(publicada en el diario Buenos Aires Económico, lunes 31 de mayo de 2010)
Luego de la bancarización de más de 750.000 familias a través de la Asignación por Hijo, diversos economistas piden acelerar el ingreso de los sectores más vulnerables al mercado bancario argentino y posibilitar que las entidades bancarias financien con créditos personales, a quienes no se han podido incorporar a la economía formal.
Actualmente, la Asignación que lanzó el Gobierno Nacional para mejorar las condiciones de vida de más de tres millones de chicos cuyos padres trabajan en negro, son desempleados o monotributistas, se percibe a través de las entidades bancarias del país, por medio de una tarjeta de débito. La Anses deposita todos los meses 144 pesos por hijo menor de 18 años y 720 pesos por hijo discapacitado, en cuentas particulares abiertas tanto en bancos públicos como privados.
Los 36 pesos restantes, que conforman el total de los 180 pesos por hijo, se acumulan mes a mes y se liquidarán a fin de año, cuando las familias presenten la Libreta Sanitaria con el plan de vacunación al día, junto con el certificado escolar del chico.
Cinco economistas coincidieron con la visión de que el Banco Central debería anular las cláusulas que impiden a las entidades bancarias prestar dinero a quienes no puedan justificar un ingreso fijo formal, para incentivar las compras de productos manufacturados y, a la vez, evitar el abuso de las casas de préstamos personales.
"Es muy difícil que los Bancos comiencen a dar créditos
a quienes cobran una asignación por hijo, si no hay una medida del Banco Central orientada en esa línea, con tasas de interés acotadas", señaló Alfredo García, economista jefe del Banco Credicoop.
Paradójicamente, los sectores informales tienen vedada la posibilidad de acceder a los créditos que otorgan los Bancos, pero deben pagar intereses elevadísimos de las tarjetas que obtienen con mínimos requisitos o de las casas de préstamos que, la mayoría de las veces, son parte de las mismos Bancos. Al respecto, Abraham Gak, profesor honorario de la UBA e integrante del Grupo Fénix remarcó que "muchos Bancos otorgan, a través de casas de electrodomésticos, tarjetas a sus clientes y los someten a tasas elevadas y cláusulas implícitas".
Hacia un sistema más inclusivo. Desde su implementación, la Asignación por Hijo permitió que miles de familias de bajos recursos o con trabajos en negro pudiesen incrementar sus ingresos con montos de entre $180 y $720 mensuales. A su vez, las ventas de productos de primera necesidad subieron alrededor de un 15 por ciento y las inscripciones en instituciones públicas de enseñanza media se incrementaron en un 20 por ciento, mientras que en primaria la suba fue del orden del 25 por ciento, según indicaron los docentes encuestados de 135 establecimientos bonaerenses.
En Capital Federal, también se experimentó una mayor demanda de vacantes que originó la falta de disponibilidad de lugares en varios colegios. "La matrícula aumentó un 20 por ciento en relación al año pasado y muchos chicos que habían abandonado sus estudios, se reincorporaron", dijo Pablo Rivelli, director de un colegio secundario en el barrio de Mataderos.
Sabrina Caro ve la posibilidad de obtener un crédito tan solo como un anhelo. Con una beba de cinco meses, la asignación le sirve para comprar pañales. "Por suerte le doy el pecho. Muchas veces necesito comprar cosas a crédito, pero como no tengo empleo no sé como haría para pagar después" disparó Sabrina.
Para Benjamín Hopenhayn, integrante del grupo Fénix y profesor de Economía y Finanzas de la Universidad de Buenos Aires, la indigencia y la pobreza bajaron considerablemente, pero el ingreso que se obtiene sirve para cubrir necesidades básicas. "No creo que éstos sectores gasten mucho en electrodomésticos - indicó Hopenhayn y agregó - los Bancos están siguiendo una política muy prudente. Evalúan los riesgos y prestan a tasas altas. Probablemente prefieren dar crédito a través de tarjetas".
Acercar el crédito a los sectores más pauperizados del país no es una tarea sencilla, habida cuenta de que aplicar tasas bajas supone que la inflación no se comerá el interés asignado, ni la plata prestada.
El economista Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres, manifiesta que es muy difícil modificar el marco regulatorio y que la política más efectiva es controlar a los fideicomisos financieros, para evitar las inversiones especulativas y proteger a la gente.
"Las entidades bancarias corren el riesgo de prestar dinero a quienes no pueden justificar ingresos fijos formales. Este riesgo se extiende a todos los trabajadores precarizados", recalcó García.
Sin embargo, el economista Bernardo Kliksberg, reconocido por sus trabajos sobre la pobreza y por sus estudios de la ética en la gestión pública y privada, afirmó a Bae que:" Las organizaciones que trabajan en microcréditos y prestan dinero a los pobres, deberían contar con licencias para operar como bancos".
Proyectos en danza.
Bajo esta realidad, el Banco Ciudad acompaña el "Programa Integrador" del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, destinado a las personas que carecen de una vivienda, pero tienen empleo. A través del Programa se les asigna un espacio en el Hogar Renacer y se los bancariza, previas visitas de agentes del banco que solicitan conocer sus historias y realidades. Posteriormente, se les explica todo lo referente al funcionamiento de las cajas de ahorro y el manejo de las tarjetas.
Los beneficiarios en su mayoría son trabajadores empleados en seguridad, otros son artesanos (no inscriptos, no hacen aporte fiscal), empleados en gastronomía y serenos.
"El Banco les ha abierto Cajas de Ahorro sin ningún costo, así cada beneficiario tiene una Tarjeta Moderban para operar en Cajeros Automáticos, con la que pueden depositar y retirar dinero, hacer consultas de saldos y transferencias a otras cuentas", comentó Patricia García, quien lleva la iniciativa en el Banco Ciudad.
A través del Banco Ciudad se pagan alrededor de 150.000 planes sociales, por lo cual toda esa gente debe saber usar una tarjeta de débito y conocer sus ventajas.
Las tarjetas les permite hacer compras con la devolución del 5% del IVA y acceden a las distintas promociones del Banco, por ejemplo: 10% de descuento en indumentaria, 10% al 20% en supermercados, 75% en cines y espectáculos y 25% en locales de gastronomía, entre otros. Además la bancarización les permite tener un mayor resguardo y control de sus fondos, a diferencia del riesgo que implica manejarse permanentemente con efectivo, sobre todo cuando la persona tiene un problema de vivienda.
El seguimiento del programa arroja resultados alentadores, muchos beneficiarios han comenzado a hacer compras en comercios con descuentos y extracciones por cajero automático.
Por su parte, el banco Provincia cuenta con más de un millón de personas bancarizadas por los planes sociales. Todos los que poseen tarjetas para alimentos pertenecen a los dos últimos decíles. Actualmente, se estudia la posibilidad de otorgar cajas de ahorro o cuentas corrientes, sin ningún tipo de costo y con una tasa de interés que permita un rendimiento, a los sectores pobres. El titular podría cargar la tarjeta con efectivo en cualquier Pago Fácil o punto de recarga y retirar el importe en cualquier momento que lo necesite.
Daniel Arroyo, presidente del programa Fuerza Solidaria del Banco Provincia, afirmó que quienes están recibiendo microcréditos para máquinas, herramientas, bienes de capital e insumos son los pequeños comerciantes, personas que tienen un oficio, que proveen un servicio y que no califican para obtener un crédito en el mercado. "Las personas devuelven el préstamo cada 15 o 20 días, porque quieren volver a sacar otro crédito y la tasa de mora es muy baja, del dos por ciento", comentó Arroyo.
Actualmente, Fuerza Solidaria llega a 50.000 personas, ha desembolsado 37 millones de pesos y tiene previsto llegar ésta año, a los 100 millones de pesos. El promedio de los créditos es de 3.000 pesos.
Con relación a los créditos para el consumo, Arroyo aseguró que si el sistema de microcréditos se transforma en microahorro y da crédito al consumo con una tasa de referencia baja, todos los demás créditos bajarían sus réditos. "Como el microcrédito implica una gran operatoria, se necesitaría que el Estado subsidie tasas, de modo que el acreedor se vea beneficiado y no lo hunda el interés", concluyó Arroyo.
Acercar el crédito a los sectores más vulnerables a través de las redes sociales, promovería el desarrollo local y mejoraría la calidad de producción. Un derrame de abajo hacia arriba, ni más ni menos.
Bienvenidos al blog con reflexiones y actualidad sobre políticas públicas para la Argentina que viene.
domingo, 30 de mayo de 2010
sábado, 29 de mayo de 2010
“La violencia y la tensión social tienen que ver con la desigualdad”
(publicado en www.datarioja.com)
Presentación del libro "Políticas sociales. Ideas para un debate necesario" en La Rioja
El ex ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires llegó a La Rioja para exponer su visión sobre las políticas sociales en el país sintetizadas en seis problemas centrales. Uno de ellos y que genera gran preocupación es que 900 mil jóvenes no estudian ni trabajan. También presentó algunas propuestas.
“El primer problema social que tiene la Argentina –comenzó marcando Arroyo- es que una parte de la población vive parecido al Siglo XIX, no tiene lo mínimo de lo mínimo, después de que la economía creció y que se desarrollaron las nuevas tecnologías, no tienen baños en sus casas ni las condiciones mínimas de habitabilidad”. También dijo que esta realidad es más visible en algunas provincias según se trate del norte o sur de país. “Esto marca la pobreza extrema y estructural que aún en años de crecimiento no se ha mejorado”, agregó.
El segundo problema social que marcó es la informalidad económica. “De 100 personas que trabajan, 90 no tienen boleta de salario. Esto es: no tiene obra social, hasta ahora no cobraban asignación por hijo, no tienen beneficios sindicales, no tienen claro si se van a jubilar o no. Tienen una situación precaria. No solo son pobres en Argentina los que no trabajan, muchos de los que trabajan también lo son. Están en una situación vulnerable y precaria dentro de lo informal”, señaló el autor del libro Políticas Sociales, ideas para un debate necesario”.
Arroyo sostiene que “una parte del 40 por ciento del sector informal, es gente que va a trabajar todos los días y no está registrada, que va a una empresa o fábrica todos los días. La otra parte son cuentapropistas. En Argentina es pobre el gasista, el plomero, el carpintero que no tienen máquinas para poder trabajar. Es pobre el que no tiene nada, pero también el que no tiene máquinas ni tampoco acceso al crédito”. En este sentido, lo mismo le sucede a una mujer que confecciona remeras en su casa. Cuando disminuye la actividad, disminuyen sus ingresos y reproduce el círculo de la pobreza. Esta informalidad económica genera para Arroyo la precariedad permanente.
El tercer problema social que marcó el profesional es la desigualdad, las diferencia sociales. “En los ´70 cada 10 pesos que ganaba el 10 por ciento más rico, un peso ganaba el 10 por ciento más pobre. En el 2001 esa diferencia se fue de 44 a 1. Esto significa que hubo un proceso de concentración brutal en Argentina, hubo un grupo que se quedó con todo y el resto lo miraba de afuera. Hoy hemos mejorado, pero esa diferencia es de 30 a 1, estamos mejor que en el 2001 pero mucho peor de lo que marca la historia Argentina, y con una situación de mucha desigualdad”, agregó.
Dijo también que “la violencia y la tensión social tiene que ver con la desigualdad, eso de la ñata contra el vidrio, de que uno no llega a fin de mes y a pocas cuadras de la casa hay otro que tiene todo. Eso genera bronca, tensión, violencia. Claramente la desigualdad es un problema central en la Argentina, si no se resuelve esto no se va a resolver el tema de la violencia. Vivimos en un mundo donde cada vez se quiere tener más y más”.
En relación al cuarto problema social, Arroyo dijo que el más grande y complejo que tiene el país es la situación en la que viven muchos jóvenes. Si bien hay diversos sectores con dificultades, “el que está peor son los jóvenes de 16 a 24 años. Son 900 mil jóvenes que no estudian ni trabajan. Que directamente están en la esquina sin hacer nada, que están en la escuela un tiempo y quedan afuera, que tampoco logran sostenerse en el mundo laboral”, señaló. Y agregó: “No son jóvenes con problemas de aprendizaje. Lo que le cuesta es ir a trabajar ocho horas, tener ritmo, porque no ha visto ni a sus padres ni a sus abuelos trabajar”.
En Argentina la sociabilidad la da la escuela. Un chico se levanta, se lava los dientes, se pone el guardapolvo y va a la escuela. La escuela da un método para conseguir trabajo, formar una pareja, hacer amigos. Cuando uno no tiene método no tiene solo dificultades para trabajar sino para vivir. Les cuesta sostener un ritmo, aseguró Arroyo.
“El quinto problema social significativo, tiene que ver con que nuestro país se ha fragmentado respecto a su territorio. La concentración de los recursos. Tenemos regiones que se han desenganchado y otras que se han enganchado a un mundo más global. No solo hay una fragmentación social sino territorial”. Para Arroyo esto exige repensar el tema de los recursos y el apoyo económico a los gobiernos provinciales y municipales. Hoy la Nación tiene el 70 por ciento de los recursos, todas las provincias juntas tienen el 23 por ciento y los 2.200 municipios tienen solamente el 7 por ciento, ilustró.
El sexto problema social que marcó es la crisis en las organizaciones de la sociedad civil. “Argentina tiene cerca de 80 mil instituciones entre las que se encuentran uniones vecinales, de fomento, roperos comunitarios, ONG´s religiosas. La mayoría tiene muy poquita plata, hace lo que pueden como pueden, les cuesta un montón poder encarar y hacer. Tenemos muchos recursos en estado nacional y muchas dificultades en las redes sociales y hace que la gente se canse”, señaló.
Arroyo, ante un auditorio lleno aclaró que la idea de resumir los problemas sociales en seis no implica desconocer todos aquellos vinculados al sistema educativo y de salud. su exposición y presentación del libro se realizó el miércoles 19 de mayo en el Espacio 73 por invitación del Ministerio de Desarrollo Social que preside Griselda Herrera.
Qué hacer
Una vez finalizado el diagnóstico, Arroyo propuso discutir qué hacer. “En un momento donde hay recursos y un contexto económico favorable, hay que decidir qué hacer en los próximos años. Algunas de las ideas del libro es encarar el desarrollo local”, expresó.
Una de las políticas que resaltó como necesaria y muy significativa que es lo que ha comenzado a hacer el gobierno nacional: universalizar. “Extender la política social para todos. Es una manera de combatir el clientelismo en política social, la discrecionalidad”.
El licenciado explicó que antes solo cobraban salario familiar los que tenían boleta de salario. Además recordó que cuando se implementó la asignación familiar años atrás, la formalidad laboral era mayor, entonces tenía sentido unirla a la boleta de salario. En cambio actualmente el 40 por ciento de la gente que trabaja no tiene boleta social y además el 12 por ciento está desocupada.
A partir de la asignación universal por hijo que implementó recientemente el gobierno nacional, todas las familias con hijos menores de 18 años la reciben. “Es un buen punto de arranque, si logramos que esto continúe, se convierta en ley funcione para los próximos 20 años”, agregó Arroyo.
Otra de las políticas sociales que Arroyo cree que deben instalarse, es una red de tutores que acompañen a los jóvenes. Dijo que él advierte que los jóvenes no creen ni en la política en general ni en las instituciones pero si en las personas: en un docente, en el sacerdote del barrio, en un técnico amigo. Necesitan que alguien los contenga, los escuche, se interese por ellos.
Un dato no menor que brindó el funcionario, es que hay un 98 por ciento de escolaridad a nivel primario mientras que en el secundario solo llega al 60 por ciento. El 40 por ciento se queda sin ir o abandona. “Este es otro de los puntos clave en el que el Estado debe trabajar si realmente cree que los jóvenes son el futuro del país”, sugirió.
jueves, 27 de mayo de 2010
Los desafíos para el país en los próximos años
En una entrevista realizada por Marcelo Zlotogwiazda en el programa "La otra pata" que emite Radio Mitre, Daniel Arroyo, ex ministro de Desarrollo Social bonaerense, sostuvo que en este Bicentenario hay cuatro puntos para los que se deben delinear políticas de Estado: pobreza extrema, precariedad laboral, desigualdad social y 900 mil jóvenes que no estudian ni trabajan.
link para escuchar la entrevista completa: ArroyoenLaotrapata
miércoles, 26 de mayo de 2010
Presentan libro sobre políticas sociales en San Julián
Danuel Arroyo presentará su libro "Políticas sociales. Ideas para un debate necesario" este viernes 28 de mayo, a las 17, en la ciudad de Puerto San Julián, provincia de Santa Cruz. Con la participación del intendente municipal Nelson Daniel Gleadell, el encuentro se realizará a las 17 en el Salón Auditorio Hospital Distrital “Dr. Miguel Lombardich" de esa localidad.
Licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad de Buenos Aires, Arroyo es especialista en desarrollo local, economía social, desarrollo humano y planificación social. Fue viceministro de Desarrollo Social de la Nación desde mayo de 2003 hasta diciembre de 2007 y ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires durante finales del 2007 hasta el 2009.
Editado por La Crujía, el libro analiza las principales problemáticas sociales de la Argentina y plantea una serie de ideas innovadoras en las políticas públicas de mediano y largo plazo.
Bancarizar a indigentes, el último desafío de los bancos en la Argentina bicentenaria
(Publicada en el diario El Cronista, 26 de mayo de 2010)
Por Ignacio Olivera Doll
Ya no se trata de clientes de bajos ingresos. Ahora son los “más pobres entre los pobres”: argentinos que aprendieron a pasar sus noches en la calle, que desde hace tiempo viven debajo de la línea de indigencia, y que por primera vez en sus vidas necesitan saber cómo funciona una tarjeta bancaria y cómo administrar una caja de ahorro.
El deterioro social de la Argentina, en estos años, obligó a los bancos a enfrentarse a esta nueva realidad. Y la catarata de planes sociales que se fueron instrumentando en la era K, pagados casi siempre a través de tarjetas de débito, los empujó a “hacerse cargo” de las capas más pobres del país y a adaptarse a la dificultad de capacitarlas y “hacerse entender”.
En la Argentina del Bicentenario, circulan cerca de tres millones de tarjetas de consumo que fueron provistas por los bancos en el marco de algún programa de asistencia oficial. Son el resultado de un nuevo escenario social: según el último estudio de la UCA, hoy uno de cada tres argentinos vive debajo de la línea de la pobreza, y uno de cada ocho subsiste por debajo de la de indigencia. Las entidades destacan que, si bien este bajo poder adquisitivo resulta poco tentador para sus negocios financieros, el segmento muestra algunas buenas ventajas por la “masificación” y la “fidelidad” de los clientes. En el Banco Ciudad, por ejemplo, ya existe un proyecto destinado a bancarizar a gente “en situación de calle”. Y en el Provincia circula desde hace meses una propuesta para implementar un proyecto calificado como de “micro ahorro”, que consistiría en ofrecer una tarjeta bancaria a los más carenciados del país.
“Cada vez hay más planes sociales y, por ende, más necesidad de la gente a saber cómo usar una tarjeta de débito para cobrarlos. También hay cada vez más inseguridad: hay gente que tiene que cuidarse hasta de sus propios hijos para guardar sus ahorros, y encuentra muy buena ayuda para esto en una cuenta bancaria”, comentó a este diario Patricia García, que lleva esta iniciativa en el Banco Ciudad.
Su entidad envía periódicamente un grupo de trabajadoras sociales para visitar a los hombres y mujeres de bajos recursos que residen en el hogar ‘Renacer’, de Villa Luro. Ellas les explican cómo operar en cajeros automáticos, depositar y retirar dinero, hacer consultas de saldos y transferencias a otras cuentas, y les ofrecen una tarjeta sin ningún costo, llamada Moderban, que les permite todos esos beneficios. “Nos esforzamos por concientizarlos sobre dos cosas: el costo de no estar bancarizado y la confianza que pueden tener en los canales”, contaron. La tarjeta Moderban sirve para hacer compras con la devolución del 5% del IVA, y tiene las mismas promociones de sus competidoras: 10% de descuento en indumentaria, 10% a 20% en supermercados, 75% en espectáculos y 25% en restaurantes.
El Provincia es otro de los grandes bancos que en los últimos años debió confiar en sus empleados la capacitación de los beneficiarios de planes sociales. Montado en esa experiencia, el presidente del programa Fuerza Solidaria, Daniel Arroyo, tiene hoy en mente un plan de micro ahorro: “Sería sin ningún tipo de costo, y con alguna tasa de interés que permita al titular obtener algún retorno. El beneficiario debería poder cargarla con dinero en algún punto de recarga, o retirar el efectivo, y asegurar un rendimiento si mantiene el dinero depositado”, contó.
Quienes siguen de cerca las transacciones de los clientes más carenciados explican que el mayor obstáculo a sortear en estas iniciativas es la enorme desconfianza que tienen sobre el sistema financiero: “Tienen miedo de que el depósito no esté realmente, y por eso suelen extraer el dinero que tienen en la caja de ahorro y volverlo a depositar. Con eso comprueban que la plata está”, cuentan.
ver la nota completa en http://www.cronista.com/notas/232649-bancarizar-indigentes-el-ultimo-desafio-los-bancos-la-argentina-bicentenaria
Por Ignacio Olivera Doll
Ya no se trata de clientes de bajos ingresos. Ahora son los “más pobres entre los pobres”: argentinos que aprendieron a pasar sus noches en la calle, que desde hace tiempo viven debajo de la línea de indigencia, y que por primera vez en sus vidas necesitan saber cómo funciona una tarjeta bancaria y cómo administrar una caja de ahorro.
El deterioro social de la Argentina, en estos años, obligó a los bancos a enfrentarse a esta nueva realidad. Y la catarata de planes sociales que se fueron instrumentando en la era K, pagados casi siempre a través de tarjetas de débito, los empujó a “hacerse cargo” de las capas más pobres del país y a adaptarse a la dificultad de capacitarlas y “hacerse entender”.
En la Argentina del Bicentenario, circulan cerca de tres millones de tarjetas de consumo que fueron provistas por los bancos en el marco de algún programa de asistencia oficial. Son el resultado de un nuevo escenario social: según el último estudio de la UCA, hoy uno de cada tres argentinos vive debajo de la línea de la pobreza, y uno de cada ocho subsiste por debajo de la de indigencia. Las entidades destacan que, si bien este bajo poder adquisitivo resulta poco tentador para sus negocios financieros, el segmento muestra algunas buenas ventajas por la “masificación” y la “fidelidad” de los clientes. En el Banco Ciudad, por ejemplo, ya existe un proyecto destinado a bancarizar a gente “en situación de calle”. Y en el Provincia circula desde hace meses una propuesta para implementar un proyecto calificado como de “micro ahorro”, que consistiría en ofrecer una tarjeta bancaria a los más carenciados del país.
“Cada vez hay más planes sociales y, por ende, más necesidad de la gente a saber cómo usar una tarjeta de débito para cobrarlos. También hay cada vez más inseguridad: hay gente que tiene que cuidarse hasta de sus propios hijos para guardar sus ahorros, y encuentra muy buena ayuda para esto en una cuenta bancaria”, comentó a este diario Patricia García, que lleva esta iniciativa en el Banco Ciudad.
Su entidad envía periódicamente un grupo de trabajadoras sociales para visitar a los hombres y mujeres de bajos recursos que residen en el hogar ‘Renacer’, de Villa Luro. Ellas les explican cómo operar en cajeros automáticos, depositar y retirar dinero, hacer consultas de saldos y transferencias a otras cuentas, y les ofrecen una tarjeta sin ningún costo, llamada Moderban, que les permite todos esos beneficios. “Nos esforzamos por concientizarlos sobre dos cosas: el costo de no estar bancarizado y la confianza que pueden tener en los canales”, contaron. La tarjeta Moderban sirve para hacer compras con la devolución del 5% del IVA, y tiene las mismas promociones de sus competidoras: 10% de descuento en indumentaria, 10% a 20% en supermercados, 75% en espectáculos y 25% en restaurantes.
El Provincia es otro de los grandes bancos que en los últimos años debió confiar en sus empleados la capacitación de los beneficiarios de planes sociales. Montado en esa experiencia, el presidente del programa Fuerza Solidaria, Daniel Arroyo, tiene hoy en mente un plan de micro ahorro: “Sería sin ningún tipo de costo, y con alguna tasa de interés que permita al titular obtener algún retorno. El beneficiario debería poder cargarla con dinero en algún punto de recarga, o retirar el efectivo, y asegurar un rendimiento si mantiene el dinero depositado”, contó.
Quienes siguen de cerca las transacciones de los clientes más carenciados explican que el mayor obstáculo a sortear en estas iniciativas es la enorme desconfianza que tienen sobre el sistema financiero: “Tienen miedo de que el depósito no esté realmente, y por eso suelen extraer el dinero que tienen en la caja de ahorro y volverlo a depositar. Con eso comprueban que la plata está”, cuentan.
ver la nota completa en http://www.cronista.com/notas/232649-bancarizar-indigentes-el-ultimo-desafio-los-bancos-la-argentina-bicentenaria
Promoción educativa y sociolaboral de los jóvenes
La asociación civil ETIS (Equipo de Trabajo e Investigación Social) lanza el próximo lunes 31 de mayo, en la ciudad de Buenos Aires, el proyecto “Mejorando participativamente las estrategias comunitarias de acceso, retención y promoción educativa y sociolaboral de las y los adolescentes y jóvenes en Gran Buenos Aires, San Miguel de Tucumán y Formosa”. La presentación se realizará en el Auditorio de la Fundación Navarro Viola (Avenida Quintana 174).
En ese marco, Daniel Arroyo participará, a las 11.30, en el panel “Los desafíos para la inserción laboral de los adolescentes y jóvenes en el contexto actual”, junto a Federico Ludueña (coordinador del programa Jóvenes por Más y Mejor Trabajo del Ministerio de Trabajo de la Nación); Juan José Estévez (director de Formación Profesional de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires); y Víctor De Gennaro, de la Central de Trabajadores Argentinos.
La apertura del encuentro, a las 10, participarán Norberto Padilla (presidente de la Fundación Navarro Viola), César García Alvarez (de la Delegación de la Unión Europea en Argentina); y Pablo Urquiza (director de Políticas Socioeducativas del Ministerio de Educación de la Nación).
También expondrán el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, del Servicio de Paz y Justicia; y Henry Chiroque Solano, de Save the Children.
Los objetivos del proyecto apuntan al fortalecimiento de estrategias y propuestas comunitarias para el acompañamiento de los adolescentes en su inserción laboral y su participación social, educativa y cultural. También busca promover estrategias efectivas para el acompañamiento y promoción socioeducativa y laboral de los adolescentes de sectores urbano marginales y generar incidencia en la articulación de políticas públicas referidas al acompañamiento y promoción de los adolescentes de sectores urbano marginales.
En ese marco, Daniel Arroyo participará, a las 11.30, en el panel “Los desafíos para la inserción laboral de los adolescentes y jóvenes en el contexto actual”, junto a Federico Ludueña (coordinador del programa Jóvenes por Más y Mejor Trabajo del Ministerio de Trabajo de la Nación); Juan José Estévez (director de Formación Profesional de la Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires); y Víctor De Gennaro, de la Central de Trabajadores Argentinos.
La apertura del encuentro, a las 10, participarán Norberto Padilla (presidente de la Fundación Navarro Viola), César García Alvarez (de la Delegación de la Unión Europea en Argentina); y Pablo Urquiza (director de Políticas Socioeducativas del Ministerio de Educación de la Nación).
También expondrán el Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel, del Servicio de Paz y Justicia; y Henry Chiroque Solano, de Save the Children.
Los objetivos del proyecto apuntan al fortalecimiento de estrategias y propuestas comunitarias para el acompañamiento de los adolescentes en su inserción laboral y su participación social, educativa y cultural. También busca promover estrategias efectivas para el acompañamiento y promoción socioeducativa y laboral de los adolescentes de sectores urbano marginales y generar incidencia en la articulación de políticas públicas referidas al acompañamiento y promoción de los adolescentes de sectores urbano marginales.
sábado, 15 de mayo de 2010
Presentan libro sobre políticas sociales en La Rioja
En el marco de los festejos por el Bicentenario de la Nación Argentina y en coincidencia con un nuevo aniversario de la Ciudad de La Rioja, el Ministerio de Desarrollo Social riojano invitó a Daniel Arroyo para presentar el libro “Políticas Sociales. Ideas para un debate necesario" el próximo 19 de mayo, a las 19, en el Espacio 73 (Catamarca 73, La Rioja).
La presentación estará a cargo de la ministra de Desarrollo Social provincial Griselda Herrera, quien realizará una introducción sobre la publicación y su visión acerca de las políticas sociales. Más tarde será el turno de Daniel Arroyo, quien disertará acerca de su publicación.
Daniel Arroyo es Licenciado en Ciencias Políticas, especialista en Desarrollo Local, Economía Social, Desarrollo Humano y Planificación Social. Fue Secretario de Políticas Sociales y Desarrollo Humano del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación desde el año 2003 hasta el 2007 y Ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires durante finales del 2007 hasta el 2009.
En su publicación realiza distintos aportes para los problemas sociales en la Argentina de fines de la primera década del siglo XXI. Según el autor, estos problemas se concentran en cuatro ejes. "En primer lugar, la pobreza estructural que representa al 10% de la población que no cubre las necesidades mínimas nutricionales, de servicios básicos o de vivienda; en segundo lugar la precarización laboral que refiere al 40% del sector informal de la economía (trabajo no registrado o cuenta propista) que se encuentra en situación vulnerable; en tercer lugar la desigualdad que ha transformado a la Argentina de un país bien parejo (en la década del ´70 la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre era de 7 a 1) a un país con fuertes contrastes y la sensación para muchas personas de la “ñata contra el vidrio” (la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre se fue a 44 a 1 en el año 2001 y hoy es de 31 a 1); y en cuarto lugar por último, la inclusión del sector que esta claramente pero que el resto y que son los 900 mil jóvenes que no estudian ni trabajan”.
Arroyo presenta un análisis acerca de cómo ha evolucionado la sociedad argentina, las nuevas formas de organización y las demandas sobre el Estado. También aborda cuestiones vinculadas al desarrollo local y la economía social (sobre la idea de que una parte importante de las respuestas pasan por allí) y al desafío de poner en marcha políticas sociales de segunda generación, superado ya el concepto de políticas focalizadas o de programas sociales acotados a determinados grupos vulnerables.
Con este libro Arroyo busca “generar un aporte sincero a un debate necesario sobre como hacemos para que la situación social mejore definitivamente en nuestro país”.
jueves, 13 de mayo de 2010
"La asignación universal creó un nuevo derecho"
(Entrevista con Radio Olavarría)
“La Asignación Universal por Hijo impactó en tres niveles. Fundamentalmente se creó un nuevo derecho en el país”, lo dijo el ex Ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires Daniel Arroyo.
Arroyo habló con Radio Olavarría y explicó como fue el impacto de esta medida decidida por el Gobierno Nacional. El ex ministro indicó que en todos los hogares donde hay chicos menores de 18 años se recibe ahora un salario familiar o la asignación por hijo. De esta forma, aseguró que “ahora hay un piso de arranque”.
Además dijo que casi 700 mil millones de pesos están siendo volcados al consumo y eso hace al desarrollo local de las distintas ciudades del país.
Arroyo señaló que “estamos muy cerca de la medida que sea ideal”. Mencionó que restaría para lograr la universalidad la incorporación de los monotributistas como así también los chicos que concurren escuelas privadas. Además sería importante, dijo, que la asignación también la cobren aquellas personas que cobran menos de 1500 pesos. Arroyo subrayó la importancia de que la Asignación Universal por Hijo logre continuidad a través de la sanción de una Ley.
“La Asignación Universal por Hijo impactó en tres niveles. Fundamentalmente se creó un nuevo derecho en el país”, lo dijo el ex Ministro de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires Daniel Arroyo.
Arroyo habló con Radio Olavarría y explicó como fue el impacto de esta medida decidida por el Gobierno Nacional. El ex ministro indicó que en todos los hogares donde hay chicos menores de 18 años se recibe ahora un salario familiar o la asignación por hijo. De esta forma, aseguró que “ahora hay un piso de arranque”.
Además dijo que casi 700 mil millones de pesos están siendo volcados al consumo y eso hace al desarrollo local de las distintas ciudades del país.
Arroyo señaló que “estamos muy cerca de la medida que sea ideal”. Mencionó que restaría para lograr la universalidad la incorporación de los monotributistas como así también los chicos que concurren escuelas privadas. Además sería importante, dijo, que la asignación también la cobren aquellas personas que cobran menos de 1500 pesos. Arroyo subrayó la importancia de que la Asignación Universal por Hijo logre continuidad a través de la sanción de una Ley.
martes, 11 de mayo de 2010
Charla junto a Kosacoff y Cheresky en la Feria del Libro
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) organizó en el marco de la 36° Feria Internacional del Libro, a una mesa de análisis y debate sobre “Perspectivas de Desarrollo Económico, Social e Institucional de la Argentina”.
En el debate que se realizó el 1° de mayo, Daniel Arroyo y el director de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en la Argentina, Bernardo Kosacoff, compartieron con el público sus análisis sobre las perspectivas para los próximos años del desarrollo social y productivo nacional respectivamente.
Por su parte, el politólogo Isidoro Cheresky realizó una presentación sobre las perspectivas institucionales en la Argentina.
En el debate que se realizó el 1° de mayo, Daniel Arroyo y el director de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en la Argentina, Bernardo Kosacoff, compartieron con el público sus análisis sobre las perspectivas para los próximos años del desarrollo social y productivo nacional respectivamente.
Por su parte, el politólogo Isidoro Cheresky realizó una presentación sobre las perspectivas institucionales en la Argentina.
“La asignación universal es una bisagra en materia de política social"
(entrevista realizada por el Informe Digital Metropolitano, de la Fundación Metropolitana)
Arroyo es un destacado académico, investigador y docente de FLACSO que en los últimos seis años se desempeñó en la función pública, como viceministro nacional de Desarrollo y luego en el homónimo ministerio provincial. Analiza el impacto de la asignación, la relación entre pobreza y endeudamiento, y propone un cambio cualitativo en las acciones estatales.
Id Metropolitano ¿Qué evaluación hacés de la Asignación Universal por Hijo pensada en clave de una historia de las políticas sociales en el país?
Daniel Arroyo: La asignación universal es una bisagra, un cambio sustantivo, en materia de política social. En primer lugar, porque agrega un nuevo derecho que no existía en la Argentina y, en segundo lugar, porque es un primer intento de política universal no focalizada. El derecho tiene que ver con que hasta acá la asignación la estaba cobrando el que tenía un salario o lo descontaba de ganancias. Eso tenía lógica cuando se creó en los años cuarenta y cincuenta cuando el 97% de los trabajadores estaba en blanco. Toda la protección social argentina se hizo pasar por el salario: la asignación, las obras sociales, la jubilación, el beneficio sindical, todo pasaba por el salario. La asignación establece un nuevo piso importante de ciudadanía. Habría que revisar algunas cosas: el tema que sólo los monotributistas sociales entren, que los que ganan más de 1500 pesos o los que van a colegios privados no entren.
IdM: ¿Qué impacto tiene sobre los sectores sociales más vulnerables?
DA: La asignación va camino a ser una transferencia de 7 mil millones de pesos. Con ese ingreso, la gente va a comprar al mercado de la esquina. Un efecto secundario tiene que ver con alentar la economía local. Nosotros implementamos en la provincia de Buenos Aires la tarjeta Alimentos e implementamos una asignación para chicos de 0 a 6 años (,) y, tenemos estudiado que la gente consume cerca de su casa. Sobre qué impacto tiene sobre la pobreza, creo que hay tres factores para pensar qué va a pasar con la pobreza en la Argentina en los próximos años. En primer lugar, cuánto se extiende la asignación. La segunda cuestión es la inflación, tenemos un 25, 30% de inflación en alimentos, que es lo que más consumen los pobres. En tercer lugar, la reducción de la pobreza va a estar vinculada en la Argentina con la cantidad de empleo que genere la construcción, el sector textil, el calzado, el metalmecánico, las curtiembres y los frigoríficos. Esos seis sectores incluyen a los jóvenes con menor calificación, a los pibes sin el secundario completo.
IdM: También la asignación impacta positivamente sobre educación y salud. ¿Creés que la asignación viene a complementar otras intervenciones que se han hecho desde el Estado tendientes a mejorar la situación de los sectores más vulnerables?
DA: El problema de la pobreza tiene varios componentes. Si debo describir el perfil de la pobreza en la Argentina, tenemos un 10 o 12% de pobreza extrema en la Argentina, los que no tienen las condiciones mínimas. Después está la informalidad económica, el principal problema ahí es la falta de capital, de dinero. Tercero, la desigualdad, que es el origen de la violencia en la Argentina. Cuarto, los 900 mil jóvenes que no trabajan ni estudian. En el Conurbano, hay alrededor de 400 mil. Quinto, los grandes centros urbanos. El Gran Buenos Aires requiere una dinámica de tratamiento específica, hay 11 millones de personas en menos del 1% del territorio nacional. Por último, la red de organizaciones sociales que está muy quebrada, hoy tenemos más Estado que sociedad civil. Claramente, la Argentina tiene pobreza por falta de capital. Hay un fenómeno muy complicado que está pasando en el Conurbano que tiene que ver con que la gente se está endeudando, pasa por Crédito Fácil o Crédito Ya y con la fotocopia del documento saca un crédito al 170% anual. Cuando no puede pagar se vuelve a endeudar. Hay una relación compleja entre pobreza y endeudamiento. De allí la importancia del crédito, de los microcréditos para emprendimientos.
IdM: Y si pensamos la pobreza acotándola al Gran Buenos Aires, ¿Qué panorama tenemos?
DA: El primer problema básico es el hacinamiento que es la primera causa de la violencia y la tensión. El pibe se va de la casa y va a la esquina. En la esquina consume, y para consumir se endeuda. Cuando se endeuda algún vivo le plantea alguna idea, que salga a robar, por ejemplo. Cuando eso ocurre toda la clase política y los medios lo señalan como responsable de la inseguridad. Para mi el foco del problema es el hacinamiento. El segundo es el tema de la pobreza con endeudamiento que recién comentábamos. El tercero, es la carencia en los servicios públicos, aunque se ha avanzado mucho en esta década. Por último, definir qué polos hay productivos hay que apoyar para que se incluya por el mundo del trabajo.
IdM: Me detengo en esa relación entre pobreza y endeudamiento. ¿Tenés alguna cifra sobre el fenómeno?
DA: No tengo las cifras de cuánta gente se está endeudando. Sí tenemos en claro que hay 4 millones de personas en la Argentina, una buena parte vive en Conurbano, que trabajan y no acceden a crédito bancario. Los microcréditos vinculados al Estado llegan a doscientas mil personas. Hay 3,8 millones que no acceden a crédito “oficial” y en ese universo están los que se endeudan de otra forma.
IdM: ¿Cuánto ha repercutido en mejorar la calidad de vida de los habitantes del Conurbano las diferentes acciones del Estado, pienso en la ampliación de cloacas, agua y viviendas?
DA: En el conurbano, la vida diaria de las personas tiene dos dimensiones. Por un lado, está la vivienda y los servicios básicos. Al ritmo que vamos, que es mayor al de otras épocas, necesitamos una década para que el 60% tenga agua y cloacas. Está claro que hay un problema de escala. El conurbano tiene un tema de superpoblación, se incrementan los servicios pero también la cantidad de habitantes. Por el otro lado, están los transportes, las personas no sólo viven en una casa de material o no, sino también que viaja en trenes, colectivos, subte y eso genera malhumor. Noto mucho malestar en la vida cotidiana que genera mucha tensión. Está mejor que en 2003 pero en la vida cotidiana convive con servicios muy poco amigables.
IdM: Vuelvo a la asignación, muchas veces se la señaló como contradictoria con la construcción de una cultura del trabajo, ¿cuál es tu impresión?
DA: No hay ninguna contradicción. Es un derecho de los chicos. En la práctica estaban cobrando la asignación los que ya trabajaban, era un derecho al revés. Puede ser más discutible con los programas de empleo. Con la asignación no. No se está creando un derecho para un sector, sino que ese sector estaba excluido de ese derecho. No hay ninguna tensión.
IdM: El Estado, la ANSES, han resuelto bastante bien la implementación de la asignación, contra lo que se suele decir sobre una supuesta ineficacia estatal…
DA: Tenemos poco Estado para la complejidad de problemas que hay en la Argentina. Faltan instrumentos y procedimientos. La ANSES es la gran base de datos de la Argentina. Lo que viene de acá en más, es buscar a los pobres extremos, y eso no es una tarea del ANSES. Está claro que ANSES funciona muy bien.
IdM: Se ha destacado la asignación en relación a otros grandes programas latinoamericanos…
DA: Una intervención muy grande es el Plan Oportunidades en México. Se buscó que los chicos vuelvan a las escuelas, se hizo en las zonas rurales. No fue un programa universal, fue exitoso. En Brasil, el Programa Familia es parecido, es más ambiciosa porque incluye microcréditos, capacitación, etc. El argentino es el que avanza hacia la universalización. Tenemos muchos programas y políticas sociales que van por diferentes lugares, falta mayor articulación. Es lo que viene. En términos relativos es el más grande de América Latina.
IdM: Decías que la asignación daba cuenta de un cambio cualitativo de las intervenciones públicas, que da cuenta de una nueva Argentina, de nuevos problemas. ¿Qué otras acciones estatales están haciendo falta?
DA: Lo que se ha hecho hasta al momento yo lo reconozco como un piso. Hasta ahora se ha trabajado de manera artesanal, pos crisis. Lo que viene son nuevas intervenciones. Una de ellas, deberá apuntar a los 900 mil jóvenes que no trabajan ni estudian. Eso requiere dos mil millones de pesos anuales. También hay que modificar el sistema secundario. Hoy un chico abandona a los 11, vuelve a estudiar a los 15 y vuelve con los pibes de 11. Eso no puede ser. Hay un tema, entonces, que se llama jóvenes. Otro gran tema, es grandes centros urbanos. El Conurbano, ni hablar. Se necesitan fuertes inversiones, la Argentina es inviable si no hay en el GBA una fuerte inversión. Lo mismo para Rosario y Córdoba. Lo tercero que es importante es la definición de sectores productivos estratégicos que incluyan a miles de personas.
IdM: ¿Cuál es tu visión sobre el programa Envión que se desarrolla en la provincia?DA: Va en la dirección correcta, incluye becas, es valioso, tiene un problema de escala. Todo va en la dirección correcta pero falta una inversión gigantesca. Mi hipótesis es que la Argentina va a crecer durante cinco o seis años, todas las variables macroeconómicas son positivas para Argentina, Brasil, Chile. Entonces, lo que no hagamos en los próximos años, con una Argentina en crecimiento, no se va a hacer más. Hay que acelerar, no es tiempo de pruebas pilotos. Es necesario un salto de escala muy fuerte. Intento promover eso.
IdM: ¿Qué evaluación hacés sobre lo que fue tu paso por la administración pública, viniendo desde la academia?DA: Fue un paso importante, estuve cuatro años como viceministro de Desarrollo nacional y dos en provincia de Buenos Aires. Quería ir a la provincia. Se hicieron transformaciones grandes, como el programa Alimentos. Haber instalado el tema productivo, de microcréditos, como parte de las políticas sociales, también es importante, al igual que haber empezado a universalizar las políticas sociales. Fue un paso positivo.
Arroyo es un destacado académico, investigador y docente de FLACSO que en los últimos seis años se desempeñó en la función pública, como viceministro nacional de Desarrollo y luego en el homónimo ministerio provincial. Analiza el impacto de la asignación, la relación entre pobreza y endeudamiento, y propone un cambio cualitativo en las acciones estatales.
Id Metropolitano ¿Qué evaluación hacés de la Asignación Universal por Hijo pensada en clave de una historia de las políticas sociales en el país?
Daniel Arroyo: La asignación universal es una bisagra, un cambio sustantivo, en materia de política social. En primer lugar, porque agrega un nuevo derecho que no existía en la Argentina y, en segundo lugar, porque es un primer intento de política universal no focalizada. El derecho tiene que ver con que hasta acá la asignación la estaba cobrando el que tenía un salario o lo descontaba de ganancias. Eso tenía lógica cuando se creó en los años cuarenta y cincuenta cuando el 97% de los trabajadores estaba en blanco. Toda la protección social argentina se hizo pasar por el salario: la asignación, las obras sociales, la jubilación, el beneficio sindical, todo pasaba por el salario. La asignación establece un nuevo piso importante de ciudadanía. Habría que revisar algunas cosas: el tema que sólo los monotributistas sociales entren, que los que ganan más de 1500 pesos o los que van a colegios privados no entren.
IdM: ¿Qué impacto tiene sobre los sectores sociales más vulnerables?
DA: La asignación va camino a ser una transferencia de 7 mil millones de pesos. Con ese ingreso, la gente va a comprar al mercado de la esquina. Un efecto secundario tiene que ver con alentar la economía local. Nosotros implementamos en la provincia de Buenos Aires la tarjeta Alimentos e implementamos una asignación para chicos de 0 a 6 años (,) y, tenemos estudiado que la gente consume cerca de su casa. Sobre qué impacto tiene sobre la pobreza, creo que hay tres factores para pensar qué va a pasar con la pobreza en la Argentina en los próximos años. En primer lugar, cuánto se extiende la asignación. La segunda cuestión es la inflación, tenemos un 25, 30% de inflación en alimentos, que es lo que más consumen los pobres. En tercer lugar, la reducción de la pobreza va a estar vinculada en la Argentina con la cantidad de empleo que genere la construcción, el sector textil, el calzado, el metalmecánico, las curtiembres y los frigoríficos. Esos seis sectores incluyen a los jóvenes con menor calificación, a los pibes sin el secundario completo.
IdM: También la asignación impacta positivamente sobre educación y salud. ¿Creés que la asignación viene a complementar otras intervenciones que se han hecho desde el Estado tendientes a mejorar la situación de los sectores más vulnerables?
DA: El problema de la pobreza tiene varios componentes. Si debo describir el perfil de la pobreza en la Argentina, tenemos un 10 o 12% de pobreza extrema en la Argentina, los que no tienen las condiciones mínimas. Después está la informalidad económica, el principal problema ahí es la falta de capital, de dinero. Tercero, la desigualdad, que es el origen de la violencia en la Argentina. Cuarto, los 900 mil jóvenes que no trabajan ni estudian. En el Conurbano, hay alrededor de 400 mil. Quinto, los grandes centros urbanos. El Gran Buenos Aires requiere una dinámica de tratamiento específica, hay 11 millones de personas en menos del 1% del territorio nacional. Por último, la red de organizaciones sociales que está muy quebrada, hoy tenemos más Estado que sociedad civil. Claramente, la Argentina tiene pobreza por falta de capital. Hay un fenómeno muy complicado que está pasando en el Conurbano que tiene que ver con que la gente se está endeudando, pasa por Crédito Fácil o Crédito Ya y con la fotocopia del documento saca un crédito al 170% anual. Cuando no puede pagar se vuelve a endeudar. Hay una relación compleja entre pobreza y endeudamiento. De allí la importancia del crédito, de los microcréditos para emprendimientos.
IdM: Y si pensamos la pobreza acotándola al Gran Buenos Aires, ¿Qué panorama tenemos?
DA: El primer problema básico es el hacinamiento que es la primera causa de la violencia y la tensión. El pibe se va de la casa y va a la esquina. En la esquina consume, y para consumir se endeuda. Cuando se endeuda algún vivo le plantea alguna idea, que salga a robar, por ejemplo. Cuando eso ocurre toda la clase política y los medios lo señalan como responsable de la inseguridad. Para mi el foco del problema es el hacinamiento. El segundo es el tema de la pobreza con endeudamiento que recién comentábamos. El tercero, es la carencia en los servicios públicos, aunque se ha avanzado mucho en esta década. Por último, definir qué polos hay productivos hay que apoyar para que se incluya por el mundo del trabajo.
IdM: Me detengo en esa relación entre pobreza y endeudamiento. ¿Tenés alguna cifra sobre el fenómeno?
DA: No tengo las cifras de cuánta gente se está endeudando. Sí tenemos en claro que hay 4 millones de personas en la Argentina, una buena parte vive en Conurbano, que trabajan y no acceden a crédito bancario. Los microcréditos vinculados al Estado llegan a doscientas mil personas. Hay 3,8 millones que no acceden a crédito “oficial” y en ese universo están los que se endeudan de otra forma.
IdM: ¿Cuánto ha repercutido en mejorar la calidad de vida de los habitantes del Conurbano las diferentes acciones del Estado, pienso en la ampliación de cloacas, agua y viviendas?
DA: En el conurbano, la vida diaria de las personas tiene dos dimensiones. Por un lado, está la vivienda y los servicios básicos. Al ritmo que vamos, que es mayor al de otras épocas, necesitamos una década para que el 60% tenga agua y cloacas. Está claro que hay un problema de escala. El conurbano tiene un tema de superpoblación, se incrementan los servicios pero también la cantidad de habitantes. Por el otro lado, están los transportes, las personas no sólo viven en una casa de material o no, sino también que viaja en trenes, colectivos, subte y eso genera malhumor. Noto mucho malestar en la vida cotidiana que genera mucha tensión. Está mejor que en 2003 pero en la vida cotidiana convive con servicios muy poco amigables.
IdM: Vuelvo a la asignación, muchas veces se la señaló como contradictoria con la construcción de una cultura del trabajo, ¿cuál es tu impresión?
DA: No hay ninguna contradicción. Es un derecho de los chicos. En la práctica estaban cobrando la asignación los que ya trabajaban, era un derecho al revés. Puede ser más discutible con los programas de empleo. Con la asignación no. No se está creando un derecho para un sector, sino que ese sector estaba excluido de ese derecho. No hay ninguna tensión.
IdM: El Estado, la ANSES, han resuelto bastante bien la implementación de la asignación, contra lo que se suele decir sobre una supuesta ineficacia estatal…
DA: Tenemos poco Estado para la complejidad de problemas que hay en la Argentina. Faltan instrumentos y procedimientos. La ANSES es la gran base de datos de la Argentina. Lo que viene de acá en más, es buscar a los pobres extremos, y eso no es una tarea del ANSES. Está claro que ANSES funciona muy bien.
IdM: Se ha destacado la asignación en relación a otros grandes programas latinoamericanos…
DA: Una intervención muy grande es el Plan Oportunidades en México. Se buscó que los chicos vuelvan a las escuelas, se hizo en las zonas rurales. No fue un programa universal, fue exitoso. En Brasil, el Programa Familia es parecido, es más ambiciosa porque incluye microcréditos, capacitación, etc. El argentino es el que avanza hacia la universalización. Tenemos muchos programas y políticas sociales que van por diferentes lugares, falta mayor articulación. Es lo que viene. En términos relativos es el más grande de América Latina.
IdM: Decías que la asignación daba cuenta de un cambio cualitativo de las intervenciones públicas, que da cuenta de una nueva Argentina, de nuevos problemas. ¿Qué otras acciones estatales están haciendo falta?
DA: Lo que se ha hecho hasta al momento yo lo reconozco como un piso. Hasta ahora se ha trabajado de manera artesanal, pos crisis. Lo que viene son nuevas intervenciones. Una de ellas, deberá apuntar a los 900 mil jóvenes que no trabajan ni estudian. Eso requiere dos mil millones de pesos anuales. También hay que modificar el sistema secundario. Hoy un chico abandona a los 11, vuelve a estudiar a los 15 y vuelve con los pibes de 11. Eso no puede ser. Hay un tema, entonces, que se llama jóvenes. Otro gran tema, es grandes centros urbanos. El Conurbano, ni hablar. Se necesitan fuertes inversiones, la Argentina es inviable si no hay en el GBA una fuerte inversión. Lo mismo para Rosario y Córdoba. Lo tercero que es importante es la definición de sectores productivos estratégicos que incluyan a miles de personas.
IdM: ¿Cuál es tu visión sobre el programa Envión que se desarrolla en la provincia?DA: Va en la dirección correcta, incluye becas, es valioso, tiene un problema de escala. Todo va en la dirección correcta pero falta una inversión gigantesca. Mi hipótesis es que la Argentina va a crecer durante cinco o seis años, todas las variables macroeconómicas son positivas para Argentina, Brasil, Chile. Entonces, lo que no hagamos en los próximos años, con una Argentina en crecimiento, no se va a hacer más. Hay que acelerar, no es tiempo de pruebas pilotos. Es necesario un salto de escala muy fuerte. Intento promover eso.
IdM: ¿Qué evaluación hacés sobre lo que fue tu paso por la administración pública, viniendo desde la academia?DA: Fue un paso importante, estuve cuatro años como viceministro de Desarrollo nacional y dos en provincia de Buenos Aires. Quería ir a la provincia. Se hicieron transformaciones grandes, como el programa Alimentos. Haber instalado el tema productivo, de microcréditos, como parte de las políticas sociales, también es importante, al igual que haber empezado a universalizar las políticas sociales. Fue un paso positivo.
(ver la entrevista en www.metropolitana.org.ar)
jueves, 6 de mayo de 2010
Ciencia, tecnología y desarrollo inclusivo en la Argentina que viene
Nuestro país tiene cinco problemas centrales a resolver en los próximos años: a) la pobreza extrema que alcanza al 10% de la población; b) la informalidad económica que abarca al 40% de los que trabajan; c) la desigualdad que marca una diferencia de 31 a 1 entre el 10% más rico y el 10% más pobre de la población; d) los 900.000 jóvenes que no estudian ni trabajan y e) la vida en los grandes centros urbanos en los que vive el 70% de la población y en donde el hacinamiento, la precariedad laboral, la pobreza y la violencia conviven cotidianamente.
Para avanzar en un cambio estructural y tomar estas dimensiones hacen falta varias condiciones. Voluntad política para comenzar, recursos económicos en escala, una sociedad dispuesta a poner a la cuestión social en el centro y consenso entre las clases dirigentes. Sin embargo, con todo eso no alcanza si no se construye un método, un conjunto de instrumentos técnicos, un modelo de planificación que defina los criterios principales y marque el camino. Se necesita del imperioso apoyo de la ciencia y la tecnología para que la cosa funcione.
Actualmente en nuestro país existen disparidades abismales en relación con la capacidad de generación, apropiación y utilización de los conocimientos científicos y tecnológicos, los cuales se han transformado en una fuente de agudización de la brecha económica y social entre las personas, las empresas y las regiones internas (es evidente que las zonas del NEA y el NOA son las más complicadas en este aspecto).
No se puede avanzar hacia la equidad social y, mucho menos, lograr un desarrollo humano sostenible, sin un respaldo productivo básico, sólidamente tecnificado, que determine las cadenas productivas centrales de nuestro país, el modelo para los próximos años y, en ese contexto, el rol del Estado, la sociedad civil y el mercado. Tenemos que dar un salto hacia la conformación de instituciones que contengan investigación y desarrollo, servicios científico-técnicos, biotecnología, ingeniería y modelos de desarrollo organizacional, entre otras, imprescindibles tanto para la generación tecnológica propia, como para la asimilación de los recursos que ofrece el mundo global.
También se deben ampliar los interlocutores y buscar en los movimientos sociales, en las organizaciones, en las empresas de base social y en las pymes los ámbitos en los que el conocimiento sea de ida y vuelta.
La existencia de un esquema de innovación tecnológica puede establecerse a partir de la valoración de cinco aspectos fundamentales: a) la capacidad de las universidades para formar trabajadores calificados vinculados con el medio o crear nuevas tecnologías insertadas en los procesos productivos nacionales estratégicos; b) la presencia de empresas que proporcionen conocimientos especializados y estabilidad económica, que tengan un compromiso efectivo con su cadena de valor y contribuyan al desarrollo local; c) la existencia de un Estado que, regulando, evite la excesiva concentración económica sin dejar de incentivar la creatividad, la inversión y, especialmente, el crédito para los sectores que no logran dar el salto por falta de capital; d) el dinamismo empresarial de la población para poner en marcha nuevas empresas e ideas innovadoras y e) la disponibilidad de la sociedad para definir a la equidad como uno de los pilares constitutivos del modelo de desarrollo.
El contexto macroeconómico internacional que viene para adelante en Argentina parece realmente favorable. Para lograr un verdadero desarrollo (crecimiento con inclusión social) no habrá que imaginar un nuevo derrame de la economía ni soñar con una apertura ingenua y letal para nuestro aparato productivo.
Esta vez debemos apostar por nuestras capacidades, por mejores universidades, empresas con apego al conocimiento y la investigación, un aparato estatal moderno y una apuesta decidida a la equidad y a la igualación de oportunidades empezando por el sistema educativo y el mercado laboral. Depende de nosotros, el contexto nos juega a favor. Se trata de que nos salga bien para dejarles un legado mejor a nuestros hijos.
Para avanzar en un cambio estructural y tomar estas dimensiones hacen falta varias condiciones. Voluntad política para comenzar, recursos económicos en escala, una sociedad dispuesta a poner a la cuestión social en el centro y consenso entre las clases dirigentes. Sin embargo, con todo eso no alcanza si no se construye un método, un conjunto de instrumentos técnicos, un modelo de planificación que defina los criterios principales y marque el camino. Se necesita del imperioso apoyo de la ciencia y la tecnología para que la cosa funcione.
Actualmente en nuestro país existen disparidades abismales en relación con la capacidad de generación, apropiación y utilización de los conocimientos científicos y tecnológicos, los cuales se han transformado en una fuente de agudización de la brecha económica y social entre las personas, las empresas y las regiones internas (es evidente que las zonas del NEA y el NOA son las más complicadas en este aspecto).
No se puede avanzar hacia la equidad social y, mucho menos, lograr un desarrollo humano sostenible, sin un respaldo productivo básico, sólidamente tecnificado, que determine las cadenas productivas centrales de nuestro país, el modelo para los próximos años y, en ese contexto, el rol del Estado, la sociedad civil y el mercado. Tenemos que dar un salto hacia la conformación de instituciones que contengan investigación y desarrollo, servicios científico-técnicos, biotecnología, ingeniería y modelos de desarrollo organizacional, entre otras, imprescindibles tanto para la generación tecnológica propia, como para la asimilación de los recursos que ofrece el mundo global.
También se deben ampliar los interlocutores y buscar en los movimientos sociales, en las organizaciones, en las empresas de base social y en las pymes los ámbitos en los que el conocimiento sea de ida y vuelta.
La existencia de un esquema de innovación tecnológica puede establecerse a partir de la valoración de cinco aspectos fundamentales: a) la capacidad de las universidades para formar trabajadores calificados vinculados con el medio o crear nuevas tecnologías insertadas en los procesos productivos nacionales estratégicos; b) la presencia de empresas que proporcionen conocimientos especializados y estabilidad económica, que tengan un compromiso efectivo con su cadena de valor y contribuyan al desarrollo local; c) la existencia de un Estado que, regulando, evite la excesiva concentración económica sin dejar de incentivar la creatividad, la inversión y, especialmente, el crédito para los sectores que no logran dar el salto por falta de capital; d) el dinamismo empresarial de la población para poner en marcha nuevas empresas e ideas innovadoras y e) la disponibilidad de la sociedad para definir a la equidad como uno de los pilares constitutivos del modelo de desarrollo.
El contexto macroeconómico internacional que viene para adelante en Argentina parece realmente favorable. Para lograr un verdadero desarrollo (crecimiento con inclusión social) no habrá que imaginar un nuevo derrame de la economía ni soñar con una apertura ingenua y letal para nuestro aparato productivo.
Esta vez debemos apostar por nuestras capacidades, por mejores universidades, empresas con apego al conocimiento y la investigación, un aparato estatal moderno y una apuesta decidida a la equidad y a la igualación de oportunidades empezando por el sistema educativo y el mercado laboral. Depende de nosotros, el contexto nos juega a favor. Se trata de que nos salga bien para dejarles un legado mejor a nuestros hijos.
lunes, 3 de mayo de 2010
Hagamos bien lo que tenemos que hacer
(columna publicada el 28 de marzo de 2008 en el diario Página 12)
De chico era un entusiasta jugador de fútbol del club Luz y Fuerza de Castelar. Corría todas las pelotas y trataba de participar de todas las jugadas. El técnico permanentemente me decía: “Concentrate en lo tuyo, marcá la punta, hacé bien lo que tenés que hacer”.
Buen consejo para un momento complicado del mundo y de nuestro país. Todos parecemos tener más capacidad para mirar la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Nos tiramos misiles unos a otros acerca de quién tiene la culpa de la inseguridad, a quién le faltan más recursos y dónde está el responsable de que las cosas no funcionen.
Tenemos también ideas fantasiosas: suponemos que los institutos de menores son como talleres mecánicos donde uno lleva un auto que está roto y sale arreglado, sin tener en cuenta que el contexto en el que vive el chico no se altera antes ni después. Esperamos que la escuela les pongan las reglas y los límites a nuestros hijos que nosotros no sabemos cómo poner.
Buscamos identificar con un rótulo a aquello que nos genera insatisfacción en la vida cotidiana. El problema son los políticos o los sindicatos, la policía, los jueces, los pibes chorros o el que a cada uno le venga bien para no reflexionar sobre qué hace para que esto ande un poco mejor. No se trata de no cuestionar lo que evidentemente anda mal, se trata de ponerle pilas a lo que cada uno hace para que funcione mejor.
Ejemplos tenemos para todos lados: policías buenos y también policías que cometen ilícitos; maestras que se quedan sin voz para enseñar a jóvenes que están absolutamente dispersos y otras que tratan de zafar como pueden. Jueces que se comprometen con las víctimas y las acompañan por pura humanidad, y otros a los que hay que llamarlos 500 veces al teléfono para encontrarlos en su despacho. Funcionarios que hacen su trabajo con liviandad y otros que le ponen el cuerpo silenciosamente a la tarea de mover un Estado muy difícil de mover. Lo mismo se podría decir de médicos, albañiles, carpinteros y de todos nosotros.
El asunto no parece ir por ver qué ejemplos nos quitan más las culpas (ya que los hay de todas las formas y colores) sino en concentrarnos cada uno en hacer bien lo que tenemos que hacer.
En lo social, esto significa trabajar fundamentalmente sobre la pobreza estructural, la precarización laboral y la creación de oportunidades reales para los jóvenes. Generar políticas masivas orientadas a fortalecer y dar mayores derechos a las familias, que les garanticen un piso mínimo de ciudadanía. Un ejemplo de esto es el Derecho Garantizado para la Niñez que pusimos en marcha en el gobierno de Scioli y que tiende a la extensión de las asignaciones familiares a todo hogar donde hay niños menores de 6 años, para que los chicos empiecen un escalón más arriba con el primer derecho del siglo XXI real y concreto.
Otros ejemplos son los programas de microcréditos, las agencias de orientación socioproductivas, las becas para que los jóvenes encaren sus proyectos, etcétera. Tenemos que lograr que todas las cosas funcionen. Que lleguen a cambiar situaciones de desigualdad, que pase algo en serio.
Parece momento para que, cada uno en su ámbito, sigamos los consejos del director técnico de Castelar: “Concentrate en lo tuyo, marcá la punta, hacé bien lo que tenés que hacer”.
De chico era un entusiasta jugador de fútbol del club Luz y Fuerza de Castelar. Corría todas las pelotas y trataba de participar de todas las jugadas. El técnico permanentemente me decía: “Concentrate en lo tuyo, marcá la punta, hacé bien lo que tenés que hacer”.
Buen consejo para un momento complicado del mundo y de nuestro país. Todos parecemos tener más capacidad para mirar la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio. Nos tiramos misiles unos a otros acerca de quién tiene la culpa de la inseguridad, a quién le faltan más recursos y dónde está el responsable de que las cosas no funcionen.
Tenemos también ideas fantasiosas: suponemos que los institutos de menores son como talleres mecánicos donde uno lleva un auto que está roto y sale arreglado, sin tener en cuenta que el contexto en el que vive el chico no se altera antes ni después. Esperamos que la escuela les pongan las reglas y los límites a nuestros hijos que nosotros no sabemos cómo poner.
Buscamos identificar con un rótulo a aquello que nos genera insatisfacción en la vida cotidiana. El problema son los políticos o los sindicatos, la policía, los jueces, los pibes chorros o el que a cada uno le venga bien para no reflexionar sobre qué hace para que esto ande un poco mejor. No se trata de no cuestionar lo que evidentemente anda mal, se trata de ponerle pilas a lo que cada uno hace para que funcione mejor.
Ejemplos tenemos para todos lados: policías buenos y también policías que cometen ilícitos; maestras que se quedan sin voz para enseñar a jóvenes que están absolutamente dispersos y otras que tratan de zafar como pueden. Jueces que se comprometen con las víctimas y las acompañan por pura humanidad, y otros a los que hay que llamarlos 500 veces al teléfono para encontrarlos en su despacho. Funcionarios que hacen su trabajo con liviandad y otros que le ponen el cuerpo silenciosamente a la tarea de mover un Estado muy difícil de mover. Lo mismo se podría decir de médicos, albañiles, carpinteros y de todos nosotros.
El asunto no parece ir por ver qué ejemplos nos quitan más las culpas (ya que los hay de todas las formas y colores) sino en concentrarnos cada uno en hacer bien lo que tenemos que hacer.
En lo social, esto significa trabajar fundamentalmente sobre la pobreza estructural, la precarización laboral y la creación de oportunidades reales para los jóvenes. Generar políticas masivas orientadas a fortalecer y dar mayores derechos a las familias, que les garanticen un piso mínimo de ciudadanía. Un ejemplo de esto es el Derecho Garantizado para la Niñez que pusimos en marcha en el gobierno de Scioli y que tiende a la extensión de las asignaciones familiares a todo hogar donde hay niños menores de 6 años, para que los chicos empiecen un escalón más arriba con el primer derecho del siglo XXI real y concreto.
Otros ejemplos son los programas de microcréditos, las agencias de orientación socioproductivas, las becas para que los jóvenes encaren sus proyectos, etcétera. Tenemos que lograr que todas las cosas funcionen. Que lleguen a cambiar situaciones de desigualdad, que pase algo en serio.
Parece momento para que, cada uno en su ámbito, sigamos los consejos del director técnico de Castelar: “Concentrate en lo tuyo, marcá la punta, hacé bien lo que tenés que hacer”.
sábado, 1 de mayo de 2010
Hoy en la Feria del Libro
En el marco de la 36° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Daniel Arroyo participará hoy sábado, a las 21, en el panel “Perspectivas de desarrollo económico, social e institucional de la Argentina”.
Compartirá la charla debate junto al prestigioso economista Bernardo Kosacoff, quien actualmente es director de la Comisión Económica para America Latina y el Caribe (CEPAL).
Organizada por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), será coordinada por Martín Santiago. El panel se realizará en el salón María Esther de Miguel.
Con el Predio Rural de Palermo como sede, hoy la Feria permanecerá abierta hasta la 1:00 de la madrugada y a partir de las 21:00, la entrada será libre y gratuita. Habrá beneficios, ofertas y actividades especiales.
Con el Predio Rural de Palermo como sede, hoy la Feria permanecerá abierta hasta la 1:00 de la madrugada y a partir de las 21:00, la entrada será libre y gratuita. Habrá beneficios, ofertas y actividades especiales.
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