conflictos policiales en varias provincias.
La entrevista giró en torno a los conflictos sociales en nuestro país a partir de los saqueos de los últimos días y los conflictos policiales en varias provincias.
jueves, 5 de diciembre de 2013
Daniel Arroyo en Código Político
Hoy a las 23 hs Daniel Arroyo estará en el programa de Julio Blanck y Eduardo van der Kooy "Código Político" que transmite el canal TN. Marginación y narcotráfico serán los temas a tratar.
martes, 3 de diciembre de 2013
Reportaje a Daniel Arroyo en La Voz
Por Sergio Carreras
Publicado por La Voz el día sábado 30 de noviembre de 2013
Publicado por La Voz el día sábado 30 de noviembre de 2013
¿A qué se denomina segunda generación de políticas sociales?
–Creo que los problemas sociales se pueden dividir en dos tipos: de primera y de segunda generación. De primera son los que tienen que ver con el hambre, con la subsistencia, con tener lo mínimo, que eran exactamente los problemas que tenía la Argentina en el 2001. Los problemas sociales de segunda generación tienen que ver con la movilidad social, con mejorar la calidad de la educación, de la salud, con incluirse en el mundo del trabajo. Es lo que tiene que ver no con la subsistencia de la persona sino con su integración. Yo diría que la Argentina, en general, ha resuelto los problemas de primera generación. No hay, en general, un problema de hambre en la Argentina. No es que en algunos lugares no haya zonas críticas, pero la situación del 57 por ciento de pobreza y el 28 por ciento de desocupación del 2001, hoy no se da.
–¿Cuáles serían los problemas de segunda generación que identifica?
–Básicamente, para mí, son cinco. Uno es la pobreza estructural: seguimos con cerca de un 23 por ciento de pobreza extrema. Dos, la informalidad económica: la gente que trabaja y no tiene recibo de sueldo y se encuentra en una situación precaria y complicada, que es el 34 por ciento del mundo del trabajo. En tercer lugar, la desigualdad, que a mi modo de ver es una de las razones de la violencia social en Argentina. La desigualdad entre los que tienen más y los que tienen menos, los que están con la ñata contra el vidrio: yo no tengo nada y a la vuelta de mi casa hay uno que tiene todo. Con lo cual surge la bronca, la tensión. Una de las razones de la violencia en Argentina es la desigualdad. El cuarto problema diría que es la presencia de 900 mil jóvenes de 16 a 24 años que no estudian ni trabajan, y este es el punto más crítico. El quinto problema es la cuestión de la escuela secundaria: hay un 40 por ciento de deserción. Todos esos son problemas de segunda generación cruzados por otras dos cuestiones.
–¿Y esas dos cuestiones?
–Uno es el avance del narcotráfico, de las adicciones, la venta de drogas en los barrios. Y un segundo tema es la violencia en el hogar. La Argentina no tiene un fenómeno de explosión social, no es que uno sale a la calle y está toda la gente peleándose entre sí, sino que hay un fenómeno de implosión social, que es producto del mal vivir. Lo que le quema la cabeza a una persona es vivir hacinada, no tener lugar en la casa, no tener trabajo, viajar mal en tren, en colectivo, en subte. En los grandes centros urbanos pasa eso, con lo cual ese mal vivir cotidiano lleva a pelearse con la mujer, con el hijo, con la maestra, con el médico en el hospital. Creo que la violencia en Argentina, en el hogar, tiene que ver con una vida cotidiana complicada. Estos, con los cinco puntos anteriores que le mencioné, conforman los problemas de segunda generación y obligan a hacer políticas sociales distintas de las que se están haciendo.
–¿Qué programa social priorizaría hoy?
–Es obligación dar respuesta a todos los problemas. Creo que lo que hoy se está encarando en políticas sociales en Argentina está llegando a su límite. Se han aplicado programas que han ayudado a mejorar, está claro que no estamos en la situación del 2001, pero hace cuatro o cinco años que está trabada la situación y que no ha mejorado. Una política que para mí es clave encarar en los próximos años es el derecho al primer empleo, empresas que tomen jóvenes y tengan una reducción impositiva para que les convenga tomarlos. Eso acompañado de una red de 20 mil tutores: una maestra, un cura, un líder barrial. El tutor sería la persona más creíble. El problema de los jóvenes hoy no es hacer una tarea, trabajar, sino ir todos los días ocho horas a un lugar, obtener el ritmo. Si un pibe tiene que ir a trabajar a un supermercado va y lo hace bien. El tema es construir un método. El tutor, tres veces por semana, debería ir a ver al joven, golpearle la puerta, decirle “ponete las pilas, rescatate”, contactar con la escuela, el trabajo. O sea, un primer cambio con los jóvenes es el derecho al primer empleo y una red de 20 mil tutores que acompañe, que es una tarea para ayudar a rescatar a una generación sin empleo.
–¿Cómo ve la experiencia de Córdoba con el programa Primer Paso?
–Es una buena experiencia, a la que hay que darle más escala, pero es una buena base para replicar en el resto del país. Una segunda política que hay que hacer es en la escuela secundaria, un sistema dual que para que un chico además de estar en la escuela pueda hacer una pasantía, hacer las dos cosas a la vez, no sólo porque puede ayudar a la familia sino para que pase a integrarse a la cultura del trabajo. Hoy la mitad de los jóvenes que son desocupados no tiene el secundario completo. Un pibe termina la escuela secundaria y no le queda claro adónde ir. Un tercer cambio que hay que hacer en esto de nuevas políticas es el tema de masificar el crédito, hoy tenemos cuatro millones de personas que son cuentapropistas: plomeros, gasistas, carpinteros, pequeños hacedores que como no acceden al crédito, trabajan a media máquina. Se les rompe algo y como no tienen créditos para renovar la máquina que se les rompió, hacen pocas cosas y ganan poca plata. Un pibe que pone un taller mecánico y no tiene crédito para comprar un escáner y la computadora no puede trabajar bien, sólo puede recibir autos viejos, sin motor a inyección, y gana menos. Hay que masificar el crédito a tasa baja, con subsidio de tasa por parte del Estado, porque si no se masifica el crédito no va a bajar la pobreza en Argentina.
–¿También hay una cuarta política?
–Sí, la cuarta política tiene que ver con la descentralización. Hoy al 70 por ciento de la política social lo tiene la Nación; el 23 por ciento, todas las provincias juntas; y siete por ciento, los municipios. Así como si no se modifica el crédito no se acaba la pobreza, si no se descentraliza y transfiere recursos a nivel local, la cosa no va a cambiar.
De hecho hay muchas ideas, propuestas a nivel local que no se ponen en marcha porque la gente no tiene con qué. Y luego hay que hacer una buena política fuerte que combata la venta de drogas, si no todo lo que dije va a ser como remar en dulce de leche. Mi opinión es que hay que crear una unidad de combate por fuera de las fuerzas de seguridad que combata la venta de drogas en serio, que corte la venta, porque si no se nos va a complicar mucho. La venta de drogas no es sólo un problema social sino una cuestión económica: hoy una familia se pregunta si no le conviene poner una cocina de paco y que esa actividad económica le sea más rentable que trabajar. En Córdoba, Rosario, Buenos Aires, el ciclo es: un chico está hacinado en la casa, no tiene lugar, va a la esquina, empieza a consumir, casi siempre paco porque si no consume no se integra al barrio, luego puede tener un problema de adicción pero rápidamente es un problema de endeudamiento, no sólo tiene un problema de salud sino que debe plata y cuando se endeuda viene un vivo a plantearle una idea para saldar esa deuda.
–¿Cómo se consigue descentralizar el manejo de fondos en un esquema de Estado nacional “Papá Noel” que trae o deja de traer fondos según simpatías políticas?
–Me parece que se consigue con un cambio de ley de coparticipación y revisando todo. Pero en las políticas sociales es más rápido porque únicamente hay que tomar la decisión de transferir. Hay que preguntarse qué cosa es centralizada y para todos igual. En la Asignación Universal por Hijo, un chico de Cosquín, de Clorinda en Formosa o en provincia de Buenos Aires está en igual situación, eso es nacional, es igual para todos. Ahora, lo que tiene que ver con el desarrollo local, los emprendimientos productivos, con apoyo a jóvenes, programas locales, hay que descentralizarlo, es un tema de voluntad política. Hoy la centralización sirve para la crisis. En 2003, había que centralizar e ir para adelante, pero en las etapas en las que se va tras el desarrollo, en la segunda generación de políticas sociales, no es posible centralizar, hay que transferir y descentralizar. Mi opinión es que hay varias condiciones para hacerlo y hay que tener voluntad política. Una discusión grande es la ley de coparticipación, pero algo más concreto son los 43 mil millones de pesos, cómo hacemos hoy para que no esté el 70 por ciento arriba sino que quede sólo un 30 por ciento arriba, que se descentralice el 70 por ciento y que sea igual para todo. Otra parte es que de los 43 mil millones de pesos; 38 mil son transferencias de dinero, dinero directo a las personas por asignación por hijo, pensiones u otros programas. La política social transfiere dinero que da base de arranque a la familia, promueve la economía local, porque la mamá que cobra 460 pesos por niño o 1.700 por estar en una cooperativa va a comprar cerca de la casa, mueve la economía local.
Estado empleador
–Se habló de que ese tipo de medidas sirven para combatir el clientelismo, aunque sigue habiendo lugares donde no sucede eso. Pienso en algunas provincias del NOA y su gran uso clientelar de los fondos nacionales, atados a políticas de empleo público precario.
–Bueno, el gran empleador en Argentina en los últimos años ha sido el Estado. Si uno ve la creación de empleo del 2003 al 2007, se crearon altísimos niveles. Cae en 2008 y 2009, y en los últimos años vuelve a crecer. Está claro que hay que repensarlo, ver el desarrollo local, en cada región ver cuáles son las cadenas productivas, qué características tienen, qué forma de incentivo especial hay que generar para el NOA y el NEA que promuevan determinadas cadenas productivas y en función de eso vincular la posibilidad de que las personas puedan entrar en determinadas actividades.
Hay que unir la política social con la política económica. Uno a la política social la ve siempre como algo parcial, siempre la discusión es si hay que dar pescado y asistir o enseñar a pescar y capacitar. Mi idea es que hay que ir más allá, que el paradigma en la política social tiene que ser dar pescado, enseñar a pescar y garantizar que haya peces en la laguna: asistir y capacitar pero fomentar la inversión, el desarrollo económico productivo, las cadenas de producción, hay que revisar todo este esquema donde el Estado es un actor central pero no el único. No hay desarrollo sin un sector privado que dinamice y funcione; está bien que con muchas regulaciones y control del Estado, pero el mercado tiene que funcionar.
Perfil
Trayectoria. Daniel Arroyo fue secretario de Desarrollo Social en la presidencia de Néstor Kirchner y luego repitió esas funciones en la gobernación de Buenos Aires, con Daniel Scioli. Hoy trabaja con los equipos técnicos del diputado nacional electo Sergio Massa. Es asesor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal), director ejecutivo de Poder Ciudadano y especialista en gestión de políticas públicas.
viernes, 29 de noviembre de 2013
Daniel Arroyo en el Encuentro Nacional ACEP-KAS 2013
Este 6 y 7 de diciembre se llevará a cabo en la ciudad de Mar del Plata el Encuentro Nacional ACEP-KAS 2013 30 Años de Democracia: Construyendo una Nación mas Humanista y Cristiana.
Daniel Arroyo participará en el panel “Escenarios Poselectorales y Perspectivas Políticas al 2015” junto a Fernando Boldú, Secretario de Relaciones Institucionales, Legislativas y Regionales de la Jefatura de Gabinete del gobierno de la provincia de Córdoba, Director ACEP Córdoba, Oscar Daniele, diputado provincial de Santa Fe, Secretario General de las 62 Organizaciones Peronistas, Secretario General de APEL Santa Fe y moderado por Guido Varas, Director ACEP La Rioja.
jueves, 28 de noviembre de 2013
Daniel Arroyo en País Inédito
Hoy a las 22:30 hs Daniel Arroyo estará en el programa de Gustavo Morelli "País Inédito" que transmite Límite Norte, TV Zona Norte. La situación social en Argentina y los desafíos para los próximos años será tema central en esta edición.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Daniel Arroyo junto a Cimientos
Mañana jueves 28 se realizará un desayuno organizado por Cimientos: Construyamos desde la Educación. Daniel Arroyo dictará una charla sobre la problemática de la inserción laboral juvenil y los desafíos para los próximos años.
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